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España: Los ‘argumentos’ del diario «El Mundo» para defender el encarcelamiento del miembro de ETA De Juana Chaos

Fuentes: Gara

Una de las consecuencias más penosas del fanatismo es la incapacidad de discernir la realidad de los propios deseos en que sume al fanático. La realidad se amolda a la distorsionada imagen que hierve en su imaginación y termina por mostrar sin pudor el grave mal que le aflije. Lo mismo sucede con los caraduras. […]

Una de las consecuencias más penosas del fanatismo es la incapacidad de discernir la realidad de los propios deseos en que sume al fanático. La realidad se amolda a la distorsionada imagen que hierve en su imaginación y termina por mostrar sin pudor el grave mal que le aflije. Lo mismo sucede con los caraduras. Estos no lo hacen por influjo de la enfermedad sino por puro interés y con evidente descaro.

No sabría decir a cual de los dos impulsos obedece el editorial de ayer en «El Mundo», pero les costará encontrar una pieza más evidente de distorsiòn de la realidad.

Se felicitaba el editorialista de Pedro J. Ramírez porque Iñaki De Juana continúe en prisión y anunciaba con alegría que el preso político vasco «va a ser por fin procesado». Empieza bien.

Para justificar el hurto de la libertad a De Juana, el editorialista citaba como prueba los dichosos artículos en los que, aseguraba, «profería evidentes amenazas contra el Estado como ‘sacar vuestras sucias manos de Euskal Herria. O el futuro terminará demostrando que os quedasteis sin ellas'». Y, ¿dónde está la amenaza? ¿Qué dice De Juana que vaya a hacer él contra el Estado?

Pues al editorialista le parece que esa frase es «una prueba de la actitud intimidatoria y proetarra». O sea, nada.

El testimonio de cinco responsables de prisiones nos conduce a una situación más absurda, si cabe. Dice el editorialista que el tal testimonio, «es extremadamente revelador, no sólo porque aseguren que ellos se vieron obligados tras los artículos de De Juana a reforzar us medidas de seguridad y las de sus familias, a cambiar de hábitos y, en algunos casos, de domicilio. Es que además ellos han sido testigos directos en sus respectivos centros penitenciarios de cómo el etarra ejercía con actitud ‘chulesca’ de cabecilla y portavoz». Lo de las medidas de seguridad que se autoimponga cualquier ciudadano, sólo a él incumbe. Podríamos, de otro modo, entrar en una espiral enloquecida si cualquiera se mudara de casa y atribuyera la mudanza al miedo que le produce, por ejemplo, Pedro J. Ramírez. ¿Lo encarcelarían?

Y lo de la actitud «chulesca» es aún mejor. No sé yo si De Juana es de «actitud chulesca» pero no conozco ningún otro país donde se quiera encarcelar a nadie durante 27 años por «actitud chulesca». Bueno, tal vez en la Uganda de Idi Amin…
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