Pronto pagaremos a los inversionistas de Wall Street, a los banqueros australianos y a los contratistas españoles el privilegio de conducir por los caminos estadounidenses, desde que más de 20 estados han decretado la legislación permitiendo que las sociedades público-privadas construyan y hagan funcionar las carreteras. Las compañías de inversión. incluyendo a Goldman Sachs, Morgan […]
Pronto pagaremos a los inversionistas de Wall Street, a los banqueros australianos y a los contratistas españoles el privilegio de conducir por los caminos estadounidenses, desde que más de 20 estados han decretado la legislación permitiendo que las sociedades público-privadas construyan y hagan funcionar las carreteras. Las compañías de inversión. incluyendo a Goldman Sachs, Morgan Stanley y el Carlyle Group, están acercándose a los políticos de los estados con consejos sobre la venta de la infraestructura de carreteras públicas y del transporte. Cuando estas firmas de inversión aconsejan a los funcionarios de los estados sobre el futuro de este activo público vital, omiten mencionar que su único propósito es apoderarse de la infraestructura al precio más bajo posible para maximizar los retornos para sus accionistas. Los inversionistas, muy a menudo compañías extranjeras, están cargando peajes e insisten en cláusulas de ‘no competencia’ que impiden a los gobiernos ampliar o mejorar los caminos adyacentes y alternativos.
En 1956, el presidente Eisenhower firmó la Ley de Ayuda Federal a las Autopistas (Federal-Aid Highway Act), que convocó a los gobiernos federal y de los estados a construir 66.000 km (41.000 millas) de caminos de alta calidad a través de la nación, sobre ríos y desfiladeros, pantanos y desiertos, sobre y a través de extensas montañas, en lo que más adelante sería llamada el ‘proyecto de trabajos públicos más grande de la historia humana’. Eisenhower consideraba al sistema de autopistas interestatales tan vital al interés público que autorizó al gobierno federal a asumir el 90% del costo masivo.
Cincuenta años después, los estados están vendiendo porciones enormes de nuestra nación y su infraestructura a los inversionistas privados. Los proponentes celebran estas transacciones sin ningún dolor; todos buscan la manera de sacar ventajas del mantenimiento y de aumentar la construcción de carreteras sin aumentar impuestos. Los opositores a estos planes argumentan que su objeto es defender el valor de la nación y bloquear que el activo común pase a las firmas privadas que deben fidelidad a sus accionistas y no al sistema público del transporte o a la gente que lo utiliza.
El 29 de junio de 2006, el gobernador Mitch Daniels de Indiana anunció que su estado había recibido 3,8 mil millones de dólares de un consorcio extranjero compuesto por la firma constructora española Cintra y Macquarie Infrastructure Group (MIG) de Australia. En compensación, Indiana entregó la operación del peaje de un camino de 260 km (157 millas) por 75 años. Con el consorcio recolectando los peajes, que eventualmente aumentarán de precio, el camino privatizado generará 11 mil millones de dólares para el MIG-Cintra durante el período del contrato.
En septiembre de 2005, Daniels solicitó ofertas para el proyecto, teniendo al banco Goldman Sachs en el papel de consejero financiero del estado, un rol que le produciría al banco consultivo un honorario neto de 20 millones de dólares. Cuando Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más activos y de mayor rentabilidad de la nación, con profundas conexiones en Washington, comenzó a aconsejar a Indiana la venta de su camino de peaje, no pudo mencionar el hecho de que, incluso mientras aconsejaba a Indiana cómo conseguir la mejor ganancia, los fondos mutuos de su subsidiaria australiana participaban en el negocio como inversionistas de MIG, convirtiéndose de hecho en protagonistas del reparto.
Hay quienes sospechan que, a través de la nación, otros gobernadores como Daniels están recibiendo consejos cuestionables de inversión corporativa de bancos y de Washington. A pesar de la preocupación pública, la privatización de la infraestructura del transporte de EEUU tiene todo el apoyo de la administración Bush. Tyler Duvall, secretario asistente para políticas de transportación del departamento de transporte, dijo que su ministerio ha promovido la idea con los gobierno de ‘casi cada estado’ y que está trabajando en la legislación de muestra que los estados pueden utilizar para tales proyectos. A través de la nación, ahora se habla de privatizar las autopistas (thruway) de Nueva York, Ohio, Pennsylvania y la carretera «turnpikes» de New Jersey. Asimismo, hay invitaciones al sector privado para que construya y opere carreteras y puentes desde Alabama a Alaska.
En Texas, el gobernador Rick Perry todavía rehúsa dar a conocer los detalles de un contrato de 1,3 mil millones de dólares que su administración firmó con Cintra para un camino de peaje de 64 km (40 millas) entre Austin y Seguin, o de una enorme oferta de 184 mil millones de dólares para construir una red de 6.400 km de caminos de peaje a través de Texas.
Sin embargo, se sabe que la administración Bush está avanzando calladamente un plan para construir una enorme súper autopista de diez carriles, la NAFTA Super Highway, a través del corazón de EEUU, a lo largo de 35 estados, desde la frontera mexicana en Laredo, Texas, a la frontera canadiense norte de Duluth, Minnesota, financiada en gran parte por sociedades público-privadas. El departamento de Transporte de Texas supervisará el Corredor Trans-Texas como la primera pierna de la NAFTA Super Highway, que será arrendada al consorcio Cintra como camino privado con peaje funcionando. La construcción está programada para comenzar en 2007.
Los periodistas Daniel Schulman y James Ridgeway advirtieron que así como, en las palabras de Eisenhower, la creación de un sistema nacional de carreteras prometió ‘cambiar la cara de EEUU’, también podría significar su fallecimiento.
Fuentes:
Mother Jones, February 2007
Título; «The Highwaymen»
Autor: Daniel Schulman with James Ridgeway
http://www.motherjones.com/news/feature/2007/01/highwaymen.html
Human Events, June 12,2006
Título: «Bush Administration Quietly Plans NAFTA Super Highway»
Autor: Jerome R. Corsi
http://www.humanevents.com/article.php?id=15497
Estudiantes investigadores: Rachel Icaza and Ioana Lupu
Evaluador académico: Marco Calavita, Ph.D.
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)