La salida a la calle de Público, la consolidación del gigante mediático de Jaume Roures, Mediapro o el nuevo diseño de El País son las señales más visibles de que algo se ha movido en el mapa mediático. Pero los nuevos aires en el viciado ambiente de la prensa española traen consigo viejos aromas, como […]
La salida a la calle de Público, la consolidación del gigante mediático de Jaume Roures, Mediapro o el nuevo diseño de El País son las señales más visibles de que algo se ha movido en el mapa mediático. Pero los nuevos aires en el viciado ambiente de la prensa española traen consigo viejos aromas, como una segunda guerra del fútbol o los sucesivos giros a la derecha en las páginas de El País.
El ‘fuego amigo’ trastorna el panorama mediático
El gigante mediático del ciudadano Roures
‘EL PAÍS’ INICIA UNA NUEVA ETAPA EN UN PERIODO DE TENSIONES INTERNAS EN PRISA
El ‘fuego amigo’ trastorna el panorama mediático
Miguel Ángel de Lucas / Redacción Diagonal
Editoriales contra el Che o Chávez, pero a favor del rey. El espíritu fundacional de El País desaparece junto a su vieja tipografía.
De ser en 1997 «el guerrillero más emblemático y seductor de la revolución cubana» y «símbolo del idealista coherente y del hombre de acción», Ernesto ‘Che’ Guevara pasó en las páginas de El País a formar parte de «esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir». Son fragmentos extraídos de dos editoriales publicados por el 30º y el 40º aniversario de la muerte del ‘Che’. Entre ambos median diez años y más de un cambio en la media de edad y los intereses accionariales de Prisa.
Este verano, la muerte del septuagenario e indiscutible presidente del grupo, Jesús de Polanco, abría el choque sucesorio. La empresa quedó en manos del heredero genético (Ignacio Polanco), pero su escasa actividad lleva a que en la práctica las riendas se encuentren en manos del sucesor corporativo, el consejero delegado Juan Luis Cebrián.
Otro cambio de importancia se dio en mayo de 2006 con el ascenso del actual director. Licenciado en Ciencias Químicas, Javier Moreno es un producto de los laboratorios de Prisa. En 1992 cursa el Máster de Periodismo de El País, después pasa a la sección de Economía y empieza a escalar puestos. Toda su carrera transcurre en la misma empresa.
Mentalidad empresarial
Como director, sus decisiones son visibles en varios planos. Al diseñar equipos no ha destacado por su aperturismo. De cara a la actual etapa, entre los altos cargos nombrados en octubre no figura una sola mujer. En otros aspectos se ven decisiones impopulares. A partir de 2006, comienzan a aparecer anuncios en las páginas 2 y 3, hasta entonces casi intocables. Las promociones se multiplican. Hoy ya no queda día libre en el calendario en el que la compra de El País no vaya acompañada de algún regalo o ‘vale’ coleccionable.
Pero es en los contenidos donde el giro a la derecha se acelera. El editorial del ‘Che’ no es el único ejemplo ilustrativo. Pueden verse otros. Como al hablar sobre el rey («La ensoñación republicana […] consiste en creer que se puede prescindir quirúrgicamente de la Monarquía y mantener las libertades»), o sobre los gastos en política social («No está de más recordar que estas medidas son costosas: los 210 euros mensuales supondrán al erario público casi 450 millones de euros»).
El revés a la medida de las ayudas al alquiler por parte del Ministerio de Vivienda también tiene un trasfondo. No en vano, la ministra Carme Chacón es a su vez pareja de Miguel Barroso, ex secretario de Estado de comunicación y hoy uno de los hombres clave en Mediapro, la empresa enemiga de Prisa en la actual guerra del fútbol. De nuevo, el interés prima sobre la información. Y el estancamiento de los abonados a Sogecable por la retransmisión de partidos en la Sexta (Mediapro) ha añadido aún más nerviosismo.
Prisa, tradicional brazo mediático de los Ejecutivos socialistas, no ve con buenos ojos que ahora Moncloa favorezca las ambiciones del grupo de comunicación de Jaume Roures. La vieja guardia de El País cuenta como aliado al ex presidente González, quien en un acto por la muerte de Polanco lanzó una advertencia a los suyos sobre los peligros del «fuego amigo». Pero Zapatero tiene importantes amistades en Mediapro. La salida de Público, diario nacido para apoyar al presidente, es el fruto más visible de estas afinidades.
En la relación Prisa-PSOE nunca estuvo del todo claro quién manda sobre quién. Así, no es extraño ver a Javier Moreno declarar que «el Gobierno no ha entendido la relación que debe tener con nosotros». O a Cebrián arremeter contra «los brujos visitadores de La Moncloa». En la redacción, esta deriva también se deja sentir. El exceso de corporativismo al tratar temas como la guerra del fútbol ha llevado a que se hable de la ‘pedrojotización’ de Cebrián.
Y el malestar entre los redactores acabó por dispararse tras el editorial sobre el ‘Che’. El texto provocó un motín interno, y las firmas de más de dos tercios de la redacción lograron que se publicara una nota de rectificación. Sólo hubo una recogida de firmas semejante desde un editorial a favor de la entrada en la OTAN. Pero aquella vez, la revuelta lograba que tiempo después dimitiera el jefe de Opinión. Ahora, el director ha defendido el editorial como «inteligente, brillante» y necesario de publicar. En El País, algo más ha cambiado aparte de una tilde en su cabecera.
ACTIVIDADES Y AMIGOS LATINOAMERICANOS DEL GRUPO PRISA
GIOVANNI VEGEZZI
Si El País es un periódico global en español, globales son también los intereses de Prisa. Conviene echar un ojo a sus amigos latinoamericanos para entender la línea editorial que el grupo tiene con respecto a los cambios políticos de la región. El 1 de agosto Prisa anunciaba su última adquisición en el continente. A través de su controlada Unión Radio, que aglutina las actividades radiofónicas del grupo, ha comprado Iberoamerican Radio Chile, la mayor cadena de radio del país sudamericano.
La operación es un pacto entre buenos amigos: el vendedor de la radio fue el grupo Cisneros, socio de Prisa en muchos negocios. En Venezuela, Cisneros es el mayor grupo mediático del país. Su cadena Venevisión, uno de los opositores más feroces del presidente Chávez, fue denunciada por participar directamente en el golpe de Estado de abril de 2002. Cisneros participa en Sogecable y a través del grupo de inversión Valores Bavaria comparte con Prisa el accionariado de Radio Caracol de Colombia y del Grupo Latino de Radio. El Grupo Latino de Radio sirve, precisamente, como intermediario de Prisa para el control de sus participaciones radiofónicas en México, Bolivia, Colombia, Panamá, Costa Rica, Estados Unidos y Francia, alcanzando 13 millones de oyentes. Hay más. En Bolivia, Prisa posee la mayor cadena televisiva (ATB) y los tres diarios más importantes (Extra, El Nuevo Día y La Razón). El grupo español es también líder en editoriales: a través de Alfaguara, Aguilar y Taurus domina el mercado de los libros en América Latina. En el sector escolar, en particular su filial Santillana, alcanza los colegios de 22 países hispanohablantes.
Entre los buenos amigos de Prisa también está el magnate mexicano de comunicaciones Carlos Slim. Sus negocios se cruzan en Radiópolis, emisora mexicana que Prisa comparte con Televisa, de la que Slim es socio. El pasado febrero circularon rumores sobre la entrada de Slim en el capital de Prisa, con la mediación del ex presidente de Gobierno Felipe González. La operación no se realizó, pero Slim sigue buscando alianzas que le garanticen el acceso a los contenidos para los servicios integrados de telefonía, internet y vídeo que va a poner en marcha su empresa Telmex.
LAS DIFÍCILES RELACIONES ENTRE LA IZQUIERDA Y ‘EL PAÍS’
Brechas en los kioscos
Miguel Romero (miembro de la redacción de Viento Sur)
La dependencia informativa de la izquierda española de El País y el grupo que encabeza es una vieja y grave enfermedad. La «legitimidad de origen» con que nació el periódico, como una isla progresista rodeada de la prensa contaminada por el Franquismo, se fue diluyendo por la acción conjunta del peso creciente en la línea editorial de los negocios del grupo y por la degeneración de su referente y cómplice político: el PSOE de Felipe González. Las raíces del editorial-basura sobre el ‘Che’ vienen de lejos: del apoyo al ‘sí’ en el referéndum sobre la OTAN de 1986, por ejemplo; o, mirando más cerca, de la desinformación permanente sobre Venezuela, Bolivia o Ecuador. Así, la relación entre el contenido del periódico y su slogan: «Querer comprender», es la definición misma de oxímoron. Pero, aún siendo conscientes y padeciendo cada día todo esto, somos muchos los que a diario seguimos comprando el periódico y leyendo El País contra El País.
En esta larga etapa, hubo un sólo proyecto esperanzador en la prensa diaria para romper esa dependencia y conquistar la autonomía informativa de la izquierda respecto al sistema, que es una condición para el desarrollo de una opinión crítica y unos movimientos sociales y políticos que merezcan llamarse alternativos: fue Liberación, que luchó cinco meses por su supervivencia, entre noviembre de 1984 y marzo de 1985. En su editorial de despedida decían: «Hemos entrado en las arenas movedizas del mundo empresarial periodístico sin haber asido fieramente las riendas de un carro con los que nosotros -simples administradores, redactores, teclistas, montadores- siempre nos habíamos movido. Y hemos pagado caro el error».
«Punto y seguido»
El editorial se llamó: «Punto y seguido». Después de 22 años, cuando se empezó a comentar el proyecto de Público, pudo pensarse o si se quiere tener la ilusión de que, por fin, iba a reanudarse el hilo de la prensa diaria de izquierda. Por supuesto, son otros tiempos. El espacio social y político que hizo posible, precariamente, Liberación no existe ya. Ahora esas «arenas movedizas del mundo empresarial periodístico» apenas dejan resquicios de acceso a los kioscos de prensa. Pero hoy es aún más fuerte la necesidad de un diario que pueda liberar de la dependencia de El País a un sector de lectores hartos de la cínica post izquierda que adoctrina desde el «diario de referencia» y pueda también ganarse a quienes se conforman con la micro, cuando no pseudoinformación de la prensa gratuita. La definición coloquial que precedió a la salida de Público era, a la vez, expectante e inquietante. Se anunciaba un periódico «a la izquierda de El País y próximo a Zapatero». Un espacio demasiado estrecho, demasiado confuso y demasiado contradictorio (entre otras razones, porque, en muchas cuestiones importantes, Zapatero no está «a la izquierda de El País»).
Ha pasado más o menos un mes y, a mi parecer, se han confirmado las expectativas y las inquietudes. Encontramos firmas, informes y puntos de vista valiosos que antes sólo nos llegaban por internet; encontramos también tratamientos de algunos temas imprescindibles (el ‘conflicto vasco’, la Unión Europea, la política económica y social del Gobierno…) más próximos a Zapatero que a «la izquierda». Pero por fin se ha abierto una brecha en los kioscos y los lectores podemos, quizás, ayudar a ensancharla, «abajo y a la izquierda». Si así fuera, se ampliaría también el espacio de toda la prensa alternativa.
EL INMINENTE APAGÓN ANALÓGICO DESATA FUERTES CONVULSIONES EN EL MERCADO AUDIOVISUAL
El gigante mediático del ciudadano Roures
César Gabriel de Francisco / Redacción
La deuda de Mediapro asciende a 3.000 millones. Las nuevas formas de difusión con TDT de pago, internet y telefonía móvil harían rentable la inversión.
Mediapro nace en 1992. La empresa de Jaume Roures da sus primeros pasos con la prestación de servicios técnicos a producciones de cine y televisión. Fuentes del sector indican que la empresa ofrecía precios muy por debajo del mercado. Según dichas fuentes, la irrupción de Mediapro como prestador de servicio técnico «destrozó el mercado» y pudo dominar el sector en pocos años. Pero de lo que Roures sabe realmente es de gestión de derechos deportivos. Fue responsable del departamento de Noticias y Producciones Deportivas y jefe de Operaciones Especiales de la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicas que pagan los derechos por las transmisiones futboleras y fue jefe del departamento de televisión de Dorna, empresa que gestiona los derechos del motociclismo.
Roures fue asesor de imagen de Johan Cruyff durante la última campaña a la presidencia del F.C. Barcelona y es socio del otro candidato, «el hombre de la publicidad» Lluis Bassat. No es extraño, por tanto, que Mediapro sea hoy el dueño del canal de televisión del F.C. Barcelona, Canal Barça, y que haya comprado los derechos del equipo catalán. También ha comprado los derechos de transmisión de 39 de los 42 equipos de primera y segunda división entre los que están los del Real Madrid y su canal temático. Con la reciente compra de la Fórmula 1 se convierte en la empresa más importante en la comercialización de derechos deportivos del panorama audiovisual español.
Globomedia, por su parte, ha sido una de las productoras más destacadas en el panorama televisivo con series de mucho éxito, como Médico de Familia, y está presidida por Emilio Aragón. Con una aportación externa del 3% crea la empresa Árbol, que posteriormente se fusionará con Mediapro dando lugar al grupo Imagina. Ésta última es la empresa que se crea a mediados del año 2006 y se convierte en la mayor productora integral de contenidos.
Con el crédito sindicado de 125 millones de euros que otorgaron a Imagina La Caixa, Banesto, Banco Popular, ICF, Royal Bank of Scotland y Banco Espirito Santo, el grupo cuenta con más de 250 millones de euros para afrontar nuevos proyectos, como La Sexta. Esta cadena está participada por el grupo mexicano Televisa (40% de las acciones); Gala Capital, con un 9%, y Grupo Audiovisual de Medios de Producción (GAMP), que posee el 51%. Los accionistas de GAMP son Imagina (Árbol y Mediapro), con el 69,9%; Bainet (12%); El Terrat (8,2%) y BBK (9%), lo que da a Imagina el control sobre La Sexta.
Imagina tendrá que rentabilizar las inversiones por los derechos de Fútbol y Fórmula 1 y tanto Prisa como Telecinco, anteriores titulares de los derechos respectivamente, han puesto en duda la viabilidad de las operaciones por la enorme deuda de 3.000 millones de euros. Responsables de Mediaset (Telecinco) tildaron de «novatos que están reventando el sector de contenidos» a los gestores de Mediapro. Pero Mediapro sacó a subasta los derechos de la Fórmula 1 días después de la compra. Roures ve la inversión como un activo de la empresa y confía en las nuevas formas de difusión de contenidos para asegurar el retorno del préstamo y la rentabilidad.
Pero es obvio que la tarta publicitaria se va a repartir con la entrada de más de 30 canales nuevos en abierto. Las cadenas en TDT no pueden depender tanto de la publicidad como hasta ahora y es ése el punto débil de la operación. Quién tenga los derechos del fútbol acabará por tener la pole position en esta carrera.