¿Qué harás hoy después del trabajo (si es que tienes empleo)? Una gran mayoría podría responder una de estas tres opciones: veré un partido de fútbol, me iré de compras o me sentaré en el sofá del salón para mirar mi serie favorita o bajarme una película de estreno reciente.
Un partido de fútbol saca a flote mis emociones primarias. Comprar me permite elegir lo que la publicidad ya ha elegido por mí y sentirme libre como el viento, al contado o a plazos. Y meterme en la trama intrincada de una serie o película me permite evadirme de la dura realidad cotidiana y vivir sin riesgo alguno aventuras sorprendentes.
Con cualquiera de las alternativas sedo o anestesio mi neurosis o ansiedad y olvido los conflictos materiales que me acucian cada día. Eso se llama control social.
Pensemos que hemos elegido el fútbol.
Los principales periódicos deportivos de España son Marca, As, Mundo Deportivo y Sport, que registran 3 millones de lectores diarios y 20 millones de usuarios en internet al mes.
Los cuatro rotativos citados están en el top-10 de la prensa más leida de España, incluidos los periódocos generalistas y económicos. Marca es el lider absoluto y As figura en el cuarto puesto, con leves oscilaciones según las oleadas de EGM (Estudio General de Medios).
Marca y As son los periódicos más influyentes del mundo junto al italiano La Gazzetta dello Sport, el francés L´Equipe, el argentino Olé y el brasileño Lance!
Mundo Deportivo y Sport se editan en Barcelona y Marca y As en Madrid. Con ellos el bipartidimo futbolísitico es casi perfecto: FC Barcelona contra Real Madrid CF, nacionalismo catalán versus nacionalismo español.
El mensajes recurrente desde Madrid es que el club azulgrana recibe ayudas arbitrales y desde la Ciudad Condal que los árbitros siempre se equivocan a favor del equipo blanco. Ese conflicto es una constante en la prensa deportiva, donde la objetividad es una valor inexistente, salvo excepciones.
Cuando juega España el fanatismo de los comentaristas se eleva a cotas irracionales. Siempre hay algún suceso imprevisto o inventado o artimaña ilegítima de los contricantes cuando el combinado español pierde o cae eliminado. La honra de España hay que salvarla cueste lo que cueste. Sucede en casi todos los países, por no decir en todos.
Cuando el equipo de asesores de imagen y marketing polìtico del anterior presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, filtró que el antiguo inquilino de Moncloa tenía como texto favorito de cabecera Marca, periòdico que leía todos los días, sabía muy bien lo que estaba haciendo: conectar con un caladero de votos extraordinario, identificándose con una mayoría de electores normales, que no se complican la vida en exceso con minucias más o menos intelectuales o complejas. Eso solo lo hacen los izquierdistas, los rebeldes y los inconformistas de siempre. ¡Chapeau por los expertos en mercadotecnia política que transformaron los trabalenguas y las lecturas banales de Rajoy en la normalidad anodina que consume con fruición la masa silenciosa y anónima que jamás se mete en pilitiquerías que a nada bueno conducen!
Decir también, que pese al auge del fútbol femenino, su presencia en las noticias más importantes sigue siendo irrelevante.
En los telediarios de tv, las noticias deportivas suelen estar copadas por la última hora de los entrenamientos de Real Madrid y Barcelona, con periodistas que todos los días dan cuenta de las minucias más banales de ambas formaciones.
La polémica es el modus vivendi del fútbol profesional. Todo se transforma en discusión bélica. La neutralidad no existe: o eres blanco o eres azulgrana. O de otro color marginal, por supuesto.
Los amos del fútbol
Todos los presidentes de la liga española de primera división son hombres y empresarios, con intereses varios en distintos sectores de actividad: entre otros, construcción, inmobiliaria, industria de armamento, energía, banca, reventa de entradas y automoción. Muchos son abogados e incluso han sido diputados al Congreso o concejales municipales o han ostentado cargos en la administración pública.
El presidente de la liga es Javier Tebas, ultraderechista confeso y seguidor del Real Madrid. Tebas, ese gran hombre fan de Voz y ex de Fuerza Nueva, bienquerido del equidistante científico del área y fino todólogo del fútbol, Jorge Valdano, quien a su vez es hombre genuino y moderado de la escuadra Prisa, según él mismo, en las antípodas ideológicas del susodicho Tebas. Valdano ha declarado públicamente que Tebas ha hecho por el fútbol español “más que todos sus críticos juntos.” El negocio futbolero es tan complejo que hace estas extrañas y sorpremdetes parejas de cama antinatura.
Marca es propiedad de Unidad Editorial, cuyo accionista mayoritario es el grupo italiano RCS Media Group, que también edita los periódicos Corriere della Sera y La Gazzetta dello Sport. Además de Marca, Unidad Editorial es dueña de las siguientes cabeceras: El Mundo, Expansión (diario de economía y negocios) y Telva (público eminentemente femenino) y también de la editorial La Esfera de los Libros.
As pertenece a Prisa (El País, Cadena radiofónica SER, editorial Santillana, diario de economía Cinco Días y Radio Caracol de Colombia). Más del 40 por ciento de las acciones de Prisa están en manos del fondo de inversión británico Amber (mayoritario en su consejo de administración), con inversiones en muchos clubs de fútbol de Europa, y el grupo francés Vivendi, primer holding de la UE en medios de comunicación y empresas de entretenimiento.
Por su parte, Mundo Deportivo es propiedad del grupo Godó, primer holding español en el sector de la comunicación. Es dueño igualmente del periódico La Vanguardia y de la emisora de radio RAC1.
A la corporación Prensa Ibérica pertenece Sport, la reina de la prensa regional de España, siendo algunas de sus cabeceras más importantes El Correo de Andalucía, Faro de Vigo, La Nueva España, El Periódico de Aragón, El Periódico de Catalunya, El Periódico de Extremadura y Levante.
Javier Moll es el presidente de Prensa Ibérica, con intereses en diversos sectores: inmobiliario, construcción y sanidad privada. Dicen las malas lenguas que Moll hace o publica lo que le dicta a la oreja Florentino Pérez.
Según diferentes estadísticas, el deporte en general tene un volumen de negocio de 17.000 millones de euros anuales, de los cuales alrededor de 4.500 millones corresponden al fútbol. No obstante, los números referidos al fenómeno futbolísitico suelen adolecer de serias distorsiones y de una opacidad más que manifiesta.
Lo que importa es que la gente consuma espectáculo, que se divierta y que se olvide por un rato de sus problemas cotidianos, es decir, controlar socialmente los conflictos económicos y derivarlos a una tierra de nadie donde el mundo es simple y previsible: o gana mi equipo o no. Si muerde la derrota, la revancha está servida unos días después.
Deudas financieras
Continuamos con estadísiticas más o menos fiables o aproximadas.
La liga profesional de fútbol española contabiliza 5.700 millones de euros de deuda financiera, registrando unos ingresos por temporada de 3.500 millones.
Por comparación, la Premier League inglesa genera ingresos de 8.100 millones de euros en el mismo periodo de tiempo, con una deuda estimada en 3.700 millones.
Los clubs más endeudados de Europa son: Barcelona (2.400 millones de euros), Tottenham Hotspurs (1.800 millones), Real Madrid (1.500), Manchester United (1.400), Arsenal (900), Atlético de Madrid (850), Inter de Milán (800), Juventus (800), Liverpool (600) y Roma (500).
Sin embargo, la ingeniería contable sometiendo los números a tortura puede decir lo que quieran sus mandatarios.
Siempre ganan los mismos equipos
El poder del dinero en el fútbol es casi omnímodo. No hay igualdad de oportunidades. Sin embargo, hay establecidos premios de consolación para que cada cual sienta como éxito propio sus logros deportivos por magros que sean.
De todas las ediciones celebradas por la liga española, Reel Madrid y Barcelona copan 63 títulos, lo que representa el 67 por ciento del total. Si solo nos referimos al siglo XXI ese elocuente dato asciende al 76 por ciento. O sea, el bipartidismo se ha reforzado por motivos económicos. La democracia financiera no ha llegado al fútbol profesional. Ni se la espera a corto plazo.
Si nos vamos a Europa, la situación no está tan polarizada pero la tendencia es similar. Entre Real Madrid, Milán, Bayern Múnich, Liverpool y Barcelona se reparten el 56 por ciento de los campeonatos. En este caso, los outsiders tienen más posibilidades de hacerse con el título, aunque la tendencia de los últimos años es preocupante dada las inversiones multimillonarias concentradas en pocos clubs: Manchester City, París Saint Germain, Real Madrid, Chelsea…
Fútbol de izquierdas
Es difícil que los protagonistas del fútbol profesional, equipos, jugadores y entrenadores, definan públicamente su ideología política, aunque se presume un sesgo derechista o conservador en la mayoría.
No obstantes hay cinco equipos de resonancia mediática menor que tienen a gala ser de izquierdas.
El Clapton Community FC es un modesto equipo de Londres antifascista que viste con la bandera tricolor de la Segunda República de España.
El Saint Pauli es un club alemán creado por los estibadores de Hamburgo. Ha jugado en la Bundesliga germana. Fueron jugadores del equipo varios okupas y conviven en su seno sensibilidades LGTBI+. comunistas, anarquistas y verdes.
La identidad comunista del Livorno italiano es incuestionable. Ha jugado en la Serie A de Italia. Entonar la mítica canción Bella ciao o ver imágenes del Che Guevara es habitual en sus graderíos. Su jugador de mayor renombre fue Cristiano Lucarelli, que estuvo en el Valencia una temporada.
Otro equipo genuino de izquierdas es el Adana Demirspor, fundado por obreros ferroviaros y metalúrgicos. En tiempos, jugó en la primera división de Turquía. Sus preferencias políticas son consecuentes con sus orígenes.
Y aquí en España, el club de izquierdas antifascista por antonomasia es el Rayo Vallecano. Su hinchada mantiene orgullosamente como seña de identidad el ser el único equipo de barrio que ha competido y compite ahora mismo en la élite del fútbol español. En sus gradas se han exhibido pancartas con mensajes inequívocamente de izquierdas y antifascistas, entre otras por su rabiosa actualidad la que rezaba: “Luchar es nuestro destino, con la rabia de un niño palestino. Stop genocido de Israel.” Sobran los comentarios.
Si bajamos a ras de césped, los jugadores de izquierda representan una inmensa minoría.
Por ejemplo. Eric Cantona, de abuelo español, jugador francés sin pelos en la lengua, antifascista de pro, que hizo casi toda su carrera deportiva en Inglaterra.
Mención especial para el médio y elegante centrocampista brasileño Sócrates. Sus mensajes izquierdistas no dejaban lugar a dudas.
Un caso curioso: Paul Breitner. Lo ganó todo con la selección de Alemania, el Bayern Múnich y el Real Madrid. Presuntó maoísta que ayudó en 1975 a huelguistas españoles de Standard aportando de su bolsillo a la caja de resistencia sindical medio millón de pesetas. Las huelgas estaban prohibidas en aquel entonces pero Breitner lo tuvo claro a pesar de las presiones recibidas por los mandatarios madridistas de la época.
Oleguer fue jugador del Barcelona y confeso votante de CUP.
Frederick Kanouté, ex-jugador maliense del Sevilla, mostró su afecto y adhesión a la causa palestina.
Ángel Cappa, peronista de izquierdas, tuvo que exiliarse de la Argentina dictatorial y en España hizo tándem con Jorge Valdano entrenando a Tenerife y Real Madrid.
En la actualidad, pueden citarse dos jugadores en activo: Borja Iglesias, jugador cedido en el Celta de Vigo por el Betis y Kylian Mbappé. Iglesias suele posicionarse como netamente de izquierdas y Mbappé se ha declarado en fechas recientes de forma crítica contra la ultraderecha francesa.
Un aparte de honor amerita el polémico Diego Armando Maradona. A pesar de ser multimillonario nunca renegó de sus orígenes de clase trabajadora. Che Guevara y Fidel Castro eran sus iconos políticos e ideológicos favoritos.
Acabamos este repaso somero con el futbolista rojo de los años 40 y 50, el goleador gallego Pahíño, que militó en el Celta de Vigo, Real Madrid, Deportivo de A Coruña y Granada. Fue internacional con España, un goleador formidable y antifranquista en tiempos de Franco. Eso sí que tiene mérito.
Épica, pasión y guerra
Mirando por curiosidad las webs (*) de Marca, As, Mundo Deportivo y Sport nos encontramos en sus portadas con los siguientes términos o palabras en los titulares de crónicas, artículos de opinión y noticias principales: un roto, denuncian, deshonraron, vergüenza, juego sucio, se rinde, hacer añicos, pierde los papeles, vergüenza, amarga, brutal, se comió, locura, menospreciará, odio, peligrosa, impune, destroza, arrasa, al acecho, arrolladora, asaltar, lío, feo gesto, reconquista, pide a gritos, grave, luces y sombras, bomba, explota, agridulce y derrocar. Todas ellas palabras de batalla y de connotaciones negativas para llegar a las emociones primarias de las personas lectoras.
Ver un partido de fútbol desata las pasiones y hace olvidar los problemas personales y colectivos al instante.
En tiempos medievales se jugaba a lo que hoy se denomina fútbol pateando un atadijo de cueros que hacía las veces de balón de pueblo en pueblo y de campo en campo. No existían límites territoriales. No había reglamentos ni porterías. Solo habia juego y confraternización cuando alguien decía hasta aquí hemos llegado.
Cuando el fútbol se hizo negocio, todo se transformó en la herramienta más eficaz de control social. Como la Tierra da vueltas sin cesar, el planeta está jugando al fútbol de manera ininterrumpida. La pelota no cesa de rodar y el control social sibilino tampoco.
Préparense para lo que viene: más de 650 partidos entre liga española, Champions League y Mundial del Clubs en 2025. ¡Eso sin contar las competiciones femeninas, de categorías inferiores y del resto de ligas mundiales que pueden sintonizarse con un solo clic del ratón o del mando de tv! Evadirse de la influencia del fútbol es casi imposible.
(*) Páginas webs visitadas el 23 de septiembre de 2024.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.