Las autoridades cubanas intensificaron los operativos contra los piratas de la televisión por satélite, con severas multas y penas de hasta tres años de prisión, en momentos en que TV Martí inició transmisiones diarias hacia la Isla. La piratería de los servicios de la televisión satelital «no sólo transgrede regulaciones jurídicas nacionales e internacionales», sino […]
Las autoridades cubanas intensificaron los operativos contra los piratas de la televisión por satélite, con severas multas y penas de hasta tres años de prisión, en momentos en que TV Martí inició transmisiones diarias hacia la Isla.
La piratería de los servicios de la televisión satelital «no sólo transgrede regulaciones jurídicas nacionales e internacionales», sino que «en las condiciones actuales, además, son caldo de cultivo para quienes pretenden ejecutar los objetivos previstos en el plan de Washington para derrotar a la revolución», dijo el diario Granma, citó AFP.
El anuncio coincide con el inicio hace una semana de las transmisiones _con al menos cuatro horas de programación diaria hacia la Isla_ de la TV gubernamental Martí, que Cuba considera subversiva, para la cual Washington emplea un avión militar C-130.
Funcionarios estadounidenses señalaron que la puesta en práctica del novedoso proyecto tecnológico se aceleró como resultado de la crisis de salud que obligó al presidente Fidel Castro a delegar sus principales poderes en su hermano Raúl Castro, el pasado 31 de julio.
Autoridades cubanas reforzaron los operativos que realizan en la calle con equipos especiales para detectar a los piratas de la televisión satelital, a quienes imponen severas multas de hasta $1.200, y tres años de prisión.
Según analistas, EEUU se quedó aislado tras su llamado a la comunidad internacional a presionar por una transición democrática en Cuba, debido a que sus aliados no están dispuestos a dar ese paso mientras desconozcan la suerte de Castro.
El mensaje de Washington desconcertó a Ian Vásquez, analista del Instituto Cato, de Washington: «Me pregunto lo que Washington puede hacer para convencer a otros países para promover la democracia» en Cuba, ya que «nadie comparte su política», basada principalmente en un embargo de 44 años.
Entretanto, dentro de la Isla, las autoridades convocaron a cientos de personas a mítines para declarar públicamente su apoyo a Castro, al tiempo que los comunicados de que se está recuperando comenzaron a apaciguar los temores de los cubanos por la salud de su líder.