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Quino, a 50 años de su debut en los medios gráficos

«He convivido con la censura desde que empecé a trabajar»

Fuentes: Clarín

En el Palais de Glace abrirá hoy al público una exposición-homenaje (organizada por Fundación Andreani con el auspicio de Clarín) por los 50 años de actividad de Quino, creador de Mafalda y acaso el más universal de los humoristas gráficos argentinos. La excusa del homenaje es el aniversario de la primera publicación de una de […]

En el Palais de Glace abrirá hoy al público una exposición-homenaje (organizada por Fundación Andreani con el auspicio de Clarín) por los 50 años de actividad de Quino, creador de Mafalda y acaso el más universal de los humoristas gráficos argentinos.

La excusa del homenaje es el aniversario de la primera publicación de una de sus viñetas, en 1954, en las páginas del semanario porteño Esto es.

La Guerra Fría, la amenaza nuclear, la represión, Los Beatles, el psicoanálisis, la llegada a la Luna, la religión, la burocracia, el arte contemporáneo y hasta el Citroën 3CV forman parte del corpus temático de Quino. Todos temas vinculados con el imaginario de las clases medias urbanas.

Convertidos en clásicos populares en países como España e Italia, sus trabajos -especialmente Mafalda- han sido traducidos a más de 20 idiomas. «La temática de Mafalda está muy vinculada a ciertos tópicos de nuestro país -afirma Quino- y siempre me he preguntado cómo se entendía en otras culturas, sobre todo cuando me enteré que iba a ser editada en China. Luego, en una película china, vi la escena de un tipo que tenía una especie de almacén en el que recibía a un cliente que se quejaba porque el licor estaba rebajado con agua. Entonces me dije: ‘pero esto es el almacén de don Manolo’. Gente de todas partes me ha dicho que los problemas de Mafalda y su familia son iguales en sus países. Sin embargo, debo reconocer que el caso de China todavía me sorprende bastante«, concluye.

En el salón, Quino aparece en las revistas Avivato, Rico Tipo, Tía Vicenta, Panorama y Mengano, además de diarios como Clarín, donde colabora desde 1980.

-¿Cómo le fue posible mantenerse crítico bajo la censura?

-La censura es algo con lo que conviví desde el mismo momento de comenzar a trabajar. En las primeras redacciones que recorrí me advirtieron prontamente que había temas, como el sexo, los militares y la represión, que no se podían tocar. Así uno aprende a autocensurarse y encuentra maneras de evitar el control: por ejemplo, la sopa -en el caso de Mafalda- era para mí una metáfora del autoritarismo militar. En la exposición hay un afiche en el que Mafalda señala el bastón de un policía y dice «este es el palito de abollar ideologías» y, en 1975, uno de los servicios de inteligencia del Estado empapeló la ciudad con otro afiche en el que Manolito estaba junto al policía y replicaba: «Ves, Mafalda. Gracias a este palito podés ir tranquila al colegio».

-¿Qué piezas le provocan mejores recuerdos?

-Hay una en el que una mujer aristocrática le pide a su sirvienta que ordene un cuarto que tiene una reproducción del Guernica; la sirvienta ordena y todo queda tan prolijo que el cuadro se transforma en una imagen pacífica.

-La mirada crítica en sus trabajos parece haberse radicalizado. ¿Ve al mundo peor que antes?

-Hay cosas que hacen pensar en que se está mucho peor, como el que un personaje como Bush esté al frente del mundo. Es como el Emperador Ming de la historieta de Flash Gordon, que quiere dominar todo el mundo, con la diferencia que aquí no hay nadie para protegernos. En este sentido, vaya sí estamos peor.