Uno de los paneles del octavo Congreso de Estudios Africanos (CIEA8, Madrid, junio de 2012), «Media, Derechos Humanos y (des) construcción de la opinión pública», se articuló alrededor de la cobertura que los medios de comunicación dan a la violación de Derechos Humanos en los PALOP (países africanos de lengua oficial portuguesa). En él convergieron […]
Uno de los paneles del octavo Congreso de Estudios Africanos (CIEA8, Madrid, junio de 2012), «Media, Derechos Humanos y (des) construcción de la opinión pública», se articuló alrededor de la cobertura que los medios de comunicación dan a la violación de Derechos Humanos en los PALOP (países africanos de lengua oficial portuguesa). En él convergieron diferentes investigadores que durante años, y gracias a la financiación y apoyo de CODESRIA (Conselho para o Desenvolvimento da Pesquisa em Ciências Sociais em África), han dado seguimiento a este tema.
La línea general de argumentación señala una distinción clara entre los medios públicos y los medios independientes o privados, siendo estos primeros los que marcan un discurso institucionalista en el tratamiento de los Derechos Humanos. Sin embargo, los medios independientes o privados, si bien han destapado muchos casos de violencia y opresión por parte de las autoridades estatales, tienden al sensacionalismo y el amarillismo a la hora de tratar la noticia.
Angola: medios alternativos pro DDHH
Gilson Lazaro (ISCTE-IUL, UAN) comparó el Jornal de Angola (diario público) y el Semanario Angolense (diario independiente) para esbozar la libertad de prensa en Angola. El análisis lo enmarcó en la década de los 90, en la que el continente africano se vio sumergido en una profunda transición en el ámbito político y el económico (marcada por las presiones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial).
En esta época, Angola estaba inmersa en una Guerra Civil en la que los intereses de las fuerzas en conflicto impregnaban los editoriales de los dos grandes medios: mientras el diario público, que proviene del periodo colonial, presentaba una marcada línea de salvaguarda de las instituciones del Estado, la prensa independiente se situó como oposición política a través de la denuncia de las violaciones de las partes en conflicto y la exigencia de transformaciones, sobre todo en el ámbito de las libertades de expresión.
A partir de 2008 veremos una cierta transformación en el organismo público que revertió sobre la prensa y en el fomento de una agenda mediática encaminada a los Derechos Humanos. Mientras, el diario privado se dividió en dos corrientes diferentes debido a la falta de consenso sobre la línea editorial por motivos económicos.
Medios públicos y privados en Cabo Verde
Redy Wilson Lima (Universidad de Santiago de Cabo Verde) defiende la tesis de la unión entre prensa privada y el surgimiento de partidos de oposición, con la llegada de la apertura democrática de 1991 y la liberalización del sector mediático. Estos nuevos periódicos privados van a llevar un gran sesgo partidista, sirviendo como vehículo de propaganda política; sin embargo, también colocarán en la esfera pública determinados debates sobre Derechos Humanos y ciudadanía que hasta entonces habían permanecido en la sombra.
Su análisis está centrado en la lectura que los medios públicos y privados hacen de la violencia desatada en Cabo Verde sobre el 2003 entre thugs (bandas juveniles organizadas en los guetos de la ciudad de Praia) y la actuación policial sobre ellos.
El autor concluye que el medio de comunicación público presenta la situación a grandes rasgos, descontextualizada y criminalizando a los jóvenes, pero sin que las noticias ocupen grandes titulares. En muchos casos las noticias son presentadas semanas después de los hechos y sólo tras la presión que los medios privados hacen sacando la noticia en cabecera. Los medios privados, por su parte, ponen el foco en la violencia policial como violencia de Estado y la violencia juvenil como peligro para la seguridad ciudadana.
Guinea Bissau y el protagonismo de las radios comunitarias
Miguel de Barros centró su ponencia en la cobertura que la prensa de Guinea Bissau ha dado a la violación de los derechos humanos en los últimos años. Dividió su ponencia en dos momentos históricos: el de la liberación política, que tuvo lugar entre 1991 y 1994 (año en que se celebraron las primeras elecciones multipartidistas), y el periodo de postconflicto militar (entre 1998 y 1999), cuando los militares fueron sometidos a vigilancia y seguimiento.
El momento de liberación política supuso el nacimiento de cerca de veinte periódicos (públicos y privados) y se caracterizó por el gran activismo que estos desempeñaban. Aún así, el mayor nivel de actividad se registró en la radio, más específicamente en las radios comunitarias con agenda propia. No ocurrió lo mismo con la televisión, que se mantuvo centrada en el ámbito propagandístico.
En cuanto a la prensa escrita, surgieron debates interesantes y contradictorios en tres de los diarios de mayor tirada: Nò Pitxa, Diario de Bissau y la Gazeta de Notícias. Aún así, su falta de autonomía significó poca cobertura sobre derechos humanos en el ámbito nacional, privilegiando las noticias del exterior. En 1994 comenzaron a aparecer noticias e informaciones sobre el contenido de los derechos humanos y, tras las elecciones, las primeras denuncias en los medios gracias, en parte, a la labor de las ONG.
Con la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los diarios privados dieron más protagonismo a los casos de violaciones, a lo que el diario público respondió intentando desmentir estas informaciones, tratándolo como un mero trámite burocrático.
Es entonces cuando los actores no estatales comenzaron a ejercer presión y a dar pasos decisivos para llevar el tema de los derechos humanos a los periódicos, pese al público reducido que estos medios tienen en el país.
Uno de los mayores obstáculos lo encuentran en la financiación de los propios medios independientes. Desventaja: los diarios públicos son subvencionados por el Estado. La falta de financiación privada hace que los periódicos independientes se conviertan en artículos de lujo al que poca gente puede tener acceso. Este hecho termina tiñendo de sensacionalismo las noticias para atraer la mirada del público.
Se trata, además, de una época en la que aquellos que denunciaron haber sufrido violación de derechos humanos no gozaron de ningún tipo de protección o credibilidad, publicándose fotografías y material que los comprometía, produciéndose por primera vez en el país una colisión frontal entre el derecho a la información y el derecho a la privacidad.
Una situación compleja, explica Miguel, en la que los medios no denunciaban por falta de financiación y autonomía, lo que comprometió la situación comunicativa y la cobertura de noticias. A este respecto cabe destacar la labor llevada a cabo por las ONG que lucharon por posicionar las denuncias de los casos de violaciones en los medios de comunicación y, con ello, en la opinión pública.
Mozambique: diferentes enfoques de los DDHH
Luca Bussotti (Universidade Eduardo Mondlane, Mozambique), presentó la investigación que lleva a cabo sobre las dos líneas de política editorial en «La cobertura de la violación de los Derechos Humanos por parte del Estado en la prensa mozambiqueña pública e independiente». Esta investigación surge de la entrevista que mantiene Luca con los dos directores de los principales medios de prensa escrita de Mozambique: Rogério Sitoe («Noticias», periódico público) y Jeremias Langa («O País», del grupo privado SOICO) y de las cuales saca algunas conclusiones sobre líneas políticas y editoriales.
Aideen Kennedy, periodista, es colaboradora de Pueblos – Revista de Información y Debate. Realizó en 2011-2012 el Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos (UAM).
Fuente original: http://www.revistapueblos.org/spip.php?article2454