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Ni con la Sociedad Rural ni con el PJ

La crisis argentina y la necesidad de un tercer camino

Fuentes: Rebelión

Nuevamente la sociedad argentina está dividida y enfrentada. ¿Es una pelea personal? ¿Es una pelea de protagonismo político? ¿Es una pelea entre un sector que es «soberbio» y otro que es «egoísta»? No. Estamos viviendo una LUCHA DE CLASES. La lucha de clases no se da de manera pura, transparente y de forma horizontal. En […]

Nuevamente la sociedad argentina está dividida y enfrentada. ¿Es una pelea personal? ¿Es una pelea de protagonismo político? ¿Es una pelea entre un sector que es «soberbio» y otro que es «egoísta»? No. Estamos viviendo una LUCHA DE CLASES.

La lucha de clases no se da de manera pura, transparente y de forma horizontal. En las formaciones sociales capitalistas concretas resulta muy difícil encontrar, a primera vista, la lucha «burguesía versus proletariado» (que estudia, por ejemplo, El Manifiesto Comunista) como si fuera un partido de fútbol. La vida política es compleja, tiene pliegues, grises y matices.

Como muchas veces en las filas de la izquierda ha predominado un marxismo libresco, esquemático y dogmático, al no encontrar en la realidad política ese esquema sencillo, cómodo y de pizarrón, muchos compañeros de izquierda o progresistas se pierden o desorientan. Terminan arrastrados y como furgón de cola, ya sea detrás de los grandes empresarios de los agronegocios («el campo»), ya sea detrás de la expresión política de la gran burguesía empresarial (el «gobierno») que coyunturalmente se independiza y cobra vida propia, en el discurso, disputando con aquel mismo sector al que benefició con cifras millonarias desde que comenzó la devaluación. De un lado algunos compañeros creen encontrar una supuesta «pueblada rural» (¿¿??); del otro, un supuesto «gobierno nacional y popular» (¿¿??), ambos existentes sólo en la imaginación.

Es cierto que ambos bloques son diferentes entre sí. El bloque liderado por la Sociedad Rural cuestiona por derecha al kirchnerismo. Pero también es verdad que la alternativa «Democracia o dictadura» constituye actualmente una falsa alternativa. No está en juego la democracia y la libertad sino… el reparto de la renta, no nos engañemos. De la misma manera que en 1987 el presidente Alfonsín extorsionó al pueblo argentino con las consignas «Yo o el caos…», «La UCR o la dictadura»; hoy el gobierno kirchnerista vuelve a apelar al chantaje propagandístico con las mismas malas intenciones. Triste recuerdo el de Semana Santa de 1987 y el célebre «La casa está en orden» de Alfonsín. ¿No tenemos memoria? ¿Vamos a confiar en quienes beneficiaron a los grandes pooles sojeros durante cinco años seguidos?

En la lucha de clases real, las confrontaciones se producen de manera zigzagueante y entre fuerzas sociales contaminadas, nunca puras, donde una fracción de clase hegemoniza y acaudilla a otros segmentos. Que en el bando del «campo» haya efectivamente pequeños chacareros y gente humilde de pueblos del interior, no puede nublarnos la vista. Esa alianza de clases está hegemonizada por los patrones de la Sociedad Rural. Es la vieja Argentina tradicional del modelo «granero del mundo», que apoyó todos los golpes de estado y le dio cierto consenso «popular» al general Videla y otros genocidas (Martínez de Hoz hablaba entonces de la «mayoría silenciosa»). Hoy detrás del «campo» -categoría fetichista que esconde las clases sociales, como si la protesta brotara de la tierra, los árboles y el pasto- está nucleada toda la extrema derecha argentina. Desde Macri hasta el diario La Nación, desde la Sociedad Rural hasta los vecinos ricos de countries y barrios más pudientes y lujosos de la capital federal.

Del otro lado… ¿está el pueblo? ¿la patria? ¿América Latina? ¿El Che Guevara? ¿Quién pagó y sigue pagando la deuda externa? ¿Quien realiza ejercicios conjuntos con los militares norteamericanos y sanciona contra viento y marea, a pedido de Bush, la Ley «Antiterrorista»? ¿Quién avala el saqueo de nuestros recursos naturales -por ejemplo el petróleo- y castiga los bolsillos populares con una inflación que el INDEC pretende desconocer? ¿Quién controla a golpes, tiros y patotas cada barrio y cada villa miseria del conurbano bonaerense? ¿Quién maneja las grandes corporaciones sindicales-empresariales que acompañaron e impulsaron la privatización de la Argentina (desde los ferrocarriles hasta los teléfonos, desde la luz hasta el agua)? ¿El PJ, rancio y putrefacto, representa la opción progresista en Argentina? ¿Los matones de Raúl Othacé (distrito de Merlo) y Julio Pereyra (distrito de Florencio Varela) son sinónimos de democracia y liberación? ¿La CGT, estrecha aliada del neoliberalismo más furioso de Menem, sintetiza al pueblo? ¿Los que no movieron un dedo para recuperar con vida al desaparecido Julio López representan los derechos humanos?

Como en 1946, en tiempos de «peronismo o antiperonismo»; como en 1975 en la época de «Isabelita y la Triple A o el golpe de Videla»… hoy nuevamente el pueblo argentino se encuentra aprisionado ante una tenaza que lo aplasta, lo oprime o lo arrastra a encolumnarse en una de las dos fracciones burguesas.

Nunca más que ahora se evidencia la debilidad política e ideológica y por momentos la ausencia de una izquierda CON PROYECTO que pueda proponer a la sociedad y a todo el pueblo un tercer camino, más allá del liberalismo oligárquico y del nacional-populismo, ambos burgueses.

Intentando retomar la tradición de Mariátegui y del Che Guevara, de Agustín Tosco y del guevarismo argentino (aniquilado y masacrado en 1976) dentro de nuestras modestas fuerzas nos oponemos a encolumnarnos en alguno de los dos barcos de piratas que hoy se pelean por el botín de la renta.

Es por eso que ante los cacerolazos fogoneados desde los monopolios mediáticos de ultraderecha y ante el acto político que prepara el PJ y sus burócratas «progres» (los mismos que cuando la policía asesinó a Darío y Maxi declararon que «los piqueteros se mataron entre ellos»), con humildad el Colectivo AMAUTA hace un llamado a las organizaciones hermanas, en busca de sentar la posibilidad de un tercer camino para esta vieja Argentina que cruje.

No podemos quedarnos pasivos. Convocamos a todas las organizaciones de izquierda y progresistas, a los colectivos barriales y culturales, a las agrupaciones estudiantiles y sindicales antiburocráticas, a ganar las calles UNIDOS (respetando nuestra diversidad) para comenzar a dar una disputa política real contra las dos alianzas de clases burguesas que hoy co-gobiernan y están destruyendo nuestro país.