Aktham Suliman ha renunciado al puesto de corresponsal de Al Jazeera en Berlín, cadena en la que llevaba trabajando diez años. En una entrevista denuncia que la televisión que propició una revolución en la cobertura del mundo árabe ha sido secuestrada por el Gobierno de Qatar. Las guerras y conflictos en países aliados del emirato […]
Aktham Suliman ha renunciado al puesto de corresponsal de Al Jazeera en Berlín, cadena en la que llevaba trabajando diez años. En una entrevista denuncia que la televisión que propició una revolución en la cobertura del mundo árabe ha sido secuestrada por el Gobierno de Qatar. Las guerras y conflictos en países aliados del emirato son silenciados. Lo que ocurre en países enfrentados a Qatar es magnificado con un trabajo periodístico parcial y manipulado:
Te das cuenta en los casos de gobiernos que están enfrentados a los gobernantes de Qatar. Por ejemplo, Libia, Siria y Yemen. Otros países como Jordania y Bahréin pasan por fenómenos similares: rebeliones y protestas contra las clases dirigentes. Pero se informa mucho menos sobre ellos. Te das cuenta cómo eso se corresponde con la política exterior de Qatar. Es un asunto muy serio, porque en Al Jazeera estábamos orgullosos de decir: Qatar nos financia, pero el Estado no interfiere en nuestro trabajo. Ahora de repente nos encontramos en una situación en la que nuestra cobertura está alineada complemente con la política exterior de Qatar.
Sobre la guerra de Siria:
En Siria, la sociedad también está dividida. Tienes a la gente proAsad y a los que están en contra. Sin embargo, cuando conviertes a un bando en asesinos y a los otros en santos, estás alimentando el conflicto, no presentando la situación de forma equilibrada. Hay asesinatos, injusticias y cosas buenas en ambos lados. Pero no puedes ver eso en Al Jazeera. Mi problema es y era: cuando veo la cobertura de Al Jazeera sobre Siria, no me entero de lo que está ocurriendo allí. Y eso es lo primero que esperas del periodismo.
En el caso de Siria, Al Jazeera apenas informó de la rebelión en las primeras semanas. Algunos de mis colegas y yo protestamos, con el argumento de que estaban pasando cosas en Siria y que teníamos que contarlas, con independencia de nuestras opiniones personales. Sin embargo, por entonces el emir de Qatar estaba intentando convencer al presidente sirio para que diera pasos por la reforma política.
Cuando Asad no respondió, Al Jazeera dijo: ahora a trabajar en Siria. No sienta bien la impresión de que ya no eres un periodista. Eres básicamente un perro guardián que responde al silbido del amo cuando te dice que vayas contra este Estado o ese Gobierno. Fue bastante extremo. Ese largo silencio al principio, luego la implicación frenética, y con el emir de Qatar siempre dando las órdenes.
Sobre los intereses de las monarquías del Golfo:
Todos los países del Golfo han respondido igual ante la Primavera Árabe. Sea Arabia Saudí o Qatar, la prioridad es controlar esas revoluciones para que no supongan un peligro para los estados del Golfo y que ciertos grupos se hagan con el poder. La táctica se diferencia algo en este punto. Los saudíes favorecen a los salafistas, a los que financian y arman, mientras que los qataríes se inclinan por los Hermanos Musulmanes, a los que entregan apoyo financiero y armas.
Sobre la cobertura en Alemania de las noticias del Golfo:
Catastrófica, escandalosa, imperdonable. Obviamente, se supone que los políticos alemanes y occidentales tienen que defender los intereses de sus países. ¿Pero por qué los periodistas hacen lo mismo? Es rarísimo que los medios alemanes informen de forma crítica sobre Arabia Saudí o Qatar. Apenas hay referencias al hecho de que en Arabia Saudí necesitas un permiso para tomar imágenes, incluso si estás en la calle, ni hay mucha discusión sobre la situación de los derechos humanos en esos países.
Apenas se menciona en los medios alemanes que existe allí auténtica esclavitud. Los trabajadores asiáticos llegan a estos países, trabajan unos años en Qatar, Arabia Saudí o los Emiratos, y luego vuelven a casa, a menudo completamente destrozados. Las mujeres regresan a menudo embarazadas. Esta gente puede pasar 50 años en el Golfo y no tener derecho a la ciudadanía. Son circunstancias increíbles, inhumanas, y nunca se habla de ellas. En vez de eso, verás largos reportajes en la TV alemana sobre algún emir que tiene tantos castillos o tantos coches. Es escandaloso, increíble e imperdonable.
Suliman publicó un artículo en el Frankfurter con las razones de su salida de la empresa.
Desde siempre, Al Jazeera ha tenido una ideología. Digamos que podríamos definirla como nacionalista árabe. Un periodista árabe que había trabajado durante muchos años para The New York Times la calificó de «nuestra Fox News». No era exactamente antioccidental, pero su información crítica y agresiva de la ocupación norteamericana de Irak destacaba claramente sobre la cobertura realizada por las cadenas de EEUU y Europa.
En paralelo al aumento del protagonismo de Qatar en las crisis de Oriente Medio del último año, la cadena fue perdiendo independencia. Algunos de sus reporteros más conocidos la abandonaron, algo impensable años atrás.
La rebelión en Egipto contra Mubarak fue un gran éxito, pero no se puede decir lo mismo de lo que hizo (mejor dicho, no hizo) en Bahréin. Sin un control directo tan marcado por el Gobierno de Qatar, Al Jazeera English sí que llevó a cabo una cobertura mucho más amplia de la represión en Bahréin contra los que pedían más libertad.
Fuente: http://www.guerraeterna.com/la-decadencia-de-al-jazeera/