El mismo día que El País dedicaba dos páginas a los errores periodísticos de The New York Times, la defensora del lector del diario del grupo Prisa, Malen Aznarez, disentía ayer de las explicaciones dadas por el subdirector Vicente Jiménez sobre un titular en el que la marca Mecca Cola se vinculaba al integrismo y […]
El mismo día que El País dedicaba dos páginas a los errores periodísticos de The New York Times, la defensora del lector del diario del grupo Prisa, Malen Aznarez, disentía ayer de las explicaciones dadas por el subdirector Vicente Jiménez sobre un titular en el que la marca Mecca Cola se vinculaba al integrismo y la elección de una fotografía de una carné de conducir de una mujer con burka para ilustrar una información sobre Marruecos.
Sobre el titular en portada de Mecca Cola, Vicente Jiménez explica que «la bondad de un titular es asunto siempre discutible. La titulación periodística es un ejercicio de discriminación: de una realidad compleja se escoge una parte (lo más importante, según el criterio del periodista, en unas ocasiones; lo más llamativo o curioso, en otras) y se desprecia el resto. Lo que sí se le debe exigir a un titular es que sea pertinente y, por supuesto, veraz. En mi opinión, el caso que nos ocupa cumple estas dos condiciones«.
Malen Aznarez le responde: «Tiene mucha razón el subdirector de El País cuando afirma que los creadores de este refresco lo han dotado de un propósito político y reivindicativo -con el que se puede estar o no de acuerdo- que no ocultan. Pero esta Defensora opina que una cosa es asociar una marca a un consumo responsable (como hacen las ONG que venden productos de comercio justo), e incluso «comprometido», ofreciendo un «sustituto a los productos estadounidenses», y otra que se asocie en la primera página del periódico a la violencia terrorista.»
Y sobre el carné-burka para ilustrar una información sobre Marruecos, Jiménez admite «que no es la mejor para acompañar el reportaje sobre Marruecos«, pero añade que » la imagen ilustra el problema de los documentos de identidad en países en los que por tradición o religión las mujeres se cubren el pelo, el rostro… En mi opinión, ni la foto es un chiste, ni juega frívolamente con ningún concepto, ni confunde cultura y religión«.
Malén Aznarez le critica, de nuevo, señalando que «ni se trata de una mujer marroquí, ni en Marruecos se usa el burka, ni en el texto se citaba este tipo de vestimenta, sino que sólo se hablaba del pañuelo o hiyab, que deja la cara de las mujeres al descubierto.» Y tras recordarle que el libro de estilo del diario hace hincapié en el uso de fotos de archivo que no dañen la imagen de las personas citadas, finaliza con una puya irónica hacia el subdirector: «En esta ocasión no había peligro de dañar imagen alguna, dado que era imposible ver a nadie. Pero hubo poco cuidado al elegir la foto.»