La enfermedad del presidente cubano Fidel Castro ha disparado la locuacidad de los sectores anticastristas de Estados Unidos y Europa. Para quienes aún pensaban que había sentido común y pretensiones democráticas entre ellos, un vistazo a sus reacciones puede ser esclarecedor. El miércoles dos de agosto la mayoría de los medios de comunicación se hacían […]
La enfermedad del presidente cubano Fidel Castro ha disparado la locuacidad de los sectores anticastristas de Estados Unidos y Europa. Para quienes aún pensaban que había sentido común y pretensiones democráticas entre ellos, un vistazo a sus reacciones puede ser esclarecedor.
El miércoles dos de agosto la mayoría de los medios de comunicación se hacían eco de un teletipo de Efe que recogía el llamamiento de sectores de Miami que pedían con total impunidad un golpe militar: «El exilio cubano pide al Ejército cubano que forme un gobierno «cívico-militar» de transición». Quienes llevaban décadas acusando a Cuba de ser una dictadura militar ahora apelan en un comunicado de la junta directiva de la FNCA (Fundación Nacional Cubano Americana) a que «los militares tienen la oportunidad de prestar un generoso servicio a la patria estableciendo una autoridad transitoria cívico-militar». Según el cable de la agencia, el representante de este grupo afirmó que los militares deben unirse a los esfuerzos de los opositores de la isla para buscar una solución pacífica. Al ser preguntado si estaba planteando un alzamiento militar, ha respondido que «eso es una alternativa que tienen las personas, tanto militares como civiles». En realidad los civiles no pueden realizar alzamientos militares, son, como su nombre indica, los militares. No piden que la gente salga a las calles ni que se manifieste ni que se movilice pacíficamente contra el gobierno socialista, quizás porque no están muy seguros de su éxito, por ello prefieren el atajo militar que tan socorrido ha sido en América Latina.
Por su parte, la revista también anticastrista Encuentro reproduce un teletipo de la agencia AFP, según el cual «el gobernador de Florida pide prepararse para una eventual emigración masiva desde la Isla», lo que no deja de parecer una insinuación del hermano menor de Bush, infructuosa por cierto, pues nadie en Cuba ha mostrado ningún interés diferente por salir del país.
En La Jornada de México, su brillante corresponsal David Brooks nos ofrece, el dos de agosto también, unas declaraciones de Bush que no tienen desperdicio. Tras repetir su disposición a intervenir en la política interna de Cuba con argumento humanitario señalando que «estaremos listos y ansiosos para otorgar asistencia humanitaria, económica y de otra naturaleza al pueblo de Cuba», amén del anexo secreto de su llamado Plan de Transición . De hecho Caleb McCarry, el llamado «coordinador de la Transición en Cuba», señala que el programa «ofrece apoyo a los cubanos para prepararse para el día en que recuperarán su soberanía». «El informe dirige acciones que podemos tomar ahora para desarrollar planes apropiados para apoyar una transición democrática mañana. Estamos estableciendo las bases para ofrecer asistencia sustancial específica para una transición democrática en Cuba (….)», afirmó. Lo más cínico es que, a continuación, han expresado su preocupación por el intervensionismo de otros países diferentes a ellos. Dice Brooks que el senador Mel Martínez y el secretario de Comercio Carlos Gutiérrez, advirtieron por separado contra la «interferencia» de fuerzas externas en Cuba. Al responder a la pregunta de qué debería hacer el gobierno estadounidense, Martínez respondió «primero y ante todo, mantener cualquier fuerza desde afuera de interferir (en Cuba)». Al preguntársele a qué se refería, dijo: «estoy pensando en Venezuela, particularmente. Esto es un asunto para ser resuelto por el pueblo cubano». A su vez, Gutiérrez subrayó: «prometemos desalentar a terceros de obstaculizar la voluntad del pueblo cubano». En tanto, Snow, el vocero de la Casa Blanca, reiteró: «lo que estamos esperando es tener una Cuba libre y lista para una plena asistencia estadounidense tan pronto que eso sea posible». Como puntualiza el periodista de La Jornada, «al parecer, el derecho de intervenir en Cuba es exclusivo de Estados Unidos».
Algunos siguen viendo imágenes que sólo existen en su imaginación. Como el diputado federal cubanoestadunidense, Lincoln Diaz-Balart, quien afirmó en el Miami Herald que «es hora de que los militares no disparen» contra aquellos que montan protestas pacíficas». Ni hay protestas en Cuba, ni pacíficas ni violentas, ni los militares han disparado nunca, incluso cuando las hubo en agosto del año 1994. También afirmó que «disidentes dentro de Cuba han apelado al exilio en Florida para dar voz a los que desean promover resistencia pasiva». Pero no dijo quién, es más, todos las figuras anticastristas del interior de Cuba se han expresado libremente en los medios y ninguno dijo nada parecido.
Y sobre quiénes son los que celebran en Miami, la periodista de El País, Angels Barceló, nos da alguna clave buceando en su crónica del día tres: «Entre los presentes, un hombre, ya de una cierta edad, con un megáfono, un sombrero y un llamativo anillo en su mano izquierda, un anillo con la efigie de un indio. ¿Quién era ese personaje tan peculiar? Uno de mis acompañantes, gran conocedor de Cuba, nos resuelve la incógnita. Nos cuenta que uno de los símbolos que distinguía a la guardia personal del anterior dictador cubano Fulgencio Batista era precisamente un anillo con la cara de un indio. Ese hombre había sido, por tanto, un ex policía de Batista».
Algunos aprovechan la situación para desplegar su capacidad de decir estupideces. Como Maruja Torres, el 2 de agosto, en una columna titulada «Fidel y el solapamiento». Escribe: «Si Fidel está malito, me dije, y Cubavisión Internacional se ha quedado sin sus, al menos, seis o siete horicas debidas al líder carismático…». Los cubanos saben que la presencia de Fidel Castro en ese programa es excepcional, no suele ser ni una vez al mes. Compárese con las comparecencias de los portavoces de gobierno en nuestras televisiones. Y añade » Por Júpiter, ¿no sería posible que en dicha cadena me pudiera encontrar con abundante información sobre la invasión de Líbano por Israel, y por ahí también, como quien no quiere la cosa, algo sobre Gaza, algo sobre Irak, algo sobre Afganistán, llegando así hasta los últimos recodos de los más recientes solapamientos? Dicho y hecho. Me conecté al canal mencionado y presencié una Mesa Redonda magistral, con informaciones de las que aquí carecemos porque nos vienen directamente sesgadas por los lobbies sionista/fundamentalinis de Estados Unidos». Pues celebramos que a estas alturas Maruja Torres haya descubierto que en la «dictadura sin libertad de expresión» de Cuba aparezcan informaciones de las que «aquí carecemos». Por cierto, carecemos de ellas porque las tienen proscritas los medios para dedicar el espacio a columnas como las suyas.
Y vuelvo de nuevo a casi el único periódico decente impreso que puedo encontrar en el orbe, La Jornada. De nuevo mi admirado David Brooks, el día 3, destapa que The Wall Street Journal, «especuló que un gobierno encabezado por Raúl Castro podría imitar el modelo de China, abriendo la economía a la inversión extranjera y al sector privado cubano mientras intenta mantener un estricto control político». Pues perfecto, viene a decir el periódico, era eso de lo que se trataba. He aquí: «Si Raúl desea avanzar en esa dirección podría desear hacer algunos gestos conciliatorios a Estados Unidos, dejando a un lado la retórica antiestadounidense de su hermano y ofreciendo cooperación en asuntos bilaterales. Estados Unidos tendrá que estar preparado para responder. Un paso que ayudaría ahora sería revocar la ley Helms Burton de 1996 que estipula que un presidente estadounidense no podría levantar el embargo comercial mientras Fidel, Raúl o cualquiera que ellos hayan nombrado esté en el poder».
Parece que determinadas situaciones ayudan mucho a conocer intenciones y pretensiones.