Después de ser su altavoz de propaganda durante 54 días de supuesta «huelga de hambre y sed», los medios informaban del fin de su protesta (1). El motivo: haber logrado que el Parlamento europeo aprobara una supuesta «Enmienda Fariñas», que condicionaría -una vez más- las relaciones Unión Europea-Cuba a cambios en la política interna de […]
Después de ser su altavoz de propaganda durante 54 días de supuesta «huelga de hambre y sed», los medios informaban del fin de su protesta (1). El motivo: haber logrado que el Parlamento europeo aprobara una supuesta «Enmienda Fariñas», que condicionaría -una vez más- las relaciones Unión Europea-Cuba a cambios en la política interna de la Isla (2). Fariñas -leíamos en decenas de medios- sería nombrado, incluso, asesor para Bruselas en materia de derechos humanos. El canal colombiano NTN 24 llegaba a asegurar que el senador Marco Rubio se disponía a llevar dicha «Enmienda Fariñas» al Congreso de EEUU (3). Toda una «victoria política» frente al Gobierno cubano.
Pero… apenas un día después, se descubría que todo era mentira (4). La «enmienda Fariñas» no existía: era una noticia inventada, publicada en una página web falsa (5). El «disidente» acusaba a los Servicios de Inteligencia de Cuba de haber creado dicha web… para engañarlo (6).
Agencias y medios se vieron obligados a informar del esperpento. Cuidándose muy bien -eso sí- de no reflejar las duras críticas a Fariñas por parte de sus compañeros de filas. La escritora Zoé Valdés, por ejemplo, calificó la huelga de Fariñas como una «mentira» de consecuencias «desastrosas» para «la credibilidad de la oposición cubana» (7) (8).
Por el contrario, medios como El Mundo (9) o Deutsche Welle (10) han seguido entrevistando a Guillermo Fariñas, para quien su protesta fue todo un «éxito». Tan patético… como real.
Durante semanas, la supuesta huelga de hambre fue acompañada de noticias (11) (12) y artículos de opinión (13) en importantes medios, con un mensaje único: la condena del actual diálogo Unión Europea-Cuba y la defensa de la llamada Posición Común, que exige cambios políticos en la Isla previos a cualquier acuerdo de cooperación. Pero… si hay una prueba palpable del fracaso de esta iniciativa es que la vicepresidenta de la Comisión Europea acaba de proponer, ya de manera formal, la abolición definitiva de dicha Posición Común (14).
La protesta de Fariñas no contó con los apoyos de ocasiones anteriores. Aunque recibió visitas de diplomáticos de EEUU (15), España (16) y Alemania (17), ninguno emitió las tradicionales declaraciones agresivas contra el Gobierno cubano. Este tampoco prestó la menor atención a Fariñas (18). Todo parece indicar que el «disidente» encontró, entonces, en el rumor de un supuesto apoyo europeo, la excusa perfecta para acabar con una protesta sin apoyo, sin sentido y sin salida (19).
Durante la huelga, ningún medio internacional quiso cazar a Guillermo Fariñas en alguna de sus clamorosas contradicciones. Por ejemplo: se negó a ser atendido por personal médico cubano, porque éste -leemos- estaba «coaccionado por la policía política» (20). Para, unos días después, asegurar que era el Gobierno cubano el que no quería hospitalizarlo, para «cometer con él -leemos- un `asesinato premeditado´» (21). Tras el fin de la huelga, se volvía a contradecir, porque el gobierno que -supuestamente- perseguía su muerte, es el que había forzado el cese del ayuno mediante un engaño, dada su preocupación -aseguraba- «por el apoyo multitudinario» y el «impacto internacional» de la huelga (22). Entonces, ¿en qué quedamos, el Gobierno cubano buscaba su muerte o que dejara la protesta?
Ningún periodista ha preguntado, tampoco, a Fariñas por qué cambió de repente su demanda: si se había comprometido a no levantar la protesta hasta conseguir una declaración de Raúl Castro de «respeto» y reconocimiento a los «disidentes» (23), ¿por qué de repente dejó la huelga por un supuesto apoyo del Parlamento europeo, una institución controlada por la derecha que ya le respaldó en ocasiones anteriores (24)?
Tampoco le ha preguntado nadie por qué, si -como afirma- fue «engañado», no regresa de nuevo al ayuno. «Esta huelga de hambre es hasta las últimas consecuencias, incluida la muerte» (25), «Estamos dispuestos a llevar la huelga hasta el fin si Raúl Castro no cesa la escalada» (26), «Sería un privilegio ser un mártir por la democracia en Cuba» (27), afirmaba ante los medios.
Pues todavía está tiempo de demostrarlo. O de seguir haciendo el más espantoso y definitivo… de los ridículos.
(2) http://www.14ymedio.com/
(3) http://www.ntn24webs.info/
(5) http://www.elmundo.es/
(8) http://www.lacuartacolumna.
(9) http://www.elmundo.es/
(13) http://internacional.elpais.
(15) http://www.martinoticias.com/
(18) http://www.cubainformacion.tv/
(20) http://www.diariodecuba.com/
(21) https://informe21.com/
(23) http://www.diariodecuba.com/
(24) http://www.martinoticias.com/
(25) http://www.elmundo.es/
(27) http://www.hispanopost.com/
Fuente original: http://www.cubainformacion.tv/