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La tele, poder incuestionable de control social

La influencia de los medios de comunicación sobre los individuos

Fuentes: El Financiero

¿Cuál es hoy el poder real de los medios de comunicación?, ¿cuál es la influencia que tienen sobre los individuos?, ¿hasta dónde contribuyen a construir la realidad social y personal? EL FINANCIERO platica con diferentes especialistas sobre estos temas frecuentes de la comunicación, quienes sentencian que los tiempos del neoliberalismo reclaman enfoques poco ortodoxos de […]

¿Cuál es hoy el poder real de los medios de comunicación?, ¿cuál es la influencia que tienen sobre los individuos?, ¿hasta dónde contribuyen a construir la realidad social y personal? EL FINANCIERO platica con diferentes especialistas sobre estos temas frecuentes de la comunicación, quienes sentencian que los tiempos del neoliberalismo reclaman enfoques poco ortodoxos de análisis.

De acuerdo con Noam Chomsky y otros teóricos, hoy, los medios de comunicación son megaconsorcios; por lo tanto, lo que se dice en ellos (aunque evidentemente hay excepciones) refleja los intereses corporativos de la empresa. Todo lo que vaya en contra de sus intereses y de sus publicistas es incompatible con el medio -afirma Stephan Hasam, profesor investigador del Departamento de Educación y Comunicación de la UAM-Xochimilco.

Para Enrique Guinsberg, psicólogo, comunicador e investigador del Departamento de Psicología de la misma casa de estudios, la relación de los medios con el poder económico y político en México es «absoluta».

-Los medios siempre han sido fuente de poder, han estado vinculados a él -dice Guinsberg-. Es sabido que mantener un periódico, una emisora de radio o televisión es privilegio de unos cuantos. Hoy, medios y poder son prácticamente lo mismo. El modelo neoliberal concentra la riqueza en cada vez menos empresas y los medios no son una excepción. En México existen algunas estaciones de radio alternativas y publicaciones distintas a las grandes empresas; pero, ¿qué poder tienen frente a la penetración de los universos mediáticos absolutamente dominantes? Su peso real hay que verlo en diferentes niveles. Uno: el económico; pero más allá de los grandes negocios, el poder es otro: formar a la opinión pública.

Pero al otro lado de la propiedad de los medios, ¿cuál es la incidencia real del poder mediático en la opinión pública?
Luis Razgado, coordinador del Departamento de Comunicación de la UAM-Xochimilco, define: «Los medios tienen una influencia innegable, pueden influir en la generación de una opinión. Su impacto es importante, pero más bien desde un punto de vista económico y político que desde hacer prevalecer cierta ideología.»

En este sentido, Marisela Soto, investigadora y docente de esa universidad, asegura que «los medios no son ya medios», intermediarios, sino «agentes directos que se adjudican la autoridad de educar y moralizar de acuerdo con el discurso del grupo en el poder». Por dar un ejemplo, cita: «Hay cierta censura en las publicaciones pornográficas, que se venden en bolsas oscuras; pero mientras esto ocurre, en los medios hemos visto las imágenes de los cuerpos destrozados por la guerra en Irak. Si eso no es pornografía, entonces, ¿qué cosa es? No lo sé, pero no se censura. Hay aquí una veta interesante de discusión de cómo se va significando y resignificando el cuerpo, ahora, en la sociedad. Es escandaloso que los cuerpos violentados y mutilados sean exhibidos. ¿Quién dice qué cuerpo es el que se tiene que ver y cuál no?»

La moral social

Para Razgado, los medios tienen un impacto económico y político importante, pero no como mecanismo para erigir una moral social. «Existen otros factores que influyen en la moral: la familia, la experiencia, la educación, etcétera. Todo esto construye una especie de filtro que rechaza o deja pasar ciertos mensajes mediáticos, que aquí no tienen un papel predominante. Más que moldear una moral social, pueden influir en la generación de una opinión», asegura.

En cambio, Enrique Guinsberg asevera que los medios son instrumentos que marcan pautas de moral y también son reflejo de lo social: «El poder reside en formar a la opinión pública. La gente sigue al poder e, incluso, llega a adquirir posturas que van contra sus propios intereses, aunque tengan que enfrentar una serie de obstáculos.»

-¿Contribuyen los medios a erigir la moral de las sociedades?
-Los medios no son omnipotentes, sino expresión de un universo cultural en todo sentido -responde Guinsberg. La revolución sexual fue producto de un conjunto de circunstancias que no crearon los medios, pero que sí potenciaron. ¿Por qué hace unos años era imposible ver algo sexual, como las infidelidades en las telenovelas, y hoy es lo más común? Porque los medios se adaptaron a un cambio social, lo mostraron y hoy se ve como una situación normal.

-¿A qué se refiere cuando dice que los medios de difusión masiva contribuyen a moldear al sujeto funcional?
-Primero, a los medios los llamo de difusión porque su uso dominante es precisamente eso: difundir. Por otro lado, toda sociedad tiene un objetivo básico, absolutamente primario: formar al modelo de individuo que permita el mantenimiento de esa sociedad. Si el capitalismo no crea un sujeto acorde con él, desaparece. Hoy, el poder no sojuzga a sangre y fuego. El control social es que la gente piense como el poder desea, con todas sus variantes. Siempre ha habido instituciones que cumplen ese papel, como las iglesias, o la escuela, con una ideología determinada. Hoy son los medios, de una forma incuestionable.

Guinsberg calibra la situación así: «Cerca de 97 por ciento de la población mexicana tiene televisión; la prensa casi no se lee. Sabemos que en los dibujos animados y en las telenovelas hay todo un código ético, moral, ideológico, que responde claramente al poder en general.»

-Pero usted habla de procesos psicosociales en la recepción de contenidos y mensajes cargados de sentidos culturales, ¿puede explicar esto?
-El problema de la recepción es muy complejo. No obstante, hace unos diez o 15 años comenzó una moda en los estudios comunicológicos en torno a este proceso. Antes, con gran influencia estadounidense, las teorías hablaban de que los sujetos recibían mensajes y automáticamente los asimilaban. Después se empezó a ver, con toda razón, que el sujeto no es pasivo, sino activo. Lo que yo aporto es que a pesar de que vivimos una época que aún privilegia las disciplinas de forma aislada, hoy se tiene que hablar de una interdisciplinariedad o transdisciplinariedad. Los comunicólogos no saben psicología y lo reconocen; y, al revés, los psicólogos no saben comunicación. Una psicóloga de niños admitió una vez que no podía trabajar si no conocía los programas infantiles de televisión. ¿Por qué? Porque la terapia se hace con juegos y los niños juegan a ser los personajes de la televisión.

Lo psicopatológico, sin embargo, se mueve

-Mi contribución -continúa Guinsberg- es aclarar qué elementos psíquicos existen en el ser humano que permiten la recepción de los mensajes. Para dar un ejemplo muy claro: todos sabemos que la mayor parte de los programas de televisión tiene que ver con dos ejes básicos: sexualidad y violencia, que no casualmente son lo que Freud llama pulsiones. El ser humano es inevitablemente reprimido. La mayor parte de sus deseos están cancelados porque la cultura los prohíbe. El no matarás es una prohibición universal, salvo en las guerras. Pero el deseo de la gente de matar o de agredir, existe. Y lo mismo pasa con la sexualidad, donde la mayor parte de la gente está frustrada.

«El aspecto sexual se puede proyectar en los medios en la medida en que cada vez hay una sociedad más libre, o mal liberada, a mi juicio. La mayor parte de la gente no vive una vida sexual liberada; es más una apariencia. ¿Por qué existe el Viagra? Porque soluciona problemas de impotencia. Por otro lado, la carencia de un auto último modelo y cosas así hacen que la frustración sea mayor. ¿Por qué hay depresión? Porque la gente está profundamente insatisfecha. Y no hablo de la gente con profundas carencias económicas, me refiero fundamentalmente a los sectores medios y altos. La depresión es producto de un narcisismo desenfrenado. Hoy, la gente está enajenada, convertida en un ajeno.»

Un ejemplo está en la cesión de la verdad a los medios, enfatiza. «Jacobo Zabludowsky era el padre bueno, conocedor. Se decía: «Lo dijo Jacobo» o «lo dijeron en la tele», como si ésta fuera una instancia absoluta de conocimiento. La gente se entrega a otros precisamente por sus propias carencias. Los procesos de recepción se apoyan y lo hacen muy bien, sin duda, en esas necesidades, en carencias, esencialmente psíquicas.»

-¿Cómo encajan los medios en los conceptos freudianos de principio de la realidad y principio del placer?
-El psicoanálisis plantea que hay un proceso de conversión en el ser humano -dice Guinsberg-. Y aunque parezca abrupto lo que digo, el niño no es un ser humano sino un animalito que tiene las condiciones para lograrlo; pero debe pasar por un proceso de socialización. Esta premisa se resume en esa frase famosa de Freud: el paso del principio del placer al principio de la realidad. Al niño, la escuela le empieza a dar elementos fundamentales de realidad y la familia también. Pero antes que otra cosa se los da la televisión.

-¿Hasta dónde llega esta influencia?
-Los países y sus gentes son cada vez más ricos o más pobres. Según la ONU, una de cada tres personas vive con menos de uno o dos dólares diarios; la gente sabe esto y, sin embargo, no reacciona. Los medios han logrado que asimile el modelo neoliberal.

Una reflexión ética

Entonces, ¿cuál es el papel de los medios o los periodistas independientes ante esta realidad?
Stephan Hasam responde: «El problema en México es que la gente no lee. El tiraje de los medios impresos de información es mínimo, no así el de las historietas. La pregunta sería cómo enfrentar ese problema, cómo tratar de adecuar la producción de prensa escrita de alta calidad a la realidad social. Si uno piensa que el tiraje de un libro que no sea un best-seller no es mayor que en la época de Gutenberg, deja mucho que pensar sobre el país. Y si el presidente de la República le dice a la población que no lea el periódico, es una tragedia.»

En varios países, incluso en el corazón de Estados Unidos, existen medios independientes que se sostienen por la garantía de sus suscriptores. También hay ejemplos contundentes de trabajo individual periodístico, responsables éticamente, que han roto con los parámetros del poder, sostiene Hasam.

-En Alemania, apenas terminada la Primera Guerra Mundial -afirma-, Ret Marut, que en México fue conocido como B. Traven, publicaba El ladrillero, que se contraponía al periodismo de dominación. En Estados Unidos, I. F. Stone, al ver censurado su trabajo en las empresas para las que trabajaba, decidió fundar su propio semanario, IF Stone, el cual producía absolutamente solo, y generaba algunos cuantos terremotos políticos durante la guerra de Vietnam. El periodismo de Stone era muy parecido al que hacía Gregorio Selser, de quien conocemos su honradez y trayectoria. No hay pretextos para quien quiera ser un periodista íntegro.