Repudio de la la Unión de Trabajadores Costureros (UTC) al proyecto de reforma de la Ley de Trabajo a Domicilio, propuesta por el Ministerio de Trabajo, para desregular la relación entre los talleres textiles de confección y las marcas de indumentaria. Diálogo con Gustavo Vera, activista de la UTC, acerca de las implicancias de esta […]
Repudio de la la Unión de Trabajadores Costureros (UTC) al proyecto de reforma de la Ley de Trabajo a Domicilio, propuesta por el Ministerio de Trabajo, para desregular la relación entre los talleres textiles de confección y las marcas de indumentaria. Diálogo con Gustavo Vera, activista de la UTC, acerca de las implicancias de esta reforma, y sobre el sistema de trabajo clandestino en los talleres de confección de indumentaria.
¿De qué se trata la reforma de la Ley de Trabajo a Domicilio?, ¿qué es?
Bueno, esa ley es todo lo contrario a lo que se anuncia. Se anuncia para combatir el trabajo esclavo, pero el efecto práctico que va a tener va a ser multiplicar los talleres clandestinos y agravar la situación, porque la actual ley, la Ley de Trabajo a Domicilio, que todavía está vigente y que el Ministerio de Trabajo no se encarga de hacer cumplir, establece básicamente que el dueño del taller, no solamente es patrón de los costureros, sino también empleado de las marcas. ¿Esto en la práctica qué significa? Significa que todas las demandas laborales y penales que acontezcan en el taller, son también responsabilidad directa del dador del trabajo, o sea de la marca.
Lo que la nueva ley trae de novedoso, que en realidad no es novedoso porque se ha hecho en otras ramas de la economía, es despenalizar la «solidaridad» de los dadores de trabajo respecto a lo talleres, ¿de qué manera?, haciendo que los talleres se constituyan en pymes, que tengan una mera vinculación comercial con las marcas en este caso, y los problemas laborales y penales van a ser exclusiva responsabilidad de los talleres, cuando los talleristas están recibiendo solamente el 3% de la ganancia total que se produce por prenda. Por 100 pesos que sale una prenda al mercado, el taller recibe 3,25 pesos efectivamene, y lo que recibe el costurero es 1,89. Obviamente, si no se redistribuye la estructura de costos, instan al tallerista a que se constituya en pyme, que es lo mismo que invitarlo amablemente a que se esconda atrás de un árbol y siga con su actividad clandestina, con el agravante de que esta vez las marcas, van a poder escoger abiertamente a los talleres clandestinos y pagar mucho menos por la confección de sus prendas, con la absoluta tranquilidad de que no van a tener ningún tipo de sanción penal.
¿El Ministerio de Trabajo es quien impulsa esta ley?
El Ministerio de Trabajo está impulsando esta ley, pero los autores son dos «chiquitas» del Banco Mundial, así que sería bueno que este gobierno nacional y popular, reflexione sobre quién escribe el libreto de las leyes laborales. Obviamente, el Banco Mundial ¿qué va a proponer? Las mismas leyes que hicieron zafar penalmente a Levis, a Nike, a Microsoft y a Reebok de la explotación de chiquitos y de mujeres en Tailanda, Filipinas, Singapur, donde está comprobado a través de la campaña «Ropa Limpia», de distintas organizaciones internacionales, que estas grandes utilizaban trabajo esclavo en países asiáticos, en Honduras, en un montón de lugares, y sin embargo no se las puede penalizar. En otros países, a diferencia de Argentina, ya existía una ley como la que pretende ahora el Ministerio de Trabajo, que es justamente despenalizar a los grandes dadores de trabajo, a los peces gordos, y se que se cace a los perejiles en caso de que se descubra algo.
¿Qué sindicato es el que tendría que representar a estos trabajadores?
El sindicato que tendría que representar a estos trabajadores es el sindicato de la industria de la confección, el SOIV (Sindicato Obrero de la Industria del Vestido), el sindicato de las prendas de vestir en realidad. Es un sindicato absolutamente raquítico, y básicamente a lo que se dedican estos muchachos es a contabilizar la poca cantidad de cuota social que reciben de los trabajadores en blanco, pero hay algunos sindicatos, por ejemplo el del calzado, que ha tenido una posición correcta con respecto a esta ley y claramente está viendo lo mismo que vemos nosotros. El Sindicato de la Industria del Vestido no representa a los trabajadores y esto está muy claro. Desde el momento que existen 15 mil talleres clandestinos, 12 mil en la provincia de Buenos Aires, y 3 mil en Capital, donde tenés más de 200 mil trabajadores en situación de cuasi servidumbre, ese sindicato no está cumpliendo los intereses que dice representar.
¿En qué estado están las demandas penales que iniciaron contra 85 marcas de ropa?
Hay presentaciones federales, por ejemplo el caso de «Soho» que fue imputado por la fiscalía, está el caso de «Cheeky» y marcas que están denunciadas por nosotros, por la Defensoría del Pueblo, y hasta en algunos casos por el Gobierno de la Ciudad mismo.
Para que el oyente entienda bien lo que significa. Cuando vos tenés algún problema salarial en el taller, vos no mandás un telegrama, mandás dos, mandás uno a la marca y mandás uno al taller, y en una audiencia de conciliación, tienen que comparecer tanto la marca como el taller. Si el taller es «insolvente», no quiere pagar, o se fugó, el que tiene que pagar en última instancia es la marca, y está muy bien, porque ellos se benefician principalmente en la cadena de valor de la producción en talleres clandestinos e ilegales.
Esta reforma desregula la relación de las marcas respecto a los talleres.
Sí exacto, con lo cual se va a agravar y profundizar el trabajo esclavo, porque los talleres clandestinos no se van a poder constituir en pymes, porque no tienen capital para ser pymes sustentables, y se van a ir a la clandestinidad, y las marcas, al no correr el riesgo de ser penalizadas por utilizar talleres clandestinos, van a optar por ir a los talleres clandestinos a los que les pagan menos, antes que dar trabajo a las fábricas en blanco a las que tendrían que pagarles obviamente mucho más. Esto en la práctica va a significar menos trabajo en blanco, más despidos, más multiplicación de los talleres clandestinos y más impunidad para las marcas, y se presenta cínicamente como una ley para combatir el trabajo esclavo, cuando es todo lo contrario.