La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el cártel de grandes propietarios de medios de comunicaciones del continente americano que maneja los ataques a Cuba y Venezuela, da por garantizada la presencia del Rey de España y del Presidente del gobierno español, al vender a su membresía su próximo congreso, programado del 3 al 7 de […]
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el cártel de grandes propietarios de medios de comunicaciones del continente americano que maneja los ataques a Cuba y Venezuela, da por garantizada la presencia del Rey de España y del Presidente del gobierno español, al vender a su membresía su próximo congreso, programado del 3 al 7 de octubre en Madrid.
El Director Ejecutivo de esta organización fundada por la CIA cuya sede está en Miami, Julio E. Muñoz, usa al Rey Juan Carlos y al presidente José Luis Rodríguez Zapatero como «argumentos promocionales» para atraer participantes. A 1.600 dólares por la inscripción y 158 euros por noche, Muñoz tiene que desarrollar artificios de mercadotecnica para que este evento ya controvertido no sea un fracaso La Asamblea General de la SIP se efectuará en el hotel Meliá Castilla de la capital española.
En Caracas, la SIP conoció en marzo de 2008 un espectacular fracasó cuando organizó una provocación convocando a una conferencia violentamente hostil al gobierno bolivariano. La asociación de editores derechistas tuvo que enfrentarse al Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático, donde periodistas de todo el continente denunciaron la complicidad de los capos de la prensa comercial con el Departamento de Estado y los servicios de inteligencia de EEUU. En la convocatoria enviada a todos sus miembros, Muñoz proclama que el programa «incluirá paneles, mesas redondas y figuras estelares como Mario Vargas Llosa», uno de los voceros más recalcitrantes de la derecha latinoamericana, al lado de Carlos Alberto Montaner.
Ya se sabe que Vargas Llosa, ahora naturalizado español, usará su intervención para repetir su usuales ataques contra Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y sobre todo Venezuela. Hace a penas un año, en esta misma capital hispana, en un evento orientado por la CIA y auspiciado por la Fundación Internacional para la Libertad, de su socio Montaner, Vargas Llosa «denunció» la existencia de «una multinacional chavista en América Latina». Entre los momentos clave de la reunión madrileña, Muñoz anuncia una cena «ofrecida por El País», en el Palacio Municipal de Congreso. El País, el diario que encabeza continuas campañas de difamación contra gobiernos progresistas de este continente, pertenece al Grupo Prisa, una trasnacional de la comunicación que controla más de mil emisoras en España, Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, Colombia, Argentina y Chile. Como si estos argumentos no fueran suficientes par convencer a su clientela latinoamericana, Muñoz añadió a su programa «clases de Flamenco en Las Vistillas» y cócteles «con tapas y sangría».
En el curso de los años, esta asociación de magnates de la prensa comercial intervino en la UNESCO, para defender el control de la información por parte de la empresa privada y participó en la propaganda sucia contra el gobierno democrático de Salvador Allende, además de ser cómplice del golpe contra el presidente Hugo Chávez. Nunca se perdió una oportunidad de atacar a Cuba.
La SIP fue creada en Nueva York en 1950, en una operación de la CIA que pirateó groseramente la organización panamericana legítima creada en La Habana en 1943 y ahora pretende representar a la libertad de prensa en la región americana, pero no es más que el cártel de los grandes propietarios de medios de comunicaciones del continente. Dos altos oficiales de los servicios estadounidenses de inteligencia, Jules Dubois y Joshua Powers, capitanearon la operación que convirtió virtualmente a la organización en filial de la CIA.
Breve historia del cártel continental de la desinformación
En 1950, los servicios norteamericanos de inteligencia realizan en Nueva York el secuestro de la SIP, organización de prensa nacida en La Habana en 1943. Al frente del complot estuvo el Coronel Jules Dubois, anticomunista furibundo, que luego manejaría sus mecanismos de desinformación durante 15 años.
Desde años, Ernesto Vera, respetado veterano de la prensa cubana, ha investigado el tema del verdadero complot que permitió el secuestro de la agrupación cuyo concepto original se remonta a propuestas expresadas en 1889, y, luego, en un primer congreso panamericano de periodistas ocurrido en 1926. Vera cuenta cómo el proyecto se concretizó por fin, en 1943, en La Habana, con la creación de la Sociedad Interamericana de Prensa. El evento, que se desarrolló en un momento histórico favorable, permitió una amplia representación de los más variados sectores del mundo continental de la información, «en el medio de la Segunda Guerra Mundial, del frente antifascista, cuando no se podía excluir a órganos de prensa progresistas», subraya Vera. En aquel histórico momento se afiliaron a la SIP numerosos medios de izquierda que -aunque minoritarios- encontraron un espacio para expresarse en esa nueva organización. «En el caso de Cuba, participó, entre otros, el periódico marxista Noticias de Hoy, fundado en 1938, justo cinco años antes…», recordó Vera.
Así, del 43 al 50, «varias conferencias se realizan en distintos países donde los miembros progresistas tuvieron una posición de denuncia, sobre todo en contra del papel de las agencias de prensa norteamericanas que era ya insostenible». Sin embargo, pasaron los años y cambió el ámbito internacional. «Empieza la Guerra Fría, el anticomunismo, el antisovietismo, el maccartismo», recalca el veterano periodista. Nació la CIA y empezaron sus conspiraciones: pronto la prensa continental apareció entre sus prioridades. En la reunión de la SIP de 1946, que se desarrolló en Quito, Ecuador, tres personajes representaron a Estados Unidos. Dos eran altos oficiales de los servicios de inteligencia: Jules Dubois y Joshua Powers. El tercero, Tom Wallace, era un alto funcionario del Departamento de Estado.
Dubois es el único que puede pretender el título de periodista. Este auténtico coronel de la inteligencia militar norteamericana -así lo describió una nota biográfica publicada después de su muerte- se metamorfoseó en los años 40 como reportero del entonces influyente Chicago Tribune. Se hizo famoso por su capacidad de aparecerse milagrosamente donde los servicios especiales de su país desarrollaban actividades. Así fue como realizó su cobertura más impactante en Guatemala, en 1954, cuando el gobierno progresista de Jacobo Arbenz fue víctima de una operación montada por la CIA -con la elocuente participación de agentes como David Atlee Philips, E. Howard Hunt y David Morales. Al narrar la anécdota en un retrato de Dubois publicado más tarde, la revista Time relató cómo Carlos Castillo Armas, el general guatemalteco de reserva que realizó el golpe, había sido… su alumno, años antes, en la academia militar de Panamá donde Dubois fungía de «instructor».
En Nueva York, los magnates dan el «putsch»
Así, en el congreso de Quito, a través de varias intervenciones hábilmente realizadas por Dubois y sus cómplices, se aprobó la propuesta que realizar la siguiente reunión de la organización en territorio de Estados Unidos, en Nueva York. A pesar del hecho de que varios delegados desconfiaban de aquella proposición, finalmente se aprobó la sede. Un informe de Wallace al Departamento de Estado, desclasificado más tarde, detalla el plan secreto que iba a realizarse luego en territorio imperial. Y cuando se celebra la conferencia en Nueva York, se confirma el complot que permite entonces apropiarse de la SIP a los grandes poderes de la prensa continental. El truco no pudo ser más grosero: los organizadores norteamericanos, orientados por la CIA, «o no invitaron a los progresistas o no les dieron visas, bajo el pretexto de que eran comunistas», recuerda Vera. «O si viajaban se les detenía, como ocurrió con Carlos Rafael Rodríguez, quien no solo representaba al periódico cubano Noticias de Hoy sino que también era el propio tesorero de la organización. Era un cargo ejecutivo, pero aún así no lo dejaron entrar». Desfachatadamente, las autoridades migratorias «lo detuvieron en Ellis Island de donde no lo dejaron salir». «Se reunieron entonces los grandes propietarios y cambiaron los estatutos. Cuando se creó la SIP en La Habana cada país tenía un voto, independientemente de la cantidad de órganos de prensa afiliados. Ahí decidieron que cada órgano de prensa tendría un voto… ¡y de 1 voto pasaron a tener 424 votos!». En este congreso neoyorquino, los magnates de la prensa del continente «se convirtieron el los secuestradores de la libertad de prensa». «El coronel de las orejas peludas»
A partir de 1951, y hasta su muerte, Dubois presidiría la Comisión de Libertad de Prensa e Información, calificada de «espina dorsal» de la SIP por el papel de dirección ideológica que realizó y sigue realizando en toda la prensa comercial del continente. Nunca, tal vez, como en 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana, se ilustró el papel de la SIP como cártel continental de la desinformación. Dubois, el hombre de la SIP, de repente, se hizo omnipresente en La Habana, en medio de la feroz campaña mediática que se desencadenó rápidamente. Tan grande fue esa agitación, recuerda Vera, que el 22 de enero, ni dos semanas después de su entrada en la capital, el Jefe de la Revolución, Fidel Castro, ofreció una conferencia de prensa, en el salón Copa Room del Hotel Riviera, a la que acudieron unos 500 periodistas, de ellos, 380 extranjeros.
Dubois radicó largo tiempo en la capital cubana. «Tenía un vínculo muy estrecho con los grandes empresarios de la prensa. Escribía incluso en Bohemia y se le veía por todas partes», dice Vera. Rápidamente se confirmó su pertenencia a los órganos de inteligencia estadounidenses que venía evidenciándose desde el golpe mediático que armó entre Quito y Nueva York. Vera recuerda: «Había un programa de radio muy escuchado de un periodista llamado José Pardollada. Este lo llamaba «el Coronel de las orejas peludas». Los archivos señalan cómo, en 1959, la Junta directiva del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba lo denunciaba ya como «periodista norteamericano y oficial de la CIA». El 23 de mayo, en una carta abierta al director de Bohemia, el Che Guevara lo califica de «miserable gángster». En septiembre, el propio Fidel lo acusa de dirigir una verdadera «campaña de calumnias» contra la Revolución.
La FELAP reencarna el proyecto original de los periodistas
«En 1951 se reunieron en Montevideo los periodistas que habían sido separados de la posibilidad de participar en la cita de Nueva York y denunciaron allí lo que había sido el golpe CIA-SIP», señala Vera. «Plantearon que, de ninguna manera, estos grandes propietarios podían representar la verdadera libertad de prensa». El 7 de junio de 1976 se logra fundar en México la Federación Latinoamericana de los Periodistas (FELAP) que desde entonces agrupa a los verdaderos periodistas. «El derecho a la información veraz es un derecho social», repite Vera al subrayar cómo los grandes empresarios de la prensa «pretenden estar por encima de la sociedad». Por suerte -añade- cada día hacen menos daño los grandes monopolios de la información porque «cada día crece más la conciencia crítica sobre el papel de los medios en las sociedades de nuestros países». En cuanto a la SIP, los hechos confirmaron constantemente las peores sospechas.
En el curso de los años, la asociación de magnates intervino en la UNESCO para defender el control de la información por la empresa privada; participó en la propaganda sucia contra el gobierno democrático de Salvador Allende; se mantuvo bien callada durante el golpe contra el presidente Hugo Chávez. Y nunca perdió una sola oportunidad de atacar a Cuba.
En cuanto al Coronel Dubois, fue encontrado muerto el 16 de agosto de 1966, a la edad de 56 años, en un hotel de Bogotá, Colombia. Su funeral tuvo lugar en la iglesia católica de Santa Teresa, en Coral Gables, el millonario municipio de Miami, y sus restos fueron luego enterrados solemnemente en el cementerio nacional de Arlington, en Washington, donde terminan los «héroes» del imperio.
En agosto del 2000, el diario mafioso miamense El Nuevo Herald, al anunciar la inauguración de una nueva sede de la SIP en esa ciudad, señaló cómo: «la Sociedad Interamericana de Prensa se honra a sí misma» al dar al edificio el nombre de… Jules Dubois, «batallador incansable de la libertad de expresión».
Jean-Guy Allard es un periodista canadiense que reside en La Habana, Cuba.