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Bajo Bush, una nueva era de noticias prefabricadas

La máquina de mensajes

Fuentes: New York Times

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Es el tipo de cobertura noticiosa en la televisión con la que sueña todo presidente.

«Gracias Bush. Gracias, EE.UU.», dijo un alborozado iraquí-estadounidense a un equipo de la televisión en Kansas City para un segmento sobre la reacción ante la caída de Bagdad. Un segundo informe habló de «otro éxito» en el «esfuerzo» de la administración Bush por «fortalecer la seguridad de la aviación»; el reportero lo calificó de «una de las campañas más notables en la historia de la aviación». Un tercer segmento, transmitido en enero, describió la determinación de la administración de abrir mercados para los agricultores estadounidenses.

Para el espectador, cada informe se parecía a cualquier otro segmento de 90 segundos en las noticias locales. En realidad, el gobierno federal produjo los tres. El informe de Kansas City fue hecho por el Departamento de Estado. El «reportero» que cubrió la seguridad en los aeropuertos fue en realidad un profesional de relaciones públicas que trabaja bajo nombre falso para la Administración de la Seguridad del Transporte. El segmento sobre la agricultura fue hecho por la oficina de comunicación del Departamento de Agricultura.

Bajo la administración Bush, el gobierno federal ha utilizado agresivamente un instrumento bien establecido de relaciones públicas: las noticias prefabricadas, listas para ser utilizadas que las principales corporaciones han distribuido desde hace tiempo a las emisoras de televisión para vender cualquier cosa, desde remedios para el dolor de cabeza a los seguros para automóviles. En total, por lo menos 20 agencias federales, que incluyen al Departamento de Defensa y al Buró del Censo, han hecho y distribuido cientos de segmentos de noticias televisivas en los últimos cuatro años, como lo muestran archivos y entrevistas. Muchas fueron transmitidas subsiguientemente por emisoras locales en todo el país, sin reconocer jamás el papel del gobierno en su producción.

Este invierno, Washington se irritó por revelaciones de que un puñado de columnistas escribió en apoyo a la política de la administración sin revelar que había aceptado pagos del gobierno. Pero los esfuerzos de la administración por generar una cobertura noticiosa positiva han sido considerablemente más amplios que lo que se conoce. Al mismo tiempo, archivos y entrevistas sugieren complicidad o negligencia generalizadas de los canales de televisión, a pesar de estándares éticos de la industria que se oponen a la transmisión de segmentos prefabricados de noticias de cualquier grupo externo sin revelar la fuente.

Las agencias federales son francas ante los canales sobre el origen de los segmentos noticiosos que distribuyen. Los informes mismos, sin embargo, están elaborados para que se ajusten discretamente a la transmisión típica de noticias locales. En la mayoría de los casos, «los reporteros» tienen cuidado de no mencionar en el segmento que trabajan para el gobierno. Sus informes evitan generalmente llamados ideológicos abiertos. En su lugar, el aparato de producción de noticias del gobierno ha producido un repiqueteo tranquilo de emisiones que describen a una administración vigilante y compasiva.

Algunos informes fueron producidos para apoyar los objetivos políticos más caros a la administración, como el cambio de régimen en Irak o la reforma de Medicare. Otros se concentraron en temas menos destacados, como los esfuerzos de la administración por ofrecer clases preparatorias extraescolares gratuitas, su campaña por limitar la obesidad infantil, sus iniciativas por preservar bosques y pantanos, sus planes de combatir los virus informáticos, incluso sus intentos por combatir la conducción bajo la influencia del alcohol durante las fiestas. A menudo presentan «entrevistas» con altos funcionarios de la administración en las que las preguntas han sido establecidas y las respuestas previamente ensayadas. Pero excluyen a los críticos, igual que todo indicio de mala administración, desperdicio o controversia.

Algunos de los segmentos fueron transmitidos en algunos de los mayores mercados televisivos de la nación, como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Dallas y Atlanta.

Un examen de los informes noticiosos producidos por el gobierno da una idea de un mundo en el que se confunden las líneas tradicionales entre las relaciones públicas y el periodismo, donde los presentadores locales prologan segmentos prefabricados con introducciones «sugeridas» escritas por expertos de relaciones públicas. Es un mundo en el que los informes producidos por el gobierno desaparecen en un laberinto de transmisiones satelitales, portales de la Red, programas noticiosos distribuidos en todo el país y productos de las cadenas, sólo para que emerjan al otro lado lavados como periodismo «independiente».

También es un mundo en el que se benefician todos los participantes.

Las emisoras locales se ahorran el gasto de buscar material original. Las firmas de relaciones públicas obtienen contratos gubernamentales por un valor de millones de dólares. Las principales cadenas, que ayudan a distribuir los comunicados, cobran honorarios de las agencias gubernamentales que producen segmentos y de las afiliadas que las muestran. La administración, por otro lado, saca un mensaje no filtrado, entregado como si fuera un reportaje tradicional.

La práctica, que también ocurrió durante la administración Clinton, continúa a pesar del reciente llamado del presidente Bush por una demarcación más clara entre el periodismo y los esfuerzos de publicidad del gobierno. «Tiene que haber una buena relación independiente entre la Casa Blanca y la prensa», declaró Mr. Bush a los periodistas en enero, explicando por qué su administración ya no paga a eruditos para que apoyen sus políticas.

En entrevistas, sin embargo, funcionarios de prensa de varias agencias federales dijeron que la prohibición del presidente no se aplica a segmentos noticiosos de televisión hechos por el gobierno, conocidos también como comunicados vídeo de noticias. Describieron los segmentos como objetivos, políticamente neutrales y útiles para los espectadores. Insistieron en que no existe similitud con el caso de Armstrong Williams,

un columnista conservador que promovió la principal iniciativa educacional de la administración, la Ley No Dejar Atrás a Ningún Niño (No Child Left Behind Act – NCLB), sin revelar los 240.000 dólares en pagos del Departamento de Educación.

Lo que es más, argumentaron estos funcionarios, es responsabilidad de los directores de las noticias de la televisión informar a los telespectadores que un segmento sobre el gobierno fue efectivamente escrito por el gobierno. «Hablen con las cadenas de televisión que los mostraron sin atribuirlos», dijo William A. Pierce, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos. «No es nuestro problema. No se nos puede responsabilizar por sus acciones».

Sin embargo, en tres opiniones separadas del año pasado, la Oficina de Investigaciones del Congreso, la GAO (Government Accountability Office) un brazo investigador del Congreso que estudia el gobierno federal y sus gastos, ha sostenido que los segmentos noticiosos hechos por el gobierno pueden constituir «propaganda encubierta» inapropiada incluso si su origen es aclarado en las cadenas de televisión. El tema, dijo la oficina, es si los espectadores conocen su origen. El mes pasado, en su conclusión más reciente, la GAO dijo que las agencias federales no pueden producir informes noticiosos prefabricados «que ocultan o no identifican claramente a la audiencia televisiva que la agencia fue la fuente de esos materiales».

No es seguro, sin embargo, si las declaraciones de la oficina tendrán mucho efecto práctico. Aunque unas pocas agencias federales han dejado de producir segmentos de noticias para la televisión, otras continúan haciéndolo. Y el viernes, el Departamento de Justicia y la Oficina de Administración y Presupuesto circularon un memorando instruyendo a todas las agencias de la rama ejecutiva para que ignoren las conclusiones de la GAO. El memorando dijo que la GAO no distinguió entre la propaganda encubierta y segmentos noticiosos «puramente informativos» hechos por el gobierno. Tales segmentos informativos son legales, dice el memorando, aunque no se revele el papel de la agencia en su producción.

Incluso si las agencias revelan su papel, esos esfuerzos pueden ser fácilmente deshechos en la sala de redacción de una emisora. Algunas organizaciones noticiosas, por ejemplo, simplemente identifican al «reportero» del gobierno como uno de los suyos y luego modifican cualquier frase que sugiera que el segmento no fuera de su propia producción.

Así, por ejemplo, en un reciente segmento producido por el Departamento de Agricultura, el narrador de la agencia terminó el informe diciendo «Aquí, Princess Anne, Maryland, soy Pat O’Leary informando para el Departamento de Agricultura de EE.UU.» Pero AgDay, un programa de noticias agrícolas de distribución nacional que es visto en unas 160 cadenas, simplemente introdujo el segmento como de «Pat O’Leary de AgDay«. La frase final fue cortada a «Aquí, Princess Anne, Maryland, soy Pat O’Leary informando.»

Brian Conrady, productor ejecutivo de AgDay, defendió los cambios. «Podemos cortar ‘Departmento de Agricultura’ como queramos,» dijo. «El material que recibimos del DA, si decidimos emitirlo y cómo decidimos hacerlo es decisión nuestra».

Haciendo correr la voz – Esfuerzos del gobierno y el papel de una mujer

Karen Ryan se muere de vergüenza ante la frase «propaganda encubierta». Son palabras para dictadores y espías, pero se le han ajustado como un par de esposas.

No hace mucho, la señora Ryan era una «reportera» muy solicitada para segmentos noticiosos producidos por el gobierno federal. Periodista de ABC y PBS, que pasó a ser asesora de relaciones públicas, la señora Ryan trabajó en cerca de una docena de informes para siete agencias federales en 2003 y a comienzos de 2004. Sus segmentos para el Departamento de Salud y Servicios Humanos y la Oficina de la Política Nacional de Control de la Droga fueron tema de una de los recientes estudios de la oficina de investigación.

La GAO concluyó que las dos agencias «prepararon y ejecutaron» sus segmentos «para que fueran indistinguibles de noticias producidas por las organizaciones noticiosas de la televisión del sector privado». Una parte importante de esa ejecución, estableció la oficina, fue la experta narrativa de la señora Ryan, incluyendo su típico fin: «Aquí, Washington, soy Karen Ryan, informando» – presentado en un tono y cadencia familiares a los reporteros de la televisión en todas partes.

En marzo pasado, cuando New York Times describió por primera vez su papel en un segmento sobre nuevas prestaciones para medicamentos para pacientes de Medicare, la reacción fue violenta. En Cleveland, The Plain Dealer publicó un editorial con el título «Karen Ryan, eres una farsante», fue objeto de chistes elevados de tono de Jon Stewart y recibió insultos por correo.

«Soy como el hombre de Marlboro», dijo en una reciente entrevista.

En realidad, la señora Ryan fue un personaje secundario que ganó menos de 5.000 dólares por su trabajo en informes del gobierno. También realizaba un rol aceptado en una lucrativa forma artística: el comunicado noticioso por vídeo. «Simplemente no siento que haya hecho algo malo», dijo. «Sólo hice lo que estaban haciendo todos en la industria».

Es una industria considerable. Uno de sus participantes principales, Medialink Worldwide Inc., tiene unos 200 empleados, con oficinas en Nueva York y Londres. Produce y distribuye unos 1.000 comunicados noticiosos en vídeo por año, la mayoría encargados por grandes corporaciones. La Sociedad de Relaciones Públicas de EE.UU. incluso otorga un premio, el Anvil de Bronce, para el mejor comunicado noticioso en vídeo del año.

Varias de las principales cadenas de televisión juegan papeles intermediarios cruciales en el negocio. Fox, por ejemplo, tiene un acuerdo con Medialink para distribuir comunicados noticiosos en vídeo a 130 filiales a través de su servicio de suministro de vídeos, Fox News Edge. CNN distribuye comunicados a 750 cadenas en Estados Unidos y Canadá a través de un servicio similar de suministro, CNN Newsource. Associated Press Television News hace lo mismo en todo el mundo con su Global Video Wire.

«Los consideramos y determinamos si queremos que sean distribuidos», dijo.

David M. Winstrom, director de Fox News Edge, hablando de comunicados noticiosos en vídeo. «Si recibiera uno que dijera que el tabaco cura el cáncer o algo parecido, lo eliminaría».

Esencialmente, los comunicados noticiosos en vídeo, tratan de explotar una creciente vulnerabilidad de las noticias televisivas: Incluso si disminuye el personal en las noticias de todas las principales cadenas, muchas emisoras locales están expandiendo sus horas de cobertura noticiosa sin agregar más reporteros.

«Ninguna organización noticiosa televisiva tiene los recursos en personal, tiempo o fondos para cubrir toda historia que valga la pena», dijo una compañía de comunicados de prensa en vídeo, TVA Productions, en un mensaje de ventas para potenciales clientes, agregando que un «90 por ciento de las salas de noticias de la televisión se basan ahora en comunicados noticiosos en vídeo.»

Las agencias federales han estado encargando comunicados noticiosos en vídeo, por lo menos desde la primera administración Clinton. Un número creciente de agencias estatales producen también informes noticiosos para la televisión; el Departamento de Parques y Flora y Fauna de Texas por sí solo ha producido unos 500 comunicados noticiosos en vídeo desde 1993.

Bajo la administración Bush, las agencias federales parecen estar produciendo más comunicados, y sobre una gama más amplia de temas.

Es casi imposible realizar un recuento definitivo. No existe un archivo exhaustivo de informes noticiosos locales de la televisión, tal como existe en el periodismo impreso, y no hay manera de determinar lo que ha sido emitido, cuándo y dónde.

A pesar de ello, varias agencias de importancia, incluyendo el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, reconocen mayores esfuerzos por producir segmentos noticiosos. Muchos miembros del gabinete del primer período de Mr. Bush aparecieron en tales segmentos.

Un reciente estudio de los demócratas del Congreso ofrece otro indicador aproximado: la administración Bush gastó 254 millones de dólares en su primer período en contratos de relaciones públicas, casi el doble de lo que gastó la última administración Clinton.

Karen Ryan formó parte de este esfuerzo – «una comparsa pagada de la administración Bush», como se describe burlándose de sí misma. Es, como reconoce, un título incómodo.

Afganistán a Memphis – un Informe de Agencia termina en las ondas

El 11 de septiembre de 2002, WHBQ, la filial de Fox en Memphis, marcó el aniversario de los ataques del 11-S con un edificante informe sobre cómo la ayuda de Estados Unidos ayuda a liberar a las mujeres de Afganistán.

Tish Clark, periodista de WHBQ, describió como las mujeres afganas, que antes estaban excluidas de las escuelas y de los puestos de trabajo, estaban por fin emergiendo de sus burkas, tomando trabajos como costureras y panaderas, enviando sus hijas a escuelas nuevas, recibiendo por primera vez una atención médica decente e incluso participando en una nueva democracia. Su segmento incluía una entrevista con una maestra afgana que contó cómo los talibán sólo permitían que fueran a la escuela los muchachos. Un doctor afgano describió cómo los talibán se negaban a permitir que los médicos trataran a las mujeres.

En breve, el informe de la señora Clark parecía corroborar, aunque fuera modestamente, un argumento central de la política extranjera de Bush: que la violenta intervención estadounidense en el exterior propaga la libertad, mejora vidas y gana amigos.

Lo que no le dijeron a la gente de Memphis, sin embargo, fue que las entrevistas utilizadas por WHBQ fueron realmente realizadas por contratistas del Departamento de Estado. Los contratistas también seleccionaron las citas utilizadas de esas entrevistas y filmaron el vídeo que acompañaba la narrativa. También escribieron la narrativa, gran parte de la cual fue repetida por la señora Clark con sólo cambios menores.

Y sucede que los telespectadores de WHBQ no fueron los únicos que no fueron informados.

La señora Clark, ahora Tish Clark Dunning, dijo en una entrevista que ella tampoco tenía la menor idea de que el informe provenía del Departamento de Estado. «Si es así, me indigna mucho que alguien pueda hacer un informe falso sobre algo parecido», dijo.

Que una reportera de televisión en Memphis pueda haber llegado inconscientemente a narrar un segmento del Departamento de Estado dice mucho sobre la medida en la que las noticias producidas por el gobierno han infiltrado el paisaje de los medios noticiosos en general.

La explicación comienza dentro de la Casa Blanca, donde los asesores de comunicación del presidente elaboraron una estrategia después del 11 de septiembre de 2001, para alentar la cobertura noticiosa positiva sobre la lucha contra el terrorismo. La idea, explicaron a los periodistas en esa época, era contrarrestar las acusaciones de imperialismo estadounidense generando informes que subrayaran los esfuerzos estadounidenses por liberar y reconstruir Afganistán e Irak.

Un importante instrumento de esta estrategia fue la Oficina de Servicios de Difusión, una unidad del Departamento de Estado de unos 30 redactores y técnicos cuyas tareas típicas incluyen la distribución de vídeos de conferencias noticiosas. Pero a principios de 2002, con una estrecha dirección editorial de la Casa Blanca, la unidad comenzó a producir informes de largometraje narrados, muchos de los cuales promovían los logros estadounidenses en Afganistán e Irak y reforzaban la justificación de la administración para las invasiones. Esos informes fueron luego distribuidos ampliamente en Estados Unidos y en todo el mundo para ser utilizados por las cadenas locales de televisión. En total, el Departamento de Estado ha producido 59 segmentos semejantes.

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Como la alta funcionaria del departamento, Patricia Harrison, declarara ante el Congreso el año pasado, la administración Bush ha llegado a considerar tales segmentos de «buenas noticias» como «poderosos instrumentos estratégicos» para influenciar a la opinión pública. Y un estudio de los segmentos del departamento revela un conjunto de trabajo sincronizado con los objetivos políticos fijados por el equipo de comunicación de la Casa Blanca después del 11-S.

En junio de 2003, por ejemplo, la unidad produjo uno segmento que mostraba los esfuerzos estadounidenses por distribuir agua y alimento a la gente en el sur de Irak. «Después de vivir décadas atemorizados, están ahora recibiendo ayuda – y construyendo la confianza – con sus liberadores de la coalición», concluyó el narrador no identificado.

Varios segmentos se concentraron en la liberación de las mujeres afganas, que un memorando de la Casa Blanca de enero de 2003 escogió como un «ejemplo excelente» de cómo «los esfuerzos dirigidos por la Casa Blanca podrán facilitar las comunicaciones estratégicas, pro-activas, en la guerra contra el terror».

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Los de las «buenas noticias» – Un menú de informes de los puntos conflictivos militares

El Departamento de Defensa se esfuerza por producir y distribuir sus propios segmentos noticiosos para las audiencias televisivas en Estados Unidos.

El Pentagon Channel, disponible sólo dentro del Departamento de Defensa el año pasado, es ofrecido actualmente a todos los operadores de cable y satélite en Estados Unidos. Especialistas de asuntos públicos del ejército, equipados con transmisores satelitales portátiles, viajan por las zonas de guerra en Afganistán e Irak, enviando informes noticiosos, vídeos y entrevistas sin pulir a estaciones de televisión en EE.UU. Todo lo que un director de noticias local tiene que hacer es conectarse con un sitio en la Red financiado por los militares, www.dvidshub.net, echar un vistazo a un menú de segmentos y solicitar una entrega gratuita por satélite.

Luego existe el Servicio Local de Noticias del Ejército y la Fuerza Aérea, una unidad de 40 reporteros y productores establecida para enviar a las cadenas locales segmentos noticiosos que destacan los logros de los miembros de las fuerzas armadas.

«Somos los ‘de las buenas noticias'», dijo Larry W. Gilliam, director adjunto de la unidad.

Cada año, la unidad filma a miles de soldados que envían saludos para las fiestas a sus lugares natales. La unidad también produce, cada vez más, informes noticiosos que llegan a grandes audiencias. Las 50 historias que produjo el año pasado fueron transmitidas en total 236 veces, llegando a 41 millones de hogares en Estados Unidos.

El servicio de noticias permite a las cadenas locales que presenten sus segmentos sin modificarlos. Los reporteros, por ejemplo, nunca son identificados por sus títulos militares. «Sabemos que si ponemos un grado no van a presentarlo en su programa», dijo Mr. Gilliam.

Cada informe también es ajustado especialmente para la difusión local. Un segmento enviado a una cadena en Topeka, Kansas, incluirá una entrevista con un militar proveniente del lugar. Si el mismo informe es enviado a Oklahoma City, se cambiará a uno de esa ciudad. «Tratamos de hacer que el soldado individual sea una estrella en su ciudad natal», dijo Mr. Gilliam, agregando que los segmentos son distribuidos sólo a pueblos y ciudades seleccionadas por los miembros de las fuerzas entrevistados.

Pocas cadenas reconocen el rol del ejército en los segmentos. «Simplemente sintonice y verá una noticia de un minuto y medio y parecerá como si hubiesen salido y producido la historia», dijo Mr. Gilliam. La unidad, sin embargo, no trata de promover una política o agenda política en particular, dijo.

«No expresamos ninguna opinión», dijo.

Pero a veces el enfoque de «buenas noticias» conlleva un significado político, con o sin intención. Fue el caso después que estalló el escándalo de la prisión de Abu Ghraib en la primavera pasada. Aunque los funcionarios de la Casa Blanca presentaron el abuso de detenidos iraquíes como la obra de unos pocos soldados delincuentes, el caso provocó serias dudas sobre el entrenamiento de los oficiales de la policía militar.

Poco después, la unidad de Mr. Gilliam distribuyó un segmento noticioso, enviado a 34 cadenas, que examinó el entrenamiento de los guardias carcelarios en Fort Leonard Wood en Missouri, donde fueron entrenados algunos de los oficiales de la policía militar implicados en Abu Ghraib.

«Una de las lecciones más importantes que aprenden es a tratar a los prisioneros estricta pero justamente», dijo el reportero en el segmento, que mostró un régimen que subraya el respeto para los detenidos. Un entrenador declaró al reportero que se enseñaba a los oficiales de la policía militar que «trataran a otros tal como quisieran ser tratados ellos mismos». El informe no mencionó Abu Ghraib o cómo el escándalo había provocado cambios en el entrenamiento en Fort Leonard Wood.

Según Mr. Gilliam, el informe no tuvo nada que ver con algún esfuerzo del Departamento de Defensa por refutar las sugerencias de un amplio fracaso del comando.

«¿Quiere decir que el Pentágono llamó y dijo: ‘Necesitamos algo de buena publicidad?'» preguntó. «No, de ninguna manera.»

Anne E. Kornblut colaboró con la información para este artículo.