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La mirada de los chicos

Fuentes: Rebelión

El día regaló un cielo celeste como el futuro al que aspiran. Los pies chicos caminaron desde el Parque Rivadavia hasta la histórica Plaza, ahí donde los argentinos escribimos muchas páginas de nuestra historia. Antes de arribar a Caballito, para encarar el tramo final, habían recorrido 4600 kilómetros en 11 días. La iniciaron en Misiones […]


El día regaló un cielo celeste como el futuro al que aspiran. Los pies chicos caminaron desde el Parque Rivadavia hasta la histórica Plaza, ahí donde los argentinos escribimos muchas páginas de nuestra historia. Antes de arribar a Caballito, para encarar el tramo final, habían recorrido 4600 kilómetros en 11 días. La iniciaron en Misiones porque en el 2006, en esa provincia pródiga en riquezas y bellezas, 17 chicos murieron por desnutrición.

La Marcha de los chicos del Pueblo organizada por el sociólogo y poeta Alberto Morlachetti, impulsor de una obra social admirable, con el apoyo de la CTA, atravesó con sus más de cuatrocientos pibes de 5 a 19 años, varias provincias con las consignas: «El hambre es un crimen» y » Ni un chico menos». La repiten por cuarta vez.

Diego Chichizola, del Movimiento, afirmó: «Dicen que hay más pan para cortar, por eso caen más migas. No queremos más las migas, queremos cortar el pan»

En el Chaco, una adolescente de menos de 20 años del Centro de Acción Popular Presidente Chávez» sostuvo: «La intendenta no deja trabajar a los cartoneros por ser pibes de seis a ocho años. Si la señora intendenta Aída Ayala no quiere que los pibes laburen, que le de laburo digno a los padres porque con ciento cincuenta pesos no puede vivir una familia»

Camino a Formosa, cuenta la agencia Pelota de Trapo: «el casi medio millar de pibas y pibes se detuvieron en el monumento que recuerda la treintena de fusilados en Margarita Belén, el 13 de diciembre de 1976, cuando las mafias mataron para robar en su intento de exorcizar para siempre las esperanzas del pueblo. Allí hablaron las Madres de Plaza de Mayo, Víctor De Gennaro y Hugo Rodríguez, secretario general de la CTA del Chaco, explicando los motivos de la sangre derramada a las chicas y chicos marchantes.

Contaron que allá por 1975, las Ligas Agrarias controlaban la mayor parte de la producción de la generosa tierra formoseña y que grandes pulpos como Bunge y Born solamente debían conformarse con la cuarta parte de lo que se trabajaba. Después vino la noche carnívora, y la multinacional de origen argentino se quedó con el 75 por ciento de lo que hacían las mayorías en los campos de fantasía formoseños y chaqueños. Para Rodríguez, aquella lucha de las compañeras y compañeros ultimados en Margarita Belén sigue en la Marcha de los Chicos del Pueblo.»

En Formosa, Rita una nena de 12 años dijo: «No queremos chicos delincuentes, pero tampoco policías asesinos» Ahí donde la tasa de mortalidad infantil es del 30 por mil. Y en una provincia que sufre los daños de las crecidas como consecuencia de las obras que nunca se concretan, el 35 por ciento de los formoseños hoy no tiene agua corriente y el 87 por ciento está afuera de cualquier tipo de red cloacal.

Laura Taffetani, referente del Movimiento Nacional de Chicos del Pueblo afirmó: «Llamamos a la desobediencia contra el hambre, llamamos a la desobediencia contra la injusticia, porque es posible construir una nueva utopía de la vida»

Los chicos atravesaron Misiones. Ahí donde desde el Ministerio de Salud Pública de la Provincia sostiene que del total global de aborígenes que residen en la provincia, el 57 por ciento de los niños está desnutrido, el 40 por ciento no está documentado, el 60 por ciento es analfabeto y el 43 por ciento padece desnutrición crónica.

Una adolescente de Puerto Iguazú- lo expresó con palabras de niño : «la alcancía de la Casa Rosada está llena».

Recorrieron Corrientes donde se enteraron que la ciudad Fundada por Juan Torres de Vera y Aragón en 1588, una de las ciudades más antiguas del país, tiene hoy casi 340 mil habitantes y el 45% de sus niños padecen desnutrición. Luego caminaron las calles de Resistencia. Ahí en la Capital del Chaco, que cuenta con casi 275 mil habitantes y uno de los peores índices de la pobreza de la Argentina: siete de cada diez chaqueños están por debajo de la línea de las necesidades básicas insatisfechas. La muerte es una invitada frecuente para los bebés chaqueños: la tasa de mortalidad infantil es del 26,7 por mil.

Recorrieron Santa Fe. La Agencia Pelota de Trapo informa: «En menos de cuatro años, Santa Fe fue inundada dos veces. La primera, en 2003, como consecuencia de la corrupción que dejó ochocientos metros sin construir de un paredón que debía proteger la ciudad de la crecida del río Salado. El terraplén costó 25 millones de dólares y fue pagado por los todos los habitantes de la provincia. Sin embargo, por ese agujero que nadie vio, irrumpió el agua y la tercera parte de la ciudad quedó bajo agua, tal cual habían previsto los gobernantes. La segunda, a fines de marzo y principios de abril de este año, cuando los desagües no funcionaron, nueve bombas extractoras no trabajaron y las obras que dijeron que se harían fallaron o se volvieron en contra de la población. De la misma gente que sufrió la anterior inundación. Los pobres de siempre. En el territorio que exporta alrededor de siete mil millones de dólares al año, no hubo colchones suficientes para los evacuados.

El 54 por ciento de los chicos santafesinos es pobre, según dicen las cifras oficiales. No tienen demasiado tiempo para juguetes, chocolates o rondas catongas en la ciudad capital del segundo Estado argentino. Son los famosos números que suelen aparecer detrás de las tres letras NBI, necesidades básicas insatisfechas»

Comieron el guiso preparados por los ex Combatientes de Malvinas quienes dijeron: » No nos sirve una patria con pibes con hambre. Por eso acompañarlos, es una forma de seguir combatiendo»

En Rosario, dos adolescentes marchantes del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, agregaron: «Estamos convencidos que es posible parar el hambre. Por eso luchamos por los chicos descalzos que viven en casas de cartón y chapa».

Cuando ingresaron a la Provincia de Buenos Aires, en Zárate un pibe se preguntó: «¿Qué pasará en el camino de los que se hacen adultos, que de pronto se vuelven ciegos y no ven nuestros pies descalzos, también se vuelven sordos, y no nos escuchan decir TENEMOS HAMBRE.» Y luego pidió «esta marcha deja huellas en el centro de nuestro pecho, pero que deje también una marca en los adultos que ocupan lugares importantes»

Ya entrando en el conurbano Pelota de Trapo cuenta: «En José C. Paz, las tres cuartas partes de sus calles son de tierra o ripio, el déficit habitacional alcanza a la mitad de la población y el hacinamiento es sufrido por casi el 40 por ciento. José C. Paz está a 35 kilómetros de la lujosa y prepotente Capital Federal, pero su pueblo, el que vive en sus sesenta y dos barrios, está mucho más lejos de lo que alguna vez se prometió como sinónimo de la palabra vida.»

Encuentro en Plaza de Mayo

El cielo celeste, el clima primaveral introduciéndose entre un otoño en retirada y un invierno remolón. Y los pies pequeños marcando su sonido sobre la Avenida Rivadavia primero y luego sobre la Avenida de Mayo. Los papelitos cayendo desde los balcones y las voces agudas cantando: «Desde chiquito yo me enamoré, me enamoré de un hermoso sueño, en el que todos podían comer, en un país que no tenía dueño» «La primavera será para cualquiera y pobre del que quiera robarnos la ilusión»,»Fuerza, fuerza, fuerza, carajo, el pueblo no se rinde…».

Para muchos de estos chicos, el Obelisco es un sueño, y la Pirámide de Mayo un cuento.

Y finalmente alrededor de las 16 horas del viernes 18 de mayo arribaron a la Plaza sobre cuya superficie se consumó, entre otros hechos históricos, el 17 de octubre, cuando los obreros torcieron la historia, los sueños del 25 de mayo de 1973, la manifestación belicosa y alegre del 27 de junio de 1975 cuando se precipitó la caída de López Rega, donde en junio del año anterior Perón se despidió llevando en sus oídos la más maravillosa música, donde las Madres gastaron las baldosas alrededor de la Pirámide y empezaron a agujerar el poder criminal, donde una multitud celebró la recuperación de Malvinas silbando a Galtieri cuando quiso atribuirse una representación de la que carecía, o cuando otra concurrencia notable se ilusionó con la promesa que con la democracia se come, se educa y se cura un 10 de diciembre de 1983.

Globos de todos los colores, fuegos artificiales y un chico declarando: «Esta marcha es la maqueta en chiquito del país que soñamos donde cuidamos a nuestros niños y no una sociedad que se cuida de ellos.» Otro afirmaba: «La felicidad debe ser para todos y no una privatización más.» Y otro interrogaba: «¿Porque somos pobres no tenemos los mismos derechos que otros niños?» Una pequeña decía: «Quiero que mis padres puedan leer los diarios no que les sirvan de colchón»

Desde el escenario, el periodista Carlos del Frade que participo activamente en Pelota de Trapo animaba el acto con precisas frases como «la plaza de la revolución inconclusa» o » el lugar donde habitan los corazones más duros»

Desde una pancarta el Padre Cajade, otro de los que propulsó las marchas anteriores y al cual un cáncer lo aniquiló en el 2005, sostenía: «Si no se mira desde el pobre, se construye en contra de Dios»

Cuando le llegó el turno de hablar a Alberto Morlachetti, pidió disculpas por las dificultades de su salud quebrantada y empezó agradeciendo a Carlitos Cajade el maravilloso día de sol. Luego entre otras cosas dijo: «Los niños no marchan porque están felices, marchan por la felicidad, como los pájaros, que no cantan porque amanece, sino para que amanezca». Luego realizó duras críticas al gobierno.

Al día siguiente, la marcha fue para La Nación, sólo un problema de tránsito. Clarín la envió a la página 58 y le dedicó unas pocas líneas insustanciales.

La mirada de los chicos

A lo largo de 4600 kilómetros la marcha pasó por seis provincias e incontables intendencias. Ningún gobernador o intendente se atrevió a recibirlos. Nadie estuvo dispuesto a sostener las miradas de los chicos. Prefirieron ignorarlos. Como los medios. Hambre que no se ve con razón que no se siente. Decidieron ser socios de la indiferencia, cómplices de los hambreadores, aliados de la exclusión.

¿Donde encontrar aquel país en el cual era mucho más que un slogan que los niños eran los únicos privilegiados?

El propio Presidente, que en la marcha anterior del 2005, tuvo tiempo para recibir al deportista Manu Ginobile, pero la agenda repleta para encontrarse con los chicos, otra vez repitió su error.

De manera que lamentablemente y con mucho de dolor y bronca la nota termina como la escrita el 5 de julio del 2005: «Ahí cerca de la Pirámide de Mayo, que el entrerriano Francisco «Pancho» Ramírez usó de palenque, han quedado los ecos de una jornada inolvidable. Presenciado por muchos menos que los que debían estar. En la Plaza que fue el escenario del 17 de Octubre y donde las Madres gastaron las suelas y el alma dando vueltas a esa misma Pirámide, hay un eco de una voz de niño que dibuja una utopía, un sueño que hará posible otros sueños. Esa que debe ser grabada en el histórico monumento: «Sueño con un país que no tenga dueño».