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¿La Nación, en spanglish o pensada directamente en inglés?

Fuentes: Rebelión

El grado de enajenación cultural y mental de La Nación ha alcanzado nuevas cotas con la denuncia que ha emprendido contra la conmemoración del Día de Jerusalén por parte de partidarios y defensores de los palestinos, población originaria de Palestina que está sufriendo desde hace casi un siglo el desplazamiento a veces sin sangre, pero […]

El grado de enajenación cultural y mental de La Nación ha alcanzado nuevas cotas con la denuncia que ha emprendido contra la conmemoración del Día de Jerusalén por parte de partidarios y defensores de los palestinos, población originaria de Palestina que está sufriendo desde hace casi un siglo el desplazamiento a veces sin sangre, pero siempre violento y a veces con terror genocida.*

Ese desplazamiento que sigue sistemáticamente cada vez que intercede, por ejemplo EE.UU. poniéndose en el falso papel de mediador, «mediador deshonesto» como bien lo ha definido Naseer Aruri en su libro homónimo (Editorial Canaán, Buenos Aires, 2006).

El acto mencionado al comienzo fue cubierto críticamente por La Nación, lo cual no tiene nada de extraño ni de criticable. Pero lo que resulta francamente chocante es que La Nación haya filmado (u obtenido filmaciones de dicho acto), con declaraciones de un religioso musulmán, Abdul Karim Paz, o de Emilio Pérsico (que por ser funcionario del gobierno K, se le pide la renuncia) y de otros disertantes, que todos ellos hayan hablado en castellano y que el colonialismo mental teledirigido haya impulsado a LN a doblar esas voces, omitiendo el original y publicando el video en inglés.

Como si el Centro Wiesenthal estuviera «trabajando» en Nueva York.

Se trata de una difusión de un cotidiano argentino para hispanohablantes. NO se trata de una edición especial de LN para el mundo anglófono, por ejemplo, o el israelí (que idiomáticamente es un nuevo estado de la Union).

Las opiniones vertidas por el autor de la nota son bastante discutibles. Como por ejemplo referirse sostenidamente al acto como «antisemita» (y con ello justificar el reclamo de renuncia contra Pérsico).

La amalgama antisionismo-antisemitismo-amtiiesraelismo es ya vieja, pero no por ello tiene porque ser certera. Se trata de conceptos y prácticas bien diferenciadas y quien las unifica empobrece su propia condición intelectual (y la de otros, ciertamente).

Si el religioso Abdul Karim Paz declara que no quiere la existencia del Estado de Israel no es delito. Salvo que la opinión fuera punible, como en tantas dictaduras. Yo también opino que el Estado de Israel es crecientemente tóxico en el concierto ya no local sino mundial. Como lo eran la Unión Sudafricana, o el Tercer Reich, por ejemplo.

Una precisión final: la conmemoración era por una fecha vinculada con Jerusalén, no necesariamente «reivindicación del estado palestino» como nos lo «traduce» Dinatale. Y hay que recordar que el propio estatuto de Jersusalén ha sido todo un escándalo, donde el sionismo ha mostrado su rapacidad, puesto que ha estado arrasando el Jerusalén musulmán, aislando el cristiano y dejando la ciudad en la órbita israelí, pese a todas las protestas en contra de buena parte de la comunidad internacional y de los pobladores no judíos del lugar, obviamente.

Pero esta cuestión sobrepasa largamente el penoso capítulo de colonialismo mental que nos ofreciera La Nación en esta fecha.

Nota

· Martín Dinatale, «Piden la renuncia de Emilio Pérsico por participar de un acto antisemita», Buenos Aires, 14 agosto 2013.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.