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Manipulación mediática en el referéndum de Costa Rica

La República del miedo

Fuentes: Rebelión

El miedo fue el mecanismo predilecto del régimen de Arias en conjunto al complejo industrial-comunicacional para obtener el apoyo necesario en el referéndum para pasar el Tratado de Libre Comercio (TLC). En último momento, violentando la tregua política impuesta por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), presentando a través de los medios de comunicación, noticias […]


El miedo fue el mecanismo predilecto del régimen de Arias en conjunto al complejo industrial-comunicacional para obtener el apoyo necesario en el referéndum para pasar el Tratado de Libre Comercio (TLC). En último momento, violentando la tregua política impuesta por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), presentando a través de los medios de comunicación, noticias que tenían como objetivo infundir el miedo en la población al afirmarse que el TLC no iba a ser renegociado.

Esta práctica utilizada por el régimen de los Arias, a pocas horas del referendo, tenía como objetivo cambiar la posición de muchos votantes. Práctica comparable a la utilizada en EE.UU. para la reelección de George W. Bush, donde una semana antes, Osama Bin Laden, volvió a aparecer en las pantallas de televisión, con el propósito de infundir el miedo necesario para garantizarle a Bush su reelección.

El resultado del referendo, del pasado domingo 7 de octubre, mostró la debilidad de una oligarquía incapaz de evitar la movilización social contra acuerdos leoninos como lo es el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y EE.UU. Ante el movimiento social contra el TLC, incomparable con cualquier otro en la historia costarricense, la «Alianza por el Sí», formada por el régimen de los Arias y el complejo industrial-comunicacional debió recurrir al terrorismo de Estado, al chantaje y la corrupción para pasar el TLC. Fue el miedo el que prevaleció en la campaña de la «Alianza».

La reacción de la oligarquía ante el memorando, redactado por el ex vicepresidente de la república y ministro de planificación, Kevin Casas, y el diputado oficialista Fernando Sánchez, fue el de una posición de denuncia y deslegitimación, con el argumento de que el texto de dicho memorando, que incitaba a la utilización del terrorismo de Estado, el chantaje y la corrupción, no fue acogido para la campaña política a favor del TLC.

Sin embargo, si se analiza toda la propaganda, las noticias y las opiniones emitidas por/desde el complejo industrial-comunicacional y el régimen de los Arias, se va a encontrar la implementación de dicho documento, punto por punto.

A escasos 2 días del referendo, la «Alianza» sacó a relucir toda su artillería propagandística, pese a que el proselitismo político fue prohibido por el TSE, cuya esencia era el infundir miedo a la población costarricense sí no se aprobaba el TLC.

La pérdida de empleos, la no renegociación del TLC emitida por una funcionaria de segunda categoría de la Administración Bush, las lesiones a la institucionalidad democrática del país, el surgimiento de un partido de «izquierda radical» en el país, fueron parte de los miedos infundidos por la «Alianza» ante el posible triunfo del movimiento contra el TLC.

Esta práctica de infundir miedo y de deslegitimación lo encontramos en el diario conservador La Nación, el mismo día del referendo. En el editorial de ese día se afirmó que «la situación será más grave para las instituciones si llegara a triunfar el NO. Tal cosa implicaría precisamente una ganancia de poder para los sectores antidemocráticos, reforzaría a sus dirigentes más duros, aumentaría la dispersión política del país, complicaría aún más la toma de decisiones en la Asamblea Legislativa y, por ello, reduciría peligrosamente los márgenes de gobernabilidad y estabilidad. Un triunfo del SÍ, en cambio, frenará, o al menos quitará ímpetu, a los sectores políticos más duros, reforzará a los moderados y aumentará sustancialmente la capacidad de negociación y decisión a nuestras instituciones democráticas« [1].

Resulta indispensable traer a colación el texto del memorando [2], en el apartado de «estimular el miedo: ii) miedo al ataque a las instituciones democráticas, se afirma que « es crucial convertir al Sí en equivalente con la democracia y la institucionalidad (…) y al NO en equivalente de la violencia y la deslealtad con la democracia « (p. 4); en el punto iv) miedo al efecto de un triunfo del NO sobre el Gobierno, se sostiene que «un triunfo del NO en el referéndum, dejará al Gobierno en una posición precaria, con su efectividad totalmente reducida, y al país en una situación de ingobernabilidad» (p. 4). De forma cínica los autores continúan, «esa conexión hay que inducirla. Este es un argumento que puede que solo funcione para ciertos sectores, pero puede ser muy efectivo sembrando la duda» (p. 4-5).

Continuando en la sección de opinión nos encontramos artículos en los cuales se expresa que «variar ese rumbo que fijó don Braulio Carrillo, Ricardo Jiménez, Cleto González necesita contrapropuesta; y la gran pregunta es: ¿hay contrapropuesta? ¿Será que Albino Vargas no nos la ha dicho y sí la tiene? ¿O esperamos que Ottón (Solís) nos la revele pronto? ¿O es el camino de Fidel Castro y Hugo Chávez? (…) ¿O será que Albino, Merino, Carazo y todos los suyos abrirán un Intel propio, a base de sus recursos económicos y conocimientos?» [3].

En otro artículo, en la cual la autora cae en el mismo error que ella crítica, «salir con un domingo siete», se afirma que «»nos creemos inmunes, aquí no ocurre nada, algunos dicen, incluso, que estamos bendecidos. No es un juego, la cuestión no es si se aprueba un TLC, es si Costa Rica vira a la izquierda y se une al movimiento bolivariano que ya tiene a Bolivia, Nicaragua, Cuba y Ecuador» [4].

Retomemos el memorando, donde se planteaba que « hay tres preguntas que debemos sembrar en la mente de la gente, que pueden hacer que les tiemble el dedo si están pensando votar por el NO [5]: 1) ¿Están dispuestos a poner en riesgo la estabilidad económica, que casi todo mundo reconoce como un logro del gobierno? 3) ¿Han pensado quién va a mandar en el país si gana el NO? (Respuestas inducida para la pregunta: van a mandar Albino, Merino, Carazo, etc.)» (p. 5). Además en el campo de estimular el miedo a la injerencia extranjera en el NO, el memorando sostiene que «hay que restregar por todas partes la conexión del NO con Fidel, Chávez y Ortega, en términos bastante estridentes. Es posible que este tipo de campaña pueda incomodar a alguna gente, pero es casi seguro de que puede tener un impacto considerable entre la gente más sencilla, que es donde tenemos los problemas más serios» (p. 4).

De lo anterior se constata la recurrencia de la «Alianza» al memorando, el cual rechazaron hipócritamente, pero que utilizaron -y utilizarán- en toda la campaña política y en este proceso de transformación que vive Costa Rica.

Otro elemento utilizado por la «Alianza» es la monstrificación de la oposición, y su posterior criminalización. En el memorando se plantea la necesidad de convertir al NO en equivalente de la violencia. Esta monstrificación/criminalización se encontrará en gran parte de la retórica de la «Alianza».

Retomando el ejercicio realizado más arriba, con el mismo diario y del mismo día, encontraremos esa deslegitimación de la oposición. En el editorial se sostiene que en el movimiento contra el TLC «se han llegado a imponer los sectores más extremistas« [6] y con el gane del NO implicaría «una ganancia de poder para los sectores antidemocráticos« [7]. En otro artículo se compara a las personas opositoras al TLC con personajes históricos culpables de exterminios sistemáticos como es el caso de Torquemada. Se censura a la oposición al afirmarse que «la búsqueda de riqueza no suele ser heroica y es comprensible que quienes aspiran a construir un mundo mejor desconfíen de los que ostentan o buscan poder económico. Pero, cuando ese idealismo predica una pureza que es posible solo en el aislamiento y mediante la restricción de la libertad, degenera en un fanatismo más peligroso que la mera codicia« [8]. Y como no todo sucede por casualidades de la vida, junto a este artículo, el Torquemada actual es bautizado, en un afán de monstrificarlo se afirma que «ese sacerdote -Ignacio Trejos- mandaría a quemar de nuevo a Galileo». [9]

No puede quedarse sin dar el golpe de gracia, Oscar Arias, adalid de criminalizar al otro, la oposición, sostiene que «hoy nos toca responder con serenidad a la violencia, con perdón al insulto, y con verdad a la mentira. Les pido que, ante los llamados a la desobediencia o al disturbio sociales de unos cuantos, respondamos con toda la fuerza de lo mejor que tenemos en Costa Rica: la tolerancia, el respeto mutuo y la paz» [10].

Queda demostrado como se consolidó una «República del Miedo» tras el referendo. Una campaña excesivamente fundamentada en el miedo, en la criminalización del otro, el intelectual, el sindicalista, el estudiante, el campesino, el homosexual, la feminista, el ama de casa, en fin, la oposición multicolor que se enfrentó a toda la maquinaria represiva de un Estado que degenera en uno de carácter «fascista simpático» [11]. Además una campaña excesivamente cara, y por que no, inhumana. Debe censurarse éticamente a la «Alianza» por esta campaña que costó un aproximado de 800 millones de colones en un país donde existe una pobreza estructural de 25% o más, personas que prácticamente no tienen el dinero suficiente para alimentarse día a día.

Se nos presentó en el referendo y en la campaña política previa a este, las verdaderas consignas de la «Alianza»: ¡La Ignorancia es la Fuerza! ¡La Libertad es la Esclavitud! Y no sería de extrañar que en determinado momento nos digan ¡La Guerra es la Paz!

Sin embargo, con este referendo se mostró la debilidad de la oligarquía nacional, que asalta al poder por medio de un golpe técnico de Estado, y ello le ha costado caro. Ese costo se reflejó a lo largo de toda la campaña política para el referendo: una formidable oposición.

La capacidad de movilización y de unión contra el TLC, debe ser el objetivo del movimiento. Unificar y movilizar más a la sociedad, impedir la implementación de políticas que beneficien a unos pocos, y mantenerse alerta ante la inminente transformación del régimen de los Arias en una dictadura de seguridad nacional, producto de su incapacidad para mantenerse en el poder e imponer sus políticas, debe ser lo que persiga este movimiento.

Por ello, el resultado del referendo, no debe ser visto como una derrota para este movimiento social, sino como una llamada a la unión y a la necesidad de mantenernos activos, que serán el verdadero triunfo. Si bien, se debe respetar la institucionalidad del país, sí es necesario reformular la misma, para evitar la intromisión excesiva de la oligarquía en el proceso electoral. Por ello es de vital importancia, hacer uso del derecho más democrático que tenemos: La libertad de Expresión.

Por que cuando la clase dominante busque la racionalización y la legitimación de políticas leoninas, es cuando debe existir un movimiento, unido y fuerte, que demuestre lo irracional e ilegitimo de dichas políticas.



Bryan González Hernández es Licenciado en Política Internacional en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente cursa una maestría en estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) en la misma universidad. http://leavingwonderland.blogspot.com

[1] Editorial. «Por un voto conciente». La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 32A. subrayado nuestro.

[2] El subrayado en el texto del memorando, en adelante, será nuestro.

[3] Picado León, J. «Generación retrógrada y miope». La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.

[4] González, L. «Domingo siete». La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.

[5] Para efectos comparativos, sólo cito y utilizo la pregunta 1 y 3, planteadas en el memorando.

[6] Ibíd. Subrayado nuestro.

[7] Ibíd. Subrayado nuestro.

[8] Jenkins, A. «Dios y el dinero». La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.

[9] González, L. Loc. Cit.

[10] Arias, O. «Diputados por un día». La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 34A. subrayado nuestro.

[11] Fascista simpático en cuanto estado policial y no de carácter militar.