Después de las multitudinarias manifestaciones contra el ataque y la invasión de Iraq pudo pensarse que se había conseguido acabar con la confusión y la anestesia de las conciencias que bloqueaba la respuesta popular a la barbarie imperialista. No es así. El «no a la guerra» de la inmensa mayoría, no se sustentaba en […]
Después de las multitudinarias manifestaciones contra el ataque y la invasión de Iraq pudo pensarse que se había conseguido acabar con la confusión y la anestesia de las conciencias que bloqueaba la respuesta popular a la barbarie imperialista. No es así. El «no a la guerra» de la inmensa mayoría, no se sustentaba en el mínimo de conciencia – aunque fuera difusa – sobre la estrategia israelo-estadounidense en Oriente Medio y el apoyo vergonzante de la Unión Europea…
Falsimedia analiza
El análisis restrictivo que se realizó desde los falsimedia que apoyaban las movilizaciones (esencialmente el grupo PRISA), en su mayoría preñados de intereses electorales, nutrió un pacifismo acrítico y reduccionista que impidió mantener la tensión más allá de la retirada de las tropas españolas; a pesar de que la guerra continuaba en Iraq y de que la contrapartida del gobierno PSOE a EE.UU era multiplicar la presencia militar en Afganistán bajo mando de la OTAN. Se ocultó que se trataba de un simple cambio de papeles en una estrategia imperial compartida. Y sobre todo, se bloqueó cualquier acercamiento al binomio clave: la estrategia de dominación regional sio-imperialista y la legitimidad incuestionable de la lucha armada de los pueblos agredidos por el imperialismo.
Las causas objetivas de esta exasperante vulnerabilidad y la correspondiente hegemonía ideológica de las clases dominantes tienen que ver con el control de la información y de los recursos: el apoyo apenas encubierto[1] de todos los grandes medios de comunicación al gobierno sionista, directamente proporcional al descomunal apoyo económico y militar de la U.E. y EE.UU a Israel, el escaso interés por movilizar de los grandes sindicatos y de la izquierda institucional y con dinero, y los escasos recursos de los movimientos sociales y de la izquierda real.
Las razones subjetivas tienen que ver con la falta de desarrollo del arma ideológica y política fundamental: la conciencia y la independencia de clase organizadas. Cada agresión parece aislada, incomprensible, fruto de problemas particulares, de enfrentamientos religiosos o étnicos. Previamente falsimedia ha descalificado a las organizaciones y pueblos que resisten, tachándoles de fundamentalistas, integristas, violentos, terroristas… etc y su eco lo repiten las organizaciones clientelares de la socialdemocracia, IU incluida, en las reuniones «unitarias». Una vez tras otra: en Iraq, en Yugoslavia, en Palestina, ahora en el Líbano.
Las razones ideológicas
Desde el hundimiento de la URSS y el hachazo que ello supuso para la conciencia antiimperialista y de clase a escala mundial, las organizaciones – aquellas que no se han domesticado y/o integrado en la estructura de dominación – y los pueblos estamos recorriendo un largo camino en la reconstrucción de nuestra identidad internacionalista.
La primera evidencia de las dimensiones de la confusión y de la derrota ideológica tuvo lugar cuando la coalición multinacional liderada por EE.UU. y Gran Bretaña devastó Iraq con el objetivo declarado por G. Bush padre de enviar al país árabe a la Edad Media. El pretexto: el 2 de agosto de 1990 Iraq invadía Kuwait, parte del territorio histórico iraquí durante milenios y escindido del mismo por el imperio británico 70 años antes para asegurarse, mediante un gobierno títere, el control del petróleo y la palanca de la desestabilización de Iraq.
La izquierda vencida y asimilada se viste de soldado
Los grandes medios, PSOE (en el gobierno), PP, CC.OO y UGT no dudaron. Reprodujeron como loros todas las mentiras mediáticas construidas (el cormorán empapado en petróleo, las incubadoras robadas,..etc), se sacaron del archivo matanzas de comunistas, kurdos y chiíes ocurridas dos décadas antes y que no habían impedido relaciones privilegiadas de la izquierda – PSOE y PCE – y de los gobiernos con el «socialismo iraquí», y bendijeron la masacre.
De los duros debates que tuvieron lugar en los órganos de dirección de IU, una organización que se había constituido cuatro años antes al calor del referéndum OTAN y a la que se le suponía impreso el antiimperialismo en su código genético, para fijar la posición política de la organización, recuerdo dos valoraciones que defendían decididamente la necesidad de que IU apoyase la intervención militar:
La primera de ellas fue la realizada por el dirigente andaluz de CC.OO.y miembro del Comité Central del PCE durante la Transición, Eduardo Saborido – procesado y condenado a 20 años de cárcel en el famoso sumario 1001 – quien, en declaraciones públicas, justificó la intervención multinacional contra Iraq alegando que «la clase obrera no podía pagar el petróleo a 40$ el barril». Si Marx levantara la cabeza…
La segunda fue la de Nicolás Sartorius también condenado en el mismo proceso y miembro entonces de la dirección del PCE y de IU, quien argüía que «bajo el paraguas de la ONU» el ataque militar era legítimo y que – como aviso a navegantes – «no todo vale contra EE.UU.» Afortunadamente estas posiciones quedaron entonces en minoría, aunque fueron respaldadas por más dirigentes[2].
Las enormes manifestaciones contra la guerra de Iraq de 2002 y 2003, como se ha dicho más arriba, fueron un paréntesis en un proceso de modelación de la opinión pública que persigue y, hasta ahora, ha conseguido, castrar la voluntad de respuesta y movilización de los pueblos mediante la descalificación sistemática de la ideología y del liderazgo del pueblo atacado e invadido. No solo se bloquea así el rechazo a la intervención militar, sino que de forma más o menos subliminal se justifica la misma en nombre de los derechos humanos o de la democracia.
Estos planteamientos han sido tan desenmascarados por los pueblos del llamado tercer mundo, que para ellos, hablar de derechos humanos o democracia es sinónimo de imperialismo[3].
Milosevic y Rambouillet
El siguiente gran episodio de manipulación informativa tuvo lugar ante los ataques y posterior ocupación de los territorios de la Republica Federal de Yugoslavia por parte de la OTAN, como instrumento de dominación de la única zona europea estratégica que intentaba de alguna manera mantener la independencia y se negaba a entrar en la Alianza Atlántica[4]. Otra vez, sectores minoritarios de IU y otras pequeñas organizaciones de la izquierda, exhibiendo un ramplón anticomunismo, contribuyeron decisivamente a la confusión – y a la consecuente desmovilización- con el lema: ¡Ni OTAN, ni Milósevic!. La esperpéntica equiparación de responsabilidades entre el imperialismo agresor y el dirigente que en esos momentos representó la dignidad y la soberanía de su pueblo negándose a aceptar los Acuerdos de Rambouillet[5], realizada desde sectores de la izquierda (desde los Verdes alemanes al Partido Comunista Francés) apuntaló decisivamente el diseño común realizado por EE.UU y la UE, encabezado por el entonces secretario general de la OTAN y después responsable de la Politica Exterior y de Seguridad (PESC) de la UE, Javier Solana.
La responsabilidad en el genocidio de Iraq y las matanzas de otros resistentes
El mismo slogan se intentó reproducir por parte de movimientos sociales clientes del PSOE, con el formato «Ni Bush, ni Sadam!, pero fue inmediata y mayoritariamente descalificado. Habíamos aprendido y fue posible impedir que la frasecita prosperara, pero se mantuvo intacto todo el aparato mediático dirigido a descalificar a la resistencia iraquí exhibiendo el espantajo de Al Qaeda y desacreditando al Partido Baaz para intentar impedir que los pueblos del mundo vincularan su propia memoria de lucha antifascista y antiimperialista con el combate heroico del pueblo de Iraq.
Tras la victoria electoral, irreprochablemente democrática, de Hamás en Palestina, la escalada sin límites del terror sionista incluye asesinatos selectivos en Palestina que sistemáticamente se llevan por delante a mujeres y niños, asalto de cárceles para llevarse presos, secuestro de la mayor parte de los ministros, diputados y altos responsables parlamentarios, construcción de un interminable muro tras el que encerrar a la gente, destrucción de casas y de cultivos, 10.000 pres@s palestin@s en cárceles israelíes- la tercera parte niños -, bloqueo de fondos gubernamentales y de ayuda internacional, imposibilidad de trabajar, de vender productos, centenares de muertes silenciadas en controles militares sin poder llegar al hospital….El horror infinito no ha recibido de otros pueblos más que la angustia impotente y minoritaria, anestesiada por el hábito, incapaz de articularse en clamor, en grito colectivo.
El efecto narcótico de las (des) informaciones sobre el drama cotidiano del pueblo palestino está destinado a enmascarar los crecientes y lucrativos negocios que las grandes empresas de la UE y del estado español mantienen con el estado sionista. Se trata de impedir que los pueblos acusen a gobernantes y empresarios, de tener las manos manchadas de sangre, literalmente. Bastaría suspender el Acuerdo Comercial Preferente con la UE – que cínicamente supedita su vigencia al respeto a los derechos humanos del pueblo palestino – de un país en el que el 53%[6] de sus importaciones procede de la UE, para frenar a Israel. En el caso del Estado español el intercambio comercial en 2003 – últimos datos disponibles – se incrementó un 9%[7], ocupando el séptimo lugar entre los países de la UE.
Casi cinco semanas de criminales bombardeos sobre la población civil del Líbano que han ocasionado más de mil muertes, la inmensa mayoría mujeres y niños, la destrucción – otra vez[8] – de todas las infraestructuras y las vías de comunicación de sur a norte como gigantesco chantaje para conseguir la rendición, sólo muy lentamente han conseguido levantar minoritarias movilizaciones en los países europeos.
La maquinaria de manipulación informativa se ha centrado en la desacreditación de Hezbollah como representante legítimo y líder de la resistencia libanesa y en ocultar que, exactamente al contrario de lo previsto con los bombardeos selectivos que perseguían el enfrentamiento entre comunidades, las organizaciones de izquierda, nacionalistas y democráticas han mostrado unidas su capacidad de defender y representar la voluntad soberana de su pueblo.
Mientras el integrismo católico campa a sus anchas por nuestro país y controla cerca del 50% de la educación de nuestr@s chaval@s financiada con fondos públicos, se pretende que el componente religioso – evidente en Hezbollah o Hamás – les descalifique como representantes de su pueblo.
Curiosamente, los mismos intereses y los mismos agentes que se afanaron en destruir la izquierda laica árabe y quienes engendraron el esperpento de Al Qaeda, son los ahora que pretenden destruir a sangre y fuego la dignidad de un pueblo que se expresa como puede en cada momento histórico y que está mostrando como nadie que no hay límites a su capacidad de sacrificio para defender su libertad y su independencia. Por ello es invencible.
Negocios imperiales
Las multinacionales sio-estadounidenses y europeas que a través del FMI y el Banco Mundial y de la mano del multimillonario Rafik Hariri impusieron un programa salvaje de privatizaciones, reducción de salarios, despidos y recortes de gastos sociales, para hacer frente a la deuda de 35.000 millones de dólares (el 185% del PIB) generada en la reconstrucción de la devastación israelí de 1982. Antes de la reciente masacre, el paro afectaba al 20% de la población y la pobreza al 30%. Mientras la burguesía libanesa – a quien representa el también multimillonario primer ministro Fouad Siniora – hacía jugosos negocios con las multinacionales extranjeras los servicios públicos más elementales no llegaban a grandes capas de la población pobre. Esos mismos, a través de sus falsimedias y tertulianos de todo tipo, tienen el cinismo de acusar a Hezbollah, que mantiene una red eficaz y no discriminatoria de servicios sociales, de ser un estado dentro del estado.
El camino de reconstrucción de la unidad popular árabe, en torno a la lucha armada y a la resistencia civil, que comenzó a abrir la resistencia iraquí, parece haber registrado un importante avance en Líbano. La confrontación armada y civil al proyecto imperialista de EE.UU. e Israel, por encima de diferencias religiosas o ideológicas, debe parir el nuevo sujeto político que represente la enorme vitalidad y voluntad de democracia e independencia de la llamada calle árabe.
La Europa servil: vieja Europa, nueva Europa
A los pueblos de los países de la UE nos toca reforzar todos los lazos políticos, sindicales y sociales a nuestro alcance con todas las organizaciones que representan la resistencia árabe, denunciar la complicidad asesina de nuestros gobiernos con el estado sionista, enfrentar el enésimo intento de camuflar la presencia de tropas españolas en Líbano de «intervención humanitaria bajo el paraguas de la ONU» y exigir la ruptura de relaciones diplomáticas – como dignamente ha hecho el gobierno de Venezuela – y económicas con el estado de Israel. En definitiva, urge levantar un pensamiento antiimperialista potente, que aborde cuatro tareas inseparables:
-diseccionar y mostrar la lógica interna de la geoestrategia de las grandes potencias lideradas por Israel y EE.UU.: el Nuevo Oriente Medio que se adapta como un guante al «Gran Israel» desde el Nilo hasta el Eúfrates
-descalificar la hipocresía y el cinismo de quienes en nombre del pacifismo, niegan el derecho inalienable de los pueblos a la lucha armada frente al invasor.
-afirmar con rotundidad la legitimidad de la resistencia civil y armada, construir las más amplias y densas redes de solidaridad con ella, en todos los países atacados por el imperialismo.
-arrumbar de una vez el pensamiento eurocentrista «de izquierdas» y analizar las raíces de la identidad antiimperialista de los pueblos, sobre todo aquellas en las que aspectos religiosos y culturales han servido para resistir y enfrentar la dominación.
Madrid, 30 de agosto de 2006
*Ángeles Maestro fue diputada en el parlamento por Izquierda Unida, y militante del PCE. Es fundadora de Corriente Roja
[1] http://www.voltairenet.org/article10535.html
[2] Fue este un momento clave en la gestación de Nueva Izquierda, que muy probablemente empieza a engendrarse tras la imponente exhibición de musculatura de clase que se produjo en la Huelga General del 14 D de 1988. Como bien se vió después, esta organización teledirigida por el PSOE y respondiendo a estrategias de gran alcance, dentro y fuera del estado español, tenía el doble objetivo de escindir la poderosa organización de CC.OO. de la representación política de IU y de eliminar el antiimperialismo profundamente inscrito en el código genético de la coalición
[3] Este análisis puede contrastarse en Amín, Samir (1999) Alto a la OTAN. El proyecto imperialista neoliberal de la hegemonia de EE.UU. http://www.nodo50.org/csca/iraq/halliday-amin.html#anchor729181
[4] Otra vez Michel Collon se ocupó magistralmente de desvelar la criminal estrategia mediática, que intentaba ocultar eljuego y los intereses Alemania, del Vaticano, el patético papel de la UE y la hegemonía de EE.UU. en Collon, M. (1998) Poker menteur http://www.michelcollon.info/poker_menteur.php
[5] Para un análisis de la estrategia imperialista, estadounidense y europea, en Yugoslavia y la reforma de la OTAN de 1999 puede consultarse Maestro, A. (2001) Estado de guerra. http://66.102.9.104/search?q=cache:gjryWXuU764J:sobreatico.net/tiki-download_file.php%3FfileId%3D4+Estado+de+guerra+Angeles+Maestro&hl=es&gl=es&ct=clnk&cd=9
[6] La colaboración comercial hispano- Israel, al servicio de la globalización capitalista. Nota informativa del CSCA 6 de junio de 2002. www.nodo50.org/csca
[7] www.embajada-israel/economia. Ya en 1994 el 90% de los paneles solares de Andalucía se importaban de Israel y la mayor parte de las plantas desalinizadoras de Levante y Canarias son fabricadas en Israel.
[8] Para l@s más jóvenes que se incorporan a las movilizaciones y a la militancia recuerdo los crímenes sionistas en Líbano en 1982: la invasión, la destrucción, las matanzas en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila perpetrados por la extrema derecha falangista y por ejército israelí dirigido por el criminal ahora agonizante, Ariel Sharon. http://www.nodo50.org/proceso_sharon/