Los usuarios de blogs o de medios que ejercen el «periodismo participativo» dejaron de ser consumidores para pasar a formar parte de la comunidad virtual de productores y consumidores. Cómo influye la Web 2.0 en ese cambio y cuál es el rol de los diarios ante este nuevo desafío fue uno de los temas de […]
Los usuarios de blogs o de medios que ejercen el «periodismo participativo» dejaron de ser consumidores para pasar a formar parte de la comunidad virtual de productores y consumidores. Cómo influye la Web 2.0 en ese cambio y cuál es el rol de los diarios ante este nuevo desafío fue uno de los temas de la IV Bienal Iberoamericana de Comunicación.
«El mundo de la información deberá reformularse para compartir su actividad con los usuarios», fue una de las frases más contundentes y actuales, pronunciada por el comunicador Martín Parselis, que dejó la IV Bienal Iberoamericana de Comunicación, que se llevó a cabo la pasada semana en la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, y de la que participaron destacados periodistas e intelectuales como Ignacio Ramonet, Eric Calcagno, Manuel Area, Octavio Islas, Pedro de la Hoz y Héctor Schmucler, entre otros.
Con una gran cantidad de mesas temáticas, y en igual número de convocatoria, uno de los tópicos abordados fueron las nuevas formas de producción periodística en la ciberaldea global: qué desafíos se plantean al periodista en la cibercomunicación, cómo es la contribución de la tecnología en el proceso comunicativo, y cómo las audiencias están revolucionando los modos de participación en la generación de esos contenidos gracias a las novedosas aplicaciones de la Web 2.0.
Parselis, de la Universidad Católica Argentina, en su ponencia «Web2.0: de la información al conocimiento», señaló que la «generación de información dejó de ser exclusiva de los ambientes tradicionales de la comunicación de masas como el periodismo o la publicidad».
La forma sobre cómo se concibe hoy la generación de las noticias ha cambiado: las audiencias (un término en desuso a esta altura frente al emergente «usuario» de la era digital) han dejado de ser consumidores para transformarse simultáneamente en productores y consumidores, algunas veces más calificados que los mismos periodistas.
Entre las «tensiones» que reconoce en el nuevo escenario de la comunicación, el expositor argentino apuntó el de «la actividad periodística (que) se enfrenta con un nuevo polo desde el que se informan los usuarios, hecho por usuarios, editado por usuarios, escrito, filmado y procesado por usuarios». Un ejemplo claro de esto son los ascendentes blogs o bitácoras personales. En ellos es posible, en minutos, crear un artículo con fotos, videos, audios, animaciones y texto, sin depender de un editor digital (como en los medios convencionales) que impida la publicación.
«La Web es cada vez más Web 2.0 a medida que se vuelve más participativa, colaborativa y más asociada al conocimiento social», afirmó Parselis (la enciclopedia colaborativa Wikipedia es un ejemplo), para quien una de las formas de nombrar a la producción de contenido «social» es el denominado «periodismo ciudadano» (citizen journalism) o «periodismo participativo» (son pioneros los casos de Qué! u Oh My News). Claro que no todos los colaboran en los entornos virtuales buscan hacer periodismo.
La Web 2.0 es posible gracias a la utilización, gratuita y sin límites a la creatividad, de las plataformas digitales como YouTube, Evoca, Flickr, Google, etcétera.
Ante esta avanzada tecnológica y social, que el ciberactivista David de Ugarte, en su libro El poder de las redes, ya ve un tanto desactualizada frente a la Web 2.1 (la Web del bricoleur, una red de usuarios que crean y publican reciclando sus materiales), los diarios más importantes del mundo (The New York Times, The Washington Post, El País, de Madrid, The Guardian, etc.) han internalizado, aunque no del todo, los fenómenos de la cibercomunicación: la interactividad (chat, foros, comentarios), la colaboración, la multimedialidad y la hipertextualidad.
Parselis sostuvo, asimismo, que «los desafíos para los medios masivos de comunicación es convertirse en canales de conocimiento (…). Comprender que para ciertos hechos, los usuarios son más confiables que los medios».
En esa dirección, el aprovechamiento de la tecnología y la producción de material por parte de los usuarios forman parte, muchas veces, de lo que Teresa Tsuji, Gabriela Michelini y Francisco Albarello, de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, parafrasearon como «cibercultura».
El término pertenece al especialista Jorge González, quien la definió como «una forma de empoderamiento que interesa tres frentes estratégicos: la información, el conocimiento y la capacidad de crear redes de acción para usar la información y el conocimiento en proyectos específicos de autogestión».