En su primer trabajo del año, el Observatorio de Medios de Argentina analizó el tratamiento periodístico de Clarín y La Nación sobre el reciente referendo constitucional venezolano. Estos grandes medios intentaron encubrir sus posicionamientos editoriales detrás de un aparente equilibrio informativo. Los principales diarios porteños realizaron una extensa cobertura del referendo sobre la enmienda constitucional […]
En su primer trabajo del año, el Observatorio de Medios de Argentina analizó el tratamiento periodístico de Clarín y La Nación sobre el reciente referendo constitucional venezolano. Estos grandes medios intentaron encubrir sus posicionamientos editoriales detrás de un aparente equilibrio informativo.
Los principales diarios porteños realizaron una extensa cobertura del referendo sobre la enmienda constitucional en Venezuela, algunos incluso enviando periodistas al propio lugar de los hechos, como lo hicieron Clarín y La Nación.
Estos dos medios, que frecuentemente despliegan posicionamientos adversos a la revolución bolivariana, en general, y al presidente Hugo Chávez, en particular, haciendo uso de adjetivaciones y valoraciones descalificatorias, optaron esta vez por otros recursos más sutiles para imponer sobre el conjunto de la sociedad sus propias parcialidades con carácter de objetividad.
Como hemos repetido en diversas oportunidades, el modelo teórico-metodológico de Intencionalidad Editorial, utilizado por el Observatorio de Medios de Argentina para realizar todas sus investigaciones, contempla el derecho de los medios a expresar sus propias tendencias editoriales y políticas, cuestión que es inseparable de cualquier proceso periodístico. Sin embargo, el modelo advierte que los agentes mediáticos suelen incurrir en graves violaciones a la información democrática cuando presentan sus posicionamientos de grupo o clase como valores universales.
Esas falsas objetividades, que tienen como fin la creación de sentidos comunes hegemónicos, son construidas a través de técnicas y gramáticas profesionales que varían de acuerdo a las estrategias comunicacionales y los intereses de cada medio o conglomerado de medios. De esta manera, podemos encontrar casos en los que las técnicas y gramáticas desplegadas sean abiertas, como sucedió de hecho con el portal Infobae, el canal de noticias C5N y Radio 10 (todos ellos controlados por el Grupo Hadad) que en sus coberturas del referendo venezolano recurrieron a la repetición sistemática de valoraciones y tergiversaciones que giraron sobre un mismo eje: Chávez es un «dictador», un «tirano», un «autoritario» y sus diez años en el poder representan «la década infame».
Se trata, por cierto, de un discurso poco efectivo, deslegitimado por la propia fuerza de la democracia venezolana que ha dado muestras irreprochables de transparencia y amplia participación popular en los últimos catorce procesos electorales que se vivieron en ese país.
Por eso, en el caso de Clarín y La Nación, los métodos de construcción de sentidos comunes (conversión de parcialidad en objetividad) en torno al referendo sobre la enmienda constitucional estuvieron cubiertos por un velo de aparente equilibrio informativo.
Así lo reveló el Observatorio de Medios de Argentina durante el seguimiento realizado entre el 13 y el 17 de febrero del corriente, análisis que además arrojó llamativas similitudes en los tratamientos y enfoques de estos medios, demostrando una marcada tendencia hacia la unilateralidad de fuentes, actores y sujetos de la información.
El «equilibrio» se reflejó en la cobertura del proceso electoral antes y después de la votación que dio el triunfo por más de un 54 por ciento a la enmienda que permite la postulación continua a todos los cargos de elección popular, incluido el de presidente. Pero detrás de este hecho se aprovechó para tratar cuatro temas de fondo en los que no hubo concesiones para instalar la idea de que Chávez caerá tarde o temprano por su propio peso: Crisis petrolera, Inflación, Corrupción estatal e Inseguridad.
Ejemplos interesantes de este tratamiento son las notas publicadas sobre El Petare, el barrio «más poblado» y «peligroso» de América Latina, donde la oposición ganó en las elecciones regionales y municipales de noviembre de 2008.
«El Petare, la gran villa miseria que el chavismo perdió y quiere reconquistar», titula Clarín en su edición del 13 de febrero, mientras que La Nación hace lo propio el domingo 15, el mismo día del referendo: «En el barrio El Petare, el voto de los más pobres está dividido». A pesar de contar con un millón de habitantes para entrevistar en la zona, ambos medios se conformaron (no casualmente) con un par de declaraciones que destacan el nivel de corrupción que existe en Venezuela.
Carmen Villa atiende su pequeño kiosco, en donde vende diarios, café, golosinas y tiene un teléfono público. Hace 40 años que vive en Petare y aquí crió a sus cinco hijos. Votante de Chávez en 1998, dice que «no voy a cometer el mismo error de hace 10 años. No pienso votarlo, pero el problema no es él, es la escoria que tiene alrededor». En 12 horas de trabajo, le quedan libres unos 15 dólares por día, poca cosa en un país en el cual lo único barato es la nafta. «¿Qué ha hecho por nosotros en 10 años? Poco y nada», se pregunta y responde al mismo tiempo ante Clarín.
José Quintero, de 45 años, regenta una bodega en el barrio. Defiende la política social de Chávez, pero fustiga a la cohorte de «corruptos» que, según él, rodea al presidente. «Yo apoyé a Chávez pero no me gustan los que andan con él, están desangrando al país, por eso voy a votar por el No», comenta. (La Nación)
En otra nota, y ya por cuenta propia, La Nación afirma el 17 de febrero: Incontables son los ministros que han pasado por Miraflores en 10 años. En el circo presidencial de Chávez los enanos crecen como las flores en el campo. Y la apatía de un sector del chavismo tiene mucho que ver con ese séquito de funcionarios del gobierno que se ha enriquecido al calor de los ingresos petroleros, la llamada «boliburguesía», a la que Chávez fustiga, pero sin mucho éxito.
Veamos ahora el caso de la violencia. «La inseguridad, al tope de las preocupaciones», titula el enviado especial de Clarín, Pablo Biffi, en la edición del día 15 y luego sostiene: «Tenga cuidado con las motos, no se acerque de noche a zonas oscuras y lleve poco dinero encima», es la recomendación que un taxista da a este enviado cuando se le pregunta qué tan insegura está Caracas. Según una reciente encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD), ocho de cada diez venezolanos -el 84,1 por ciento- piensan que la inseguridad es el mayor problema que afronta el país. Venezuela es uno de los dos países más violentos de América Latina. En 2008, al menos 52 venezolanos fueron asesinados de forma violenta por cada 100 mil habitantes. Y la oposición se ha hecho eco de esas cifras y resalta que en 10 años de chavismo, al menos 140.000 personas murieron de manera violenta. Sólo El Salvador iguala estas cifras.
La Nación prefirió tratar el tema de la inseguridad en varias notas sobre el referendo de manera contextual, aunque subrayó la violencia política en un artículo sobre el barrio caraqueño 23 de Enero («Un feudo chavista dispuesto a dar batalla por la revolución», 16 de febrero), caso que también tuvo su réplica en Clarín («La mujer de 103 años y Mao en el ‘fuerte apache’ del chavismo», 16 de febrero).
De la misma forma se contempló la cuestión de la inflación, relacionándola con el proceso electoral:
Con el índice de inflación más alto de la región (por encima del 30%) y los ingresos del Estado en caída libre, los analistas coinciden en que Chávez aceleró el referéndum para que la crisis que se avecina no incida de lleno en la imagen de su gobierno. (La Nación, 15 de febrero)
«Esta situación delicada, que podría profundizarse en la segunda mitad de este año, sirve para entender por qué el presidente Hugo Chávez apuró la realización del referéndum por su reelección indefinida», explica a Clarín el analista Arnaldo Ochoa. (…) Los venezolanos más pobres sufren intensamente la inflación, especialmente alta en los alimentos y los transportes.
(Clarín, 14 de febrero)
De compras por Caracas: los precios de una realidad difícil. (…) En Venezuela, potencia petrolera, sería más razonable y más barato darle de tomar a los niños nafta en lugar de leche: un litro de combustible de 95 octanos cuesta 0,04 centavos de dólar o 15 centavos de pesos, en Argentina. Un tanque de un auto chico, unos 40 litros, se llena con 4 bolívares (unos dos dólares), lo mismo que cuesta un gaseosa en un kiosco o un café en una tienda al paso. Pero la leche importada de Nicaragua en los Mercal (los mercados subsidiados por el gobierno) cuesta 2 dólares y en los super normales se consigue leche argentina, a veces, por 2,5 dólares. (Clarín, 16 de febrero)
No obstante, la crisis petrolera fue el gran caballo de batalla contra la revolución bolivariana, repitiéndose sistemáticamente en cada una de las coberturas sobre la votación de la enmienda constitucional con un tono, en muchos casos, apocalíptico.
Algunas piezas periodísticas de Clarín a modo de ejemplo:
1. La caída del precio del petróleo, una tormenta que amenaza a Venezuela
«Venezuela está teniendo los primeros síntomas de recesión». La definición, categórica, es del economista José Guerra, docente de la Universidad Central de Venezuela. Pero Guerra no es el único, ya que con él coinciden la mayoría de los economistas independientes o con algunos vínculos con la oposición, que en sus predicciones ven un futuro por demás oscuro para la economía venezolana, producto de la caída del precio internacional del petróleo. Predicciones negadas, claro, por el gobierno de Hugo Chávez, aunque ya ha tenido que admitir que revisará la tasa de crecimiento prevista para 2009. (14 de febrero)
2. Chávez vuelve a las urnas para buscar la reelección indefinida
(…) El director del diario opositor Tal Cual, el economista Teodoro Petkoff, no vislumbra cambios drásticos de ganar cualquiera de las dos opciones. Sostiene que la escena política del país será sacudida por la difícil situación económica que se daría en los próximos meses como consecuencia de la crisis financiera mundial y, en particular, por la caída internacional del precio del petróleo, principal fuente de ingreso de Venezuela y sostén de la Revolución Bolivariana. (15 de febrero)
3. Límites
La paradoja es que el enorme desafío de este referendo, no califica para resolver una cuestión crítica que atrapa a la administración de Hugo Chávez. Nada de lo sucedido aliviará el hecho de que el gobierno bolivariano está hoy empantanado en el mismo sitio en el que cayeron sus antecesores de centro o derecha. La economía de Venezuela se degrada por razones que hoy no está en las manos de Chávez resolver. Si lo estuvo antes cuando la ganancia de un petróleo encarecido permitía abrir caminos para diversificar la economía. La brusca caída del crudo a la mitad de lo que el país tenía presupuestado para este año, deja a las cuentas nacionales en un risco, agravado por una inflación anual camino al 40%, la mayor de la región. (16 de febrero)
4. EL POTENCIAL CONFLICTO CON EL PETROLEO EN BAJA. Una victoria importante en el umbral del tsunami económico (…)(Chávez) Parece haberlo hecho en el límite mismo del precipicio político que podría darse si la crisis económica global sigue golpeando a Venezuela, especialmente en el valor del crudo, su principal producto de exportación y de fondeo de sus proyectos. (17 de febrero)
Las réplicas de La Nación:
1. Chávez se juega hoy su futuro político
(…) La crisis financiera global fue aplaudida por Chávez hace unos meses con la premisa de que el capitalismo estaba tocado de muerte. Pero el presidente no estaba sino haciéndose el harakiri político cuando celebraba el desplome de los mercados bursátiles de medio mundo. Porque en los 10 años que lleva en el poder, Chávez practicó un capitalismo de Estado rentista que ahora vive bajo la sombra de la crisis tras la caída de los precios del petróleo, la materia prima de la que depende el 90% de los ingresos por exportaciones. (…) Según economistas locales consultados por LA NACION, si el precio del petróleo no repunta, el colchón de reservas podría durarle a Chávez sólo hasta fin de año. (15 de febrero)
2. El desafío de gobernar en un mundo con menos aliados
(…) La popularidad de Chávez se basa en gran medida en la inmensa cantidad de dinero con la que ha contado gracias a los altos precios del petróleo. Así, la esperanza de sus adversarios es que la caída de los precios provocará una severa crisis económica que minará la popularidad del presidente, lo que lo llevaría eventualmente a ser reemplazado. El hecho de que Venezuela ya sufre la inflación más alta del hemisferio y de que el presupuesto de 2009 se basa en que el petróleo se venda a 60 dólares por barril, mientras que en realidad el precio ha estado por debajo de los 40 dólares, nutre estas esperanzas. (16 de febrero)
3. La crisis es la nueva enemiga
La crisis está cerca. Asegurado ya su futuro político y con el horizonte despejado hasta 2019 (si vence en las elecciones de 2012), Chávez se enfrentará ahora a un gran desafío: que cierren las cuentas del Estado en un contexto de crisis económica internacional. A pesar de la caída de los precios del petróleo, el líder bolivariano confía en que el barril repunte hasta los 60 dólares a finales de año (ahora está por debajo de los 40). De no ser así, la tijera del gasto penderá sobre las «misiones» sociales y sobre recursos destinados a otros países. Una de las razones de las prisas de Chávez para celebrar un referéndum exprés tres meses después de los comicios regionales fue precisamente el miedo a que esa crisis en ciernes afectara sus índices de popularidad. (17 de febrero)
Otro aspecto importante a tener en cuenta, entre los sigilosos métodos de intencionalidad antichavistas de Clarín y La Nación, fue el reduccionismo al que apelaron a la hora de caracterizar a la oposición. A pesar de estar formada por decenas de partidos, agrupaciones y sectores -muchos de tendencia golpista y conspirativa-, para estos medios pareciera que en las filas opositoras sólo existen algunos gobernadores y alcaldes populares, un fuerte movimiento universitario y ex aliados de Chávez que se alejaron de la revolución por «su excesivo personalismo».
A ellos recurrieron cada vez que presentaron en sus páginas el contraste de fuentes, actores y sujetos bolivarianos en el marco del aparente equilibrio que mencionábamos en líneas anteriores.
Los estudiantes universitarios, por ejemplo, fueron descriptos como «la verdadera oposición» y como la fuerza «más influyente, creativa y profundamente democrática», ocultando a la juventud que integra el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), o a la que simplemente simpatiza con la revolución bolivariana, y que tuvieron un gran poder de movilización durante los días previos a la consulta sobre la enmienda.
Tratamiento similar recibieron los «ex aliados» como fuentes recurrentes a lo largo de la cobertura del referendo.
«Desde la llegada de Chávez al poder, hace diez años, figuras destacadas de la izquierda venezolana, como Teodoro Petkoff (director de la revista Tal Cual), Luis Miquilena o Douglas Bravo, han dado progresivamente la espalda al ex teniente coronel que un día de 1977 comprendió cuál iba a ser su destino», dice La Nación, mientras que Clarín utiliza palabras similares para introducir una entrevista a Petkoff, publicada el 17 de febrero.
Pero la técnica de utilizar a referentes de izquierda para atacar a Chávez no es nueva y sobre ello dio cuenta hace ya un tiempo el periodista Gennaro Carotenuto. En un artículo para el semanario uruguayo Brecha (25 de mayo de 2007), Carotenuto apunta lo siguiente:
En los quioscos de Caracas los diarios opositores siguen siendo la gran mayoría. Entre ellos está Tal Cual, dirigido por un prestigioso intelectual que se define de izquierda, Teodoro Petkoff.
Denunciando la falta de libertad de expresión en Venezuela, Teodoro se siente libre de utilizar a menudo elementos como la esvástica nazi o dibujar los bigotitos de Hitler en la imagen del presidente Hugo Chávez. Nadie le hace mucho caso.
El cronista de Brecha vuelve a su hotel, prende la tevé, y en vivo y en directo por CNN, desde Miami, entrevistan al mismo Teodoro Petkoff, quien por definirse de izquierda se vuelve muy útil para estas campañas: «La Venezuela bolivariana -afirma libremente Petkoff a CNN- es un país totalitario. Es un país donde no hay libertad de prensa ni de expresión. Es un país donde se habla de socialismo del siglo XXI y en realidad está corriendo hacia el siglo XX y la Unión Soviética del tiempo de Stalin».
Cambio de canal. Los cuatro canales de la oposición, con toda libertad, utilizan los mismos elementos: totalitarismo, falta de libertad de expresión. Vuelvo a la calle. La esvástica de Tal Cual sigue haciéndome guiñadas. Ninguna patota chavista ha pasado a despedazarla o quemarla. Petkoff mientras tanto debe haber terminado su entrevista desde Miami, se tomará su vuelo de vuelta y llegará tranquilamente a Caracas donde cerrará otro número de Tal Cual denunciando sin pudor la falta de libertad de expresión en este país.
Por todo lo dicho y constatado hasta el momento, el Observatorio de Medios de Argentina advierte una vez más sobre las tendencias de los grandes medios, y sus respectivas corporaciones, a la uniformización de contenidos, fuentes unilaterales y posicionamientos editoriales encubiertos -mediante diferentes técnicas, herramientas y gramáticas de construcción noticiosa- que atentan contra el derecho individual y colectivo que requiere todo sistema democrático para poder contar con información amplia, plural y diversa.
Mientras estas tendencias se reproduzcan impunemente, amparadas por una legislación nacional vetusta y antidemocrática, el derecho a la información seguirá siendo una simple expresión de deseo intangible.
*Fernando M. López es el Coordinador general del Observatorio de Medios de Argentina. Facultad de Periodismo y Comunicación Social / Universidad Nacional de La Plata