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La voz de los invisibles

Fuentes: IPS

«Boca de rua» (Boca de la calle) es un periódico singular, escrito y vendido por pobladores sin techo de esta meridional ciudad de Brasil, donde se cruzan historias singulares de personas que buscan afirmar su ciudadanía en condiciones adversas. Reinaldo Luiz dos Santos, de 35 años, dejó el curso de curso de Derecho a poco […]

«Boca de rua» (Boca de la calle) es un periódico singular, escrito y vendido por pobladores sin techo de esta meridional ciudad de Brasil, donde se cruzan historias singulares de personas que buscan afirmar su ciudadanía en condiciones adversas.

Reinaldo Luiz dos Santos, de 35 años, dejó el curso de curso de Derecho a poco de graduarse en el nororiental estado de Bahía y vivió en las calles de numerosas ciudades de Brasil hasta descubrir su destino en Porto Alegre, «punta de lanza de movimientos sociales» con «excelente red pública de atención a los excluidos».

«Mi familia se metió con el tráfico de drogas y asesinó a un colega mío», contó a IPS. No quiso denunciar sus parientes a la policía, pero tampoco convivir con ellos, por tanto eligió el destierro.

En cambio, Joao Dutra dejó a la familia a los 9 años de edad, por conflictos con el padrastro, sobrevivió en las calles de esta capital del estado de Río Grande del Sur y recién volvió a la escuela a los 19 años para cumplir el tercer grado de la enseñanza primaria.

En tanto, André Cardoso de Araújo es huérfano desde los 2 años, primero pasó por varios orfanatos hasta que a los 11 años «no se adaptó» a una nueva institución y decidió vivir en las calles, donde los medios comunes de supervivencia de los niños son pequeños trabajos como cuidar automóviles, ayudar a personas e instituciones asistenciales públicas o privadas.

Cuando elogian su «inteligencia», por sus conocimientos y capacidad de expresión, sorprendentes en alguien que sólo estudió hasta el quinto grado, contesta que aprendió «todo en las calles, observando como otros hablan, consultando diccionarios».

Ahora, a los 30 años de edad, reanudó los estudios «tras 17 años fuera de la escuela», alcanzó «realizar el sueño de tener una casa». Hace trabajo voluntario como «educador de las calles» junto a niños y adolescentes en varios proyectos.

Cardoso de Araújo dejó de ser un «poblador de la calle», pero mantuvo su vínculo con «Boca de Rua», donde se enorgullece de redactar sus propios textos, al contrario de otros que necesitan la ayuda de los periodistas que impulsaron el proyecto y responden por su edición.

Los tres forman parte de la experiencia de publicar «Boca», con salida trimestral desde 2000 y una tirada hoy de 10.000 ejemplares. Sus autores adultos reciben 30 periódicos semanalmente para venderlos a un real (33 centavos de dólar) a modo de ingreso.

Actualmente hay 32 personas inscriptas, pero sólo 25 trabajan efectivamente, informó a IPS Clarinha Glock, una de las coordinadoras del proyecto.

Tres de las ocho páginas están dedicadas a «Boquinha», con textos, dibujos y fotos de niños y adolescentes, que no venden el periódico desde 2002, cuando una abogada acusó el proyecto de explotar el trabajo infantil. En cambio, los 15 participantes menores de 18 años ganan una «beca» semanal de 10 reales (3,30 dólares) entregados a su madre o responsable.

«Boca de Rua» es una iniciativa de periodistas voluntarias reunidas en la Agencia Libre para Infancia, Ciudadanía y Educación (ALICE) que además promueven encuentros de colegas para reflexionar sobre la profesión y talleres de lectura crítica de los medios de comunicación.

En este caso es «Alice en el país de las desigualdades», observó Glock.

La publicación es una de las 55 afiliadas a la Red Internacional de Periódicos de la Calle (INSP en siglas inglesas), que sacan anualmente cerca de 26 millones de ejemplares, en 28 países.

La lista de afiliados indica que, incluso, países ricos como Canadá, Japón y Suecia tienen habitantes «sin techo» beneficiados por estos medios de comunicación e inclusión social. Alemania cuenta con nueve periódicos, le siguen Estados Unidos y Gran Bretaña con cinco cada uno. En América Latina están representados Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

«Boca de rua» es distinto por publicar sólo reportajes, notas y poesías de los mismos «pobladores de la calle», destacó Glock. En algunos casos, los autores poco letrados dictan sus textos a los periodistas editores, pero sus relatos y experiencias son respetados.

Casi todos los demás periódicos de la calle son escritos por periodistas y vendidos por los sin techo.

Además de ingresos, el periódico representa para esa población discriminada y frecuentemente agredida por la policía, «visibilidad, identidad y confianza en si mismos», evaluó Glock. Pasan a conocer sus derechos, son invitados a impartir charlas sobre la experiencia y como hacer un diario, señaló.

Obtener acceso a servicios públicos de salud es el gran problema, según la periodista. Algunos son drogadictos que requieren tratamiento, otros son portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

Pero el grupo, que tiene agregados que «esperan en la cola» participar directamente en la producción y venta del periódico, también desarrolla otras actividades.

Hace videos sobre Porto Alegre desde el punto de vista de sus pobladores callejeros y formó una banda de rap, cuyo «himno» fue compuesto por un ex miembro de «Boca», Luciano Felipe da Luz, apodado «Mercedes» por haber sido varias veces atropellado por camiones de esa marca.

Da Luz murió de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en agosto de 2001. «Dios creó el mundo y junto la miseria, Brasil tiene que cambiar», dice su «Rap de una Boca de calle».

Reinaldo dos Santos, llamado «Bahiano» por su origen, una excepción en el grupo por su escolaridad, tiene planes de seguir estudiando y crear otra «Boca de rua» en mayor escala, para los miles de pobladores de la calle o amenazados de quedar sin techo en Porto Alegre, después de graduarse como archivista en la universidad.