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Las condiciones de Polanco para comprar Televisión Española

Fuentes: periodistas21

Muchos temen que la reforma de la televisión pública prometida por el presidente Zapatero acabe con TVE-1 en manos de Jesús Polanco, presidente y dueño de Prisa. Razones para la sospecha no faltan. Ningún presidente había reconocido que se enamoró de su mujer leyendo El País. Ninguno como ZP ha leído, como ha admitido públicamente, […]

Muchos temen que la reforma de la televisión pública prometida por el presidente Zapatero acabe con TVE-1 en manos de Jesús Polanco, presidente y dueño de Prisa. Razones para la sospecha no faltan. Ningún presidente había reconocido que se enamoró de su mujer leyendo El País. Ninguno como ZP ha leído, como ha admitido públicamente, el diario de Polanco y Cebrián desde su primer número. El tradicional maridaje entre el diario, la Cadena Ser y los socialistas es en el caso de ZP cuestión personal. En El País ha encontrado sustento ideológico y alimento espiritual. Suspiran juntos por Petit, el republicanismo y otras ideas comunes. Como muchos otros viejos lectores del diario, Zapatero tiene una relación íntima y afectiva con el mejor periódico de los nacidos en la democracia en España.

Por eso Polanco no pierde el tiempo y antes de irse de vacaciones envió al presidente sus condiciones para la operación. Fue por escrito y en un editorial publicado con alevosía un domingo 1 de agosto y titulado, para más cachondeo, Pantalla en rojo. Polanco y algunos amigos suyos alimentan la esperanza de una operación a la francesa, la privatización de TF-1 (el equivalente a TVE-1), ahora que España ha vuelto –suspirando y anhelante– a la Vieja Europa. Pero el presidente de Prisa anda mosqueado con el Comité de Sabios ( y eso que podría haber sido elegido por el mismísimo Cebrián, dado el porcentaje de afines, autores publicados y ex empleados). ¿Qué pintan ésos por medio cuando él y sus amigos lo tenían todo planeado? Aznar comenzó su frustrada dictablanda con la guerra digital a cuenta de descodificadores y acabó dejando toda la televisión satelital de pago en manos de Prisa, financiada, eso sí, por Telefónica, o sea, por todos. Es la hora de tener TV en abierto para Polanco, harto del lento y afanoso intento de Localia, nunca comparable a una cadena nacional. Anda mosquedado el rey mediático y se pregunta –y cuestiona a ZP– qué se espera de esos Sabios y sus consejos. Cosa que ni ellos mismos saben.

«Una vez expuesta la decisión política del Gobierno de reformar la televisión pública para garantizar su independencia y viabilidad económica, aparecen preguntas inevitables. Una preliminar es el alcance de las recomendaciones del Comité de Sabios… Si llegarán a fórmulas empresariales o quedarán en sugerencias de contenidos, éticas y profesionales».

Pero el dueño de Santillana, El País, Canal Plus y la Ser lo tiene claro. Zapatero debe venderle la televisión pública:

«Todas las opciones deben ser analizadas, incluyendo la privatización total o parcial

Eso sí, saneada:

«Tal operación no tendría éxito sin que el Estado asumiese previamente la deuda del grupo (RTVE).»

Y con una situación laboral libre de las cargas burocráticas que ahora soporta el Ente Público y adecuada a las pretensiones del emperador mediático, aunque poco consonantes con las que defiende El País en sus editoriales:

«Una reducción notable de los costes laborales».

Lo que daría lugar a una nueva reestructuración laboral de proporciones y simbología similares a las de Renfe, la industria naval, Correos y otras de las ya vividas estos años pasados.

Polanco lo tiene claro y no quiere que Zapatero se despiste, como tampoco todos sus empleados que han pasado a formar parte del nuevo ejecutivo desde sus cargos de directores generales (lo que les permite mantener su puesto de trabajo en Prisa al final de la legislatura) de gabinetes, portavocías y otros puestos políticos. Para arreglar la crisis y el gran desaguisado de la radio televisión públicas estatales, Polanco le recuerda a Zapatero lo que tiene que hacer:

«Fórmulas existen; es cuestión de coraje para explicarlas y decisión política para aplicarlas«.

Pues eso, a seguir leyendo El País tras las vacaciones del Gobierno.