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Las cooperativas constituyen una alternativa a la esclavitud en Buenos Aires

Fuentes: Repórter Brasil

Ocho cooperativas de costura, organizadas con la ayuda del Instituto Nacional de Tecnología Industrial formaron en Buenos Aires, Argentina, el Centro Demostrativo de Indumentaria, un polo industrial de producción textil que se convirtió en una referencia se la inserción de los trabajadores rescatados de la esclavitud y en ejemplo de lo que es posible y […]

Ocho cooperativas de costura, organizadas con la ayuda del Instituto Nacional de Tecnología Industrial formaron en Buenos Aires, Argentina, el Centro Demostrativo de Indumentaria, un polo industrial de producción textil que se convirtió en una referencia se la inserción de los trabajadores rescatados de la esclavitud y en ejemplo de lo que es posible y económicamente viable, mantener producción a gran escala, sin someter a los empleados a condiciones degradantes y jornadas exhaustivas. «Somos un espejo de lo que puede hacerse y esperemos que este ejemplo pueda servir de inspiración a otros grupos no sólo en Argentina sino también en Brasil», dice el costurero boliviano Domingo Quentasí Ramírez, uno de los trabajadores del complejo industrial. «Hay oportunidades e iniciativas como ésta que deben ser apoyadas y reconocidas. Es una cuestión de dignidad «, añade.

Tanto el inmenso galpón industrial en que trabajan cerca de 100 personas, como las máquinas de las cooperativas, fueron obtenidos gracias a la lucha contra la esclavitud en el sector textil. El espacio fue conquistado en 1º de julio de 2009, tras la intensa movilización de los trabajadores del sector y presión política de las entidades involucradas en la lucha contra esa práctica. El equipo, incluyendo máquinas modernas para la producción de telas y piezas especiales, fue confiscado a empresarios sorprendidos explotando trabajo esclavo y remitido a las cooperativas.

La administración de cada una de las cooperativas y la dirección de la producción se realiza a través de reuniones periódicas con la participación directa de los trabajadores. «No siempre es fácil, es una lucha diaria, pero aquí somos dueños de la producción, dueños de nuestro destino. Somos más felices», dice Anita Ariceta, de la cooperativa vinculada a la Fundación de Alameda, una de las primeras en formar el polo. La Alameda, organización dedicada a combatir el trabajo esclavo en Argentina, también mantiene un taller de confección administrado en forma de cooperativa en su sede.

Entre los grupos están el integrado por trabajadores de Lacar, empresa que pasó a ser administrada directamente por los empleados en el proceso marcado por la intensa movilización tras los problemas que casi llevaron a terminar la producción. «Antes nosotros solamente cumplíamos órdenes, hoy nos enteramos de todos los aspectos de producción y participamos,» dice María Fernanda Quinderos, costurera de la cooperativa. «El principio es difícil, pero es necesario mantener la unión y aguantar. Más tarde, cuando todo se estabiliza, los resultados compensan», añade.

Recolectores

Entre los clientes servidos por el polo industrial y por las oficinas vinculadas a la Fundación Alameda está el Ministerio de Desarrollo Social de Argentina, que compra a las cooperativas los uniformes entregados a las cooperativas de recolectores de materiales reciclables. En Buenos Aires, hay programas del Gobierno para alentar y apoyar a los trabajadores que recolectan materiales reciclables de la basura de la ciudad. Para tener acceso a beneficios diversos, los recolectores tienen, como contrapartida, que mantener condiciones mínimas de higiene, seguridad y salud, incluyendo aquí el uso de uniformes con partes reflectoras.

Vea más información: http://www.reporterbrasil.org.br/exibe.php?id=2087

Traducción: [email protected]