Junto al tronar de las cañoneras, Washington muestras sus músculos al mundo a través de sus medios de propaganda, acompañados de la más moderna tecnología. Sus medios de comunicación le han servido para desatar guerras (¡Remember the Maine! ¡Remember Irak!) y para manipular a la opinión pública de los países «enemigos». Cuba es parte de […]
Junto al tronar de las cañoneras, Washington muestras sus músculos al mundo a través de sus medios de propaganda, acompañados de la más moderna tecnología.
Sus medios de comunicación le han servido para desatar guerras (¡Remember the Maine! ¡Remember Irak!) y para manipular a la opinión pública de los países «enemigos».
Cuba es parte de esa historia de manipulación y agresión mediática del imperio desde hace cuatro décadas. Ya son dos los decenios en que la matriz propagandística anticubana cuenta entre sus armas con las infames Radio y Televisión Martí, creadas en la oscura era Regan-Bush en 1985 y 1990, respectivamente.
Nacidas para la manipulación han vivido en el ostracismo. Veinte años después y casi 500 millones de dólares devorados, la Radio y la TV anticubanas siguen sin audiencia en la isla.
Un muy reciente estudio del Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA) revela todo el entramado de injerencismo, ineptitud profesional, manipulación, corrupción política y colosal despilfarro que hay detrás de estas empresas del gobierno norteamericano.
PARTO INDUCIDO
Las hipócritas creaciones mediáticas nombradas como el Héroe Nacional cubano, fueron fruto de la obcecación de Washington y de la compra de voluntades políticas en el Capitolio por parte de la Fundación Nacional Cubano-Americana.
Como revela el informe de la COHA, una de las principales impulsoras de la Ley de Radiodifusión a Cuba de 1983, la cual viabilizó la posterior creación de Radio Martí, fue la entonces Senadora republicana por La Florida Paula Hawkins, quien recibió más de 126 mil dólares de organizaciones cubanoamericanas para sus campañas políticas.
La Ley de Transmisión de Programas de Televisión a Cuba, aprobada después, fue auspiciada por el senador demócrata por Carolina del Sur Ernest Hollins, el representante republicano por Michigan William Broomfield y el representante por La Florida Dante Fascell. El documentado estudio «Secreto a voces (Conexión cubana: el dinero cubano-americano en las elecciones estadounidenses, 1979-2000)» muestra como el senador Hollines fue beneficiado en sus campañas con más de 94 000 dólares de organizaciones cubanoamericanas y Fascell recibió más de 97 000.
BODRIO CORRUPTO Y SECUESTRADO
Desde el surgimieto de las dos emisoras anticubanas, la mafia terrorista de Miami secuestró a estas instituciones, ya de por sí ofensivas e injerencistas, y las convirtió en portavoces de sus oscuros y macabros intereses.
El capo principal de la Fundación Nacional Cubano Americana, Jorge Más Canosa, fue el primer jefe de la Junta Asesora Presidencial de Radio y TV Martí, puesto desde el que movió todos los hilos de ambos medios.
El informe de COHA recuerda como en 1996 tanto la Oficina de Contabilidad General como la Oficina del Inspector General del Departamento de Estado investigaron a Radio y TV Martí en respuesta a acusaciones de personas que fueron despedidas como represalias por sus criterios políticos y críticas a las estaciones.
La reubicación de las estaciones de Washington a Miami en 1998 provocó numerosas críticas. Hasta el exdirector de noticias de la televisora Jay Tallin reconoció: «La emisora ha ido empeorando constantemente…bajo la dirección de una serie de…directores totalmente incompetentes».
Era el tiempo en que Herminio San Román dirigía la Oficina de Radiodifusión Cubana (ORC), administradora de Radio y TV Martí, y se le acusó de prácticas cuestionables de administración y un «significativo deterioro de la programación».
Una evaluación realizada en el propio 98 por cinco periodistas vinculados a la Universidad Internacional de La Florida analizó la programación de Radio Martí y encontró problemas de credibilidad, utilización de fuentes inadecuadas y una profunda ausencia de profesionalismo.
Después vino a dirigir el consorcio anticubano el truhán Salavador Lew. Según la investigación de COHA: «El apoteósico mandato de Lew había creado el caos total y conflictos internos en las operaciones de Radio Martí, porque cubrió los altos cargos con sus amigos íntimos, entre los que se encontraban algunas figuras de la derecha más ultrarradical de Miami. Para citar algunas, personajes de mal gusto como Armando Pérez Roura, seguidor de Batista y miembro de Alfa 66 y de la facción Unidad Cubana, así como Rolando Espinosa, ex socio del forajido hombre de negocios Demetrio Pérez (hijo)»
NADANDO EN EL PANTANO
Con más millones en sus carteras, las emisoras anticubanas siguen su mismo camino cenagoso: no se oyen, no se ven y prosiguen plagadas de chanchullos internos. El actual jefe de la maquinaria propagandística es Pedro Roig, otro mercenario de Girón, muy cercano a la Fundación Nacional Cubano Americana y a los congresistas cavernícolas de La Florida, con el que poco ha cambiado por aquellos lares.
Pese a que la mal llamada Radio Martí multiplicó sus frecuencias y transmite desde La Florida, California y Carolina del Norte, violando todas las leyes intenacionales de radiocomunicaciones, su impacto en Cuba es ridículo. Peor para las transmisiones televisivas, prácticamente invisibles, cuyo último percance fue la desaparición ciclónica del zeppelín desde donde se hacían las transmisiones habituales.
El reporte de COHA patentiza los fracasos: «Radio y Tv Martí se caracterizan casi completamente por la programación propagandística de baja calidad, la mala administración y la sorprendente incapacidad para lograr su propósito de llegar a la audiencia de la isla de Cuba». Por su parte, el senador demócrata por Oregón, Ron Wyden, señalaba mordazmente en tiempos recientes: «Lo que hemos estado dando al pueblo cubano es estática y llovizna… y es precisamente la llovizna más cara que hayamos visto en el planeta.»
Pese al carácter injerencista, la incompetencia, el despilfarro, la corrupción y el descrédito, las emisoras anticubanas siguen recibiendo jugosos aportes del erario público norteamericano al amparo de la obsesiva política de Washington y del apoyo de los congresistas que reciben aportes a sus campañas de la mafia política de Miami.
Como señalan los expertos del Consejo de Asuntos Hemisféricos: «…la empresa completa es en realidad poco menos que una desacreditada expoliación del tesoro y una maquinaria propagandística de la derecha radical de la comunidad cubana en Miami, así como una fuente de empleo para los ideólogos desempleados enemigos de La Habana.»
A contrapelo de los numerosos críticos, el Congreso de los Estados Unidos entregó este año 37 millones de dólares para las operaciones de ambos medios propagandísticos. En ellos se incluyen 10 millones de dólares para la compra de un avión militar EC-130 que reemplace al actualmente contratado a la Fuerza Aérea para la agresión televisiva contra Cuba.
Valorando el hecho, el informe de COHA recuerda que «En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2005, el Presidente Bush proclamó que ´los dólares de los contribuyentes tienen que emplearse sabiamente o sencillamente no gastarse´. Dado que Estados Unidos actualmente está enfrentando una grave crisis presupuestaria y de deuda, uno tiene que prguntarse por qué este gobierno y el Congreso están dispuestos a gastar 10 millones de dólares adicionales, por encima y más allá de los cientos de millones que ya se han gastado en las iniciativas contra La Habana, incluidas Radio y TV Martí».
La maquinaria propagandística anticubana pudiera recibir nuevos beneficios tras la revisión del Plan Bush para Cuba que una Comisión presidida por Condoleezza Rice debe culminar por estos días.
Sinceramente, la mejor recomendación para la comisión de la señorita «Arroz» sería la que el senador Byron Dorgan dio al Congreso en un debate sobre los engendros anticubanos al pedirle que «tuviera el coraje de cerrar un programa que es un total desperdicio del dinero de los contribuyentes estadounidenses».