El viernes pasado el abogado Alfredo Morgado, que representa a Víctor Salas, el reportero gráfico de la agencia EFE que perdió la vista en un ojo luego del incidente, solicitó someter a proceso al uniformado. El fiscal tiene la pericia de los detectives que establecieron la verdad con el mismo material que tuvo a la […]
El viernes pasado el abogado Alfredo Morgado, que representa a Víctor Salas, el reportero gráfico de la agencia EFE que perdió la vista en un ojo luego del incidente, solicitó someter a proceso al uniformado. El fiscal tiene la pericia de los detectives que establecieron la verdad con el mismo material que tuvo a la vista Carabineros, quienes no encontraron al autor del hecho ocurrido el 21 de mayo de 2008 en Valparaíso. El profesional de la prensa fue careado hace unos días con su agresor, a quien reconoció de inmediato.
Era el 21 de mayo de 2008. La Presidenta Michelle Bachelet entregaba la cuenta al Congreso Pleno en Valparaíso, mientras en las afueras manifestantes y carabineros se enfrentaban como todos los años. Hasta allí, nada nuevo.
Sin embargo, uno de los uniformados a caballo encargado de evitar los desmanes -sin mediar provocación alguna- agredió con su fusta de punta de acero al fotógrafo de la agencia de noticias EFE Víctor Salas, quien registraba la represión policial. En ese preciso instante, Salas pasó a convertirse en la noticia. Su imagen cubriéndose el ojo derecho ensangrentado, luego de este acto de violencia de un agente del Estado, recorrió el mundo.
El hecho provocó el inmediato rechazo de todos los sectores. En la retina estaba todavía la agresión que sufrió el senador Alejandro Navarro por parte de un oficial de esa fuerza en 2007 y otras de similares características contra los profesionales de la prensa en mayo de 2006 durante la «rebelión pingüina».
Pasó el tiempo, hasta que en mayo de este año, la Unión de Reporteros Gráficos decidió protestar frente a La Moneda porque transcurrían los meses y no se hallaba al culpable. No era una tarea sencilla llegar a la verdad, porque no existía un video o fotografías que mostraran el momento exacto del golpe de fusta que recibió la víctima. Sólo había trozos de realidad.
¿Seré yo señor?
Carabineros realizó su rápida investigación interna usando las fotografías tomadas por el propio Salas y otras aportadas por su colega Iván Alvarado de la agencia Reuters. Sin embargo, el análisis de las imágenes ubicaba más cerca del fotógrafo al cabo primero Claudio Torres, mientras que el afectado reconocía como su agresor al sargento Ivar Barría. En suma, se producía una contradicción en la identificación del responsable, por lo que todo indicaba que la causa sustanciada por la fiscalía militar del puerto, sería sobreseída, por cierto, sin responsables.
Un hecho adicional para este rumbo procesal, era que los carabineros en sus declaraciones aseguraron que nunca agredieron al profesional, ni a nadie durante las protestas con sus fustas, dichos abiertamente contradictorios con las fotos que obran en el expediente y que publica íntegramente El Mostrador. En su oportunidad, la autoridad de Carabineros aseguró que se aplicaron sanciones administrativas, pero no se encontró al agresor.
Sin embargo, el fiscal militar, mayor (J) Rodrigo Lagos, no quedó contento con esa indagatoria interna, menos el abogado Alfredo Morgado, patrocinante de Salas en el proceso, por lo que fue decretada una nueva orden de investigar a la policía civil.
Los peritos criminalistas contaban con las mismas imágenes analizadas por Carabineros, pero hubo un detalle en el que repararon que les permitió llegar por fin a la verdad. Y es que tal como los humanos, los animales también poseen características físicas que los identifican. Así, fueron las manchas de la yegua «Altanera» las que delataron a Barría y confirmaron su participación.
El informe que consta de un detallado análisis planimétrico y fotográfico, llegó a manos del investigador de la judicatura castrense hace poco más de un mes, hecho que se sumó al careo que tuvo Salas con Barría, donde volvió a reconocerlo como su agresor.
Por lo anterior, el viernes pasado Morgado pidió el sometimiento a proceso de Barría por los delitos de violencia innecesaria y lesiones graves, decisión que ahora está en manos del fiscal.
Víctor Salas confirmó a este diario su presencia en la diligencia y el reconocimiento de Barría. «Si no es porque ando con una cámara y le tomo fotografías a esta persona, y a quien reconocí plenamente, porque no todo el mundo que es agredido por la policía cuenta con una, no habrían resultados con los antecedentes que hay ahora a la vista. Lo único que pido es que se haga justicia», dijo.
Intento de confusión
Para Morgado, «el informe de Carabineros dejaba en punto muerto la investigación, porque no establecía autores materiales, porque los efectivos en sus declaraciones niegan toda responsabilidad y además generaba confusión, planteando la hipótesis de que fuera otro funcionario policial, por lo que no se podía hacer una imputación directa la hora de pedir procesamiento».
Por esta razón, insistió, «la orden de investigar emanada de la Policía de Investigaciones es medular y sustancial, ya que a través del análisis de las manchas de los caballares y el estudio de las fotografías de los uniformados que participan en los hechos, es posible sostener que hoy existe un responsable y fue por esta razón que solicitamos el sometimiento a proceso del sargento Ivar Barría ante el fiscal militar».
Morgado explicó que lo más importante es que se establezca la verdad y que casos como estos no queden en la impunidad. «Para mi cliente lo más doloroso es que en las autoridades en las cuales se deposita la confianza de resguardar el orden, y esto lo hace toda la ciudadanía, falten a la verdad y no reconozcan su responsabilidad», dijo.
«Esto es un hito en lo que respecta a los funcionarios de Fuerzas Especiales, porque para casos como estos se escudan detrás de un casco y el uniforme que no permite individualizarlos en caso de excesos, lo que se transforma en un elemento de impunidad, eso debiera cambiar», agregó.