Cuanto más se esfuerza cada cual en buscar su utilidad, esto es, en conservar su ser, y cuanto más lo consigue, tanto más dotado de virtud está Spinoza, Ética, IV, XX Uno. Sobre la imposibilidad de conocer la historia contemporánea. Vivimos instalados en un presente continuo, un tiempo indeterminado impuesto por la sociedad del espectáculo. […]
Cuanto más se esfuerza cada cual en buscar su utilidad, esto es, en conservar su ser,
y cuanto más lo consigue, tanto más dotado de virtud está
Spinoza, Ética, IV, XX
Uno. Sobre la imposibilidad de conocer la historia contemporánea.
Vivimos instalados en un presente continuo, un tiempo indeterminado impuesto por la sociedad del espectáculo. En este continuum multicolor, diseñado por el turbocapitalismo y aplicado con insistencia en las sociedades democráticas de mercado reina -como sostiene la teoría liberal clásica- la libertad y la igualdad de oportunidades. Cualquier edad, religión, sexo o condición social sirven al mercado si se alcanza la categoría superior de ciudadano: el consumidor. Logrado el rango, sin entrar a valorar aquí cómo se logra o qué ocurre con los millones de seres que no llegan al umbral necesario para gastar, las diferencias caen ante la irrefrenable potencia, convertida en acto, del instante superior capitalista. En este medio hostil, las secuencias asociadas a las cosechas o a la producción, a la vida y sus rituales culturales (antropológicos) han dejado paso a una temporalidad marcada por los nuevos ritos de paso. De esta forma encontramos el consumo compulsivo (las «rebajas»), momentos de consumo emocional («día del padre», navidad o san Valentín), instantes de consumo asociado al ocio (vacaciones, semana santa, semana blanca), consumo de primavera u otoño, etc. Fijado este contexto cotidiano, es fácil deducir que los medios de comunicación se limitan a transitar por el mercado sin informar. Para paliar este interesada laguna, para reinterpretar las noticias que ofrecen los escaparates de transmisión de la ideología dominante, Pascual Serrano, director editorial de Telesur y reconocido periodista, lleva recogiendo perlas desde hace tiempo. Fogonazos de análisis que ponen de relieve la falacia de la interesada (des)información habitual, dentelladas en la médula de la manipulación que alimentan el sentido crítico y que deben ser leídas como una forma diferente, radical, de entender la realidad, la historia contemporánea.
Dos. Sobre la imposibilidad de leer con sentido crítico.
El mercado irradia, como el sol o los periódicos de gran tirada, infinidad de información falsa y contradictoria. El descontrolado presente continuo que habitamos -tomo esta idea del profesor Jorge Conde- bloquea, con su reguero de absurda inmediatez, la aproximación concreta y exacta a lo que ocurre tanto en la realidad inmediata oculta (o lo percibido como real por parte de cada individuo) como en los pasillos y los recodos de las decisiones, en los comedores privados donde se decide la política económica. No se trata tanto de conocer los detalles (que también, ya que son decisiones que afectan al conjunto de la población) sino de averiguar qué mecanismos operan en ese proceso de toma de decisión, qué intereses están en juego, qué valores son defendidos por los oligarcas y los representantes del complejo tecnológico-militar capitalista. La inmediatez y la celeridad son armas estratégicas del capitalismo avanzado, armas de destrucción de la conciencia colectiva. Como en los anuncios de televisión, los planos y contraplanos de esta «realidad de ficción» se suceden con tal rapidez que al final sólo queda una vaga impresión. Esta impresión grabada a fuego en la retina del espectador (el recuerdo de algo parecido a una información) permite sólo una visión parcial, interesada, sesgada. Para combatir este manipulado punto de vista, Pascual Serrano (Perlas. Patrañas, disparares y trapacerías en los medios de comunicación, El Viejo Topo, Barcelona, 2005) ha recopilado instantes de esta ficción periodística cotidiana desvelando la mentirosa puesta en escena de las noticias por parte de los medios de masas. Leer con sentido crítico exige, por tanto, una aproximación cautelosa a los agentes de la transmisión, una mirada capaz de encontrar las fisuras en la gran mentira. Este libro no sólo ayuda sino que es una herramienta necesaria para sentarse ante un informativo de televisión y comprender dónde estamos y qué piensan de nosotros los hacedores de la manipulación.
Tres. Sobre la necesidad este libro.
Editado por El Viejo Topo, este trabajo de Pascual Serrano debería ser manejado, pasando de mano en mano -viejos tiempos de libros prohibidos por las mil censuras y dictaduras- como un manual de estilo alternativo. El uso del término «alternativo» presupone, en este caso, otra forma de relacionarse con las palabras, las ideas y los sintagmas. Otra forma de acercarse a las fuerzas que inciden en el poder. Observando las expresiones utilizadas por los medios del capital y la reinterpretación de Serrano, y sin entrar en los infinitos matices de la sociología cualitativa, es justo reconocer el esfuerzo de este agudo e infatigable periodista a la hora de valorar la información y matizar el alcance de los contenidos. Ágil y rápido, elegante y en ocasiones sarcástico, Serrano hace un balance definitivo, contando con unos pocos textos bien leídos, del estado de los medios y de la forma que tienen de «vender» las noticias o las opiniones. Texto importante en el erial del periodismo español (existe una magnífica versión cubana del libro), este diferente manual, uso obligado en facultades y universidades donde se enseñe periodismo, es una invitación a ser más cautos y más listos a la hora de seguir los mensajes, a veces codificados, de los grandes aparatos de comunicación. En este sentido, y para definir las perlas, parece obligado cerrar este breve comentario con una frase del epílogo de Belén Gopegui y Santiago Alba: «Perlas son también balas o al menos piedrecitas duras del tirachinas de la revolución».
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Novedad Editorial
«Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación», de Pascual Serrano
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