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Las torturas de Guantánamo en la TV de Suecia

Fuentes: IAR Noticias

No obstante las críticas internas, su inocultable pérdida de popularidad, la disminución de su influencia internacional, especialmente debido al descalabro de la invasión de su incondicional aliado el Estado de Israel al Sur de Líbano, el ocupante de la Casa Blanca se empecina en sus errores como el mantenimiento de la prisión de Guantánamo en […]

No obstante las críticas internas, su inocultable pérdida de popularidad, la disminución de su influencia internacional, especialmente debido al descalabro de la invasión de su incondicional aliado el Estado de Israel al Sur de Líbano, el ocupante de la Casa Blanca se empecina en sus errores como el mantenimiento de la prisión de Guantánamo en territorio de la Isla de Cuba, clamorosamente solicitado por la Organización de Naciones Unidas.

Erik Gandini y Tarik Saleh, periodistas independientes de Suecia y Dinamarca, ofrecieron un documental de gran valor por el Canal 2 de la Televisión sueca con el título de ‘Gitmo’ acerca de cómo son tratados los prisioneros, que como resultado del 11-S han sido conducidos allí de todas partes del mundo y son mantenidos en una especie «de limbo entre la tierra y el infierno», sin que hubieran sido objeto de una acusación formal y al margen de toda consideración humanitaria, sin permitirle a la Cruz Roja ni a Amnistía Internacional una aproximación individualizada a las 600 personas que todavía quedan allí.

La denuncia pública difundida en Suecia el domingo 13 de agosto a las 21.15 p.m. contra el accionar del Presidente Bush, su ministro de Defensa Rumsfeld y los militares que forman un anillo de hierro y que «están comprometidos en el cumplimiento de su deber», es una extraordinaria muestra de cómo la televisión sueca, en ciertos períodos como el presente de campaña pre-electoral puede armarse de valor y lanzar verdades al desnudo que en otro tiempo, no podemos siquiera imaginar.

Gandini y Saleh lograron aproximarse a la colosal prisión donde los oficiales norteamericanos gozan de todas las comodidades como un campo de golf y recreaciones varias, al lado del infierno que viven estos prisioneros marginados de todo status jurídico, sin protección alguna y que de forma inocultable han sido y son utilizados como conejillos de laboratorio para experimentar con ellos toda clase de torturas, prohibidas por las Convenciones de conflictos armados o de guerras internas, pero que en este rincón del mundo, olvidado de Dios, pueden practicarse sin cargo de conciencia para sus ejecutores. Parte importante del reportaje lo ocupa la entrevista con la única víctima de Suecia Mehdi Ghezali, aunque no logran que pueda revelar casi nada de la pesadilla que sufriera en Guantánamo donde vivió sumergido en un silencio profundo del que no termina de salir. El sacrificio de su padre que se encerró en una celda de las mismas características de Guantánamo (a modo de demostración y huelga de hambre en pleno centro de Estocolmo) fué el reclamo que oyeron las autoridades de Gobierno y sólo así lograron en el curso de algunos meses poner en libertad al joven Mehdi Ghezali sin haber podido probarle acusación alguna.

Sale a luz en todo el trabajo periodístico de Gandini y Saleh la hipocresía y falsedad con que Bush, Rumsfeld y los militares salen al paso de las acusaciones alegando que todos los prisioneros son tratados según la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra y con «toda transparencia», en contraste con las imágenes y la entrevista con algunos funcionarios-carceleros del Ejército norteamericano que tampoco pueden decir nada, responden con evasivas, bajo la mirada de algún superior a las preguntas de los reporteros. Los interrogatorios están a cargo de personal especializado que va rotando de una cárcel a otra, los referidos a las que las tropas estadounidenses mantienen en Irak y Afganistán. La denuncia documenta y muestra claramente la existencia de (legosoldater) mercenarios, desplegados allí previo contrato con empresas especializadas y que utiliza el Imperio por estar ubicadas fuera de los Estados Unidos.

Esta inhumanidad, y otras ampliamente difundidas están promoviendo movimientos internos en los Estados Unidos que convocan al relevo de la actual dirigencia a la que acusa de estar librando una guerra asesina en Irak, basada en mentiras, que tortura en Guantánamo, que detiene y deporta secretamente a cualquier sospechoso sin concederle el beneficio de un abogado. No es nada despreciable la oposición hacia un gobierno de un cierto fundamentalismo intransigente y cruel al que se encamina Bush que ha llegado a suprimir la enseñanza de la ciencia que no se adecúa a las «renacientes ideas oscurantistas» que propaga en contradicción con el auténtico cristianismo opuesto al odio, a la intolerancia, a la avaricia. No pocos lo comparan con Hitler por el molde facista que está imponiendo, por lo que millones de sus habitantes viven angustiados y furiosos de impotencia.

Los movimientos a que hacemos referencia buscan crear un clima político que repudie al gobierno de Bush y lo saque de la Casa Blanca, aunque ésto suene simplemente a subversión y es que están hastiados de la sarta de mentiras y manipuleos con que engaña a la opinión pública y se ratifica en las atrocidades presentes. Existe la determinación por los varios signos lanzados a la luz pública de decir la verdad y tender la mano a las víctimas del actual estado de cosas. Son estos movimientos justamente los que han realizado un estudio del centro de detención de Guantánamo para los prisioneros de las batallas de «la guerra global contra el terrorismo» que no tienen ningún derecho y donde todo está permitido. Con la cooperación de científicos de la conducta, de la sicología y siquiatría están llevando a la completa destrucción de la personalidad, para lo cual cuentan con «consultores profesionales», que llevan los interrogatorios en medio de aberraciones inéditas y métodos degradantes a la par de refinados, en medio de sesiones de tortura permanente.

Se ha citado a Gregg Bloche y Johathan Marks, dos sicólogos especialistas, que confirman que muchos internos acusan síntomas de locura, perturbación o apatía total habiendo perdido todo interés por la vida. El reportaje que hemos visto en el Canal 2 de la TV de Suecia nos lleva a la conclusión que los militares de Guantánamo han utilizado medidas agresivas de contra-resistencia presionando a los detenidos a cooperar privándoles del sueño, sometiéndoles a aislamientos prolongados, a posiciones corporales que provocan dolor y sofocación y palizas, con prácticas de provocación sexual y desprecio por sus creencias religiosas. Punto Alto para ambos periodistas, pero también por Canal 2, que después de mucho tiempo, ofreció un documental profundo y valiente en defensa de la dignidad y libertad del hombre.