El pasado 10 de agosto el Medio español El País tituló en su portada digital: «Las voces de la tortura en Venezuela» acompañada de una foto en la que se ve un joven con su rostro 2/3 de su cabeza vendada. Al título le acompañaba el subtítulo: «Cuatro víctimas relatan el trato cruel y los […]
El pasado 10 de agosto el Medio español El País tituló en su portada digital: «Las voces de la tortura en Venezuela» acompañada de una foto en la que se ve un joven con su rostro 2/3 de su cabeza vendada.
Al título le acompañaba el subtítulo: «Cuatro víctimas relatan el trato cruel y los abusos de las fuerzas de seguridad mientras estaban detenidos por protestar.»
El trabajo «periodístico» está firmado por una joven venezolana: Maolis Castro.
Al ir hacia el desarrollo de la nota se podrá notar la permanencia del título junto a su subtítulo. Comenzando nota con un video titulado: Venezuela: «La ONU denuncia violaciones de derechos humanos.» Que no entraremos a analizar aquí, pero que comienza curiosamente con una frase muy particular: «entrevistas realizadas a distancia». Como podrán notar, Título-Subtítulo+Video, se está utilizando una técnica de manipulación que podríamos definir como Asociación. Al asociar título-subtítulo (que insinúa Dictadura) junto al video (ONU, que reconoce actuar de lo que se insinúa).
Si bien la nota «periodística» no señala en ningún momento palabras claves como «Dictadura» o «Régimen», en el fondo ya lo está dando a entender con su título, subtítulo y foto del supuesto «torturado».
Si tuviéramos que ponerle un nombre a la técnica utilizada para comunicar, sería lo que en las técnicas visuales se denomina: Reticencia. Técnica definida por D. A. Dondis, en La Sintaxis de la Imagen: «es una aproximación de gran comedimiento que persigue una respuesta máxima del espectador ante elementos mínimos.»
La palabra «tortura», lamentablemente nos transporta a las prácticas que fueron utilizadas por múltiples dictaduras instaladas en Latinoamérica el siglo pasado. Prácticas que incluso podrían ser inimaginables.
Por tanto, título y subtítulo ya sugieren la existencia de una «dictadura» o «régimen» cuando señalan palabras claves como «tortura» o frases como «trato cruel y los abusos de las fuerzas de seguridad».
En el texto desarrollado se presentan 4 testimonios, protagonistas de la nota, supuestamente «torturados», además de las voces de tres órganos supuestamente neutrales que «certifican» las violaciones a los Derechos Humanos por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas, y sumado al hecho de la declaración de un órgano prestigioso, y supuestamente neutral, que también «certifica» las violaciones a los DD.HH. en el país.
El primer testimonio, de sexo femenino, estudiante, señala haber sido víctima de agresión verbal y física; y ser objeto de abuso y robo, llegando a ser liberada cuando «se hizo viral una foto en la que aparecía siendo arrestada».
Párrafo 1.
[«¡Arrástrate como un gusano!», gritaban soldados a Paula Colmenarez Boscán, una estudiante de Derecho de la Universidad Central de Venezuela, tras ser detenida en el este de Caracas en una movilización contra Nicolás Maduro en julio. «Me arrestaron decenas de militares. Me manoseaban la entrepierna mientras me trasladaban en una motocicleta. Me cubrieron la cabeza, me golpearon y robaron el celular. Solo me liberaron cuando se hizo viral una foto en la que aparecía siendo arrestada», dice.]
Acá los símbolos que aparecen es que es estudiante y es mujer. El símbolo más fuerte es que es mujer, que dentro de nuestra cultura machista sigue siendo símbolo de debilidad. «Decenas de militares» la «arrestaron». Punto seguido señala: «Me manoseaban la entrepierna». La imagen que podría proyectar es la de una docena de militares manoseando su entrepierna, sin embargo, los manoseos supuestamente fueron mientras la trasladaban en motocicleta. El dato curioso es que, según ella, fue liberada cuando «se hizo viral una foto» en la que ella aparecía siendo «arrestada» y en ningún momento señala el tiempo que duró su detención. ¿Horas? ¿Días? ¿Años?
Una fotografía de una persona siendo arrestada y que se «viraliza», ¿puede dejar en libertad a una persona? ¿Está dando a entender que, al arrestarla, la arrestaron por nada?
La inmediata liberación de una persona, muy bien podría deberse a delitos menores. Pero ella presume que fue liberada porque se viraliza una foto. Leopoldo Lopez, un símbolo de la oposición venezolana, a pesar de toda la presión nacional o internacional nunca ha sido liberado por «presión», pero una foto que se hace «viral» sí libera a una persona, ¿verdad?
El siguiente párrafo es la explicación de un hecho que está puesto como para validar el primer testimonio:
Párrafo 2.
[Su ejemplo ha alertado a instancias internacionales acerca de la creciente represión en Venezuela. El martes, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas señaló al Gobierno de Maduro por el uso «generalizado y sistemático» de «fuerza excesiva» contra miles de manifestantes. El comunicado denunciaba detenciones arbitrarias, tratos crueles y torturas a disidentes durante las protestas de la oposición, que han entrado ya en su quinto mes. Tarek William Saab, defensor del pueblo y fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente, no respondió a EL PAÍS sobre este informe.]
El párrafo, como podrán notar, comienza con un «Su ejemplo ha alertado», no dice «Ejemplos como los de ella ha alertado». Lo que podría dar a entender que el testimonio del primer párrafo «ha alertado a instancias internacionales». Y punto y seguido, la periodista de El País expone el hecho del comunicado emitido por la ONU. Aquí la periodista señala: «El comunicado denunciaba detenciones arbitrarias, tratos crueles y torturas a disidentes durante las protestas de la oposición.» Pero lo más importante del Párrafo 2 es dar validez al encabezado. Recuerden: «Tortura» y «el trato cruel y los abusos». Y si lo dice la ONU, como bien señala la periodista en el Párrafo 2, tendría que ser cierto el «ejemplo» del primer testimonio, ¿no?
El siguiente párrafo vendría a ser como un Puente, ya que amplía acusación con «dibujo» de Human Rights Watch y dar validez al próximo párrafo.
Párrafo 3.
[Tamara Taraciuk, de Human Rights Watch (HRW), dibuja un perfil de los torturados. «Son mayormente disidentes o críticos. No son solo aquellos líderes opositores conocidos, sino que se trata de ciudadanos de a pie que el Gobierno considera disidentes simplemente por participar en manifestaciones o por estar pasando cerca de una», explica.]
Ahora cruzando el Puente, nos encontramos con el segundo testimonio, auxiliar de enfermería, detenida por la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cuando «caminaba».
Párrafo 4.
[En junio, Mileidy González, una joven auxiliar de enfermería, fue detenida por agentes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cuando caminaba cerca de una protesta en Barquisimeto, capital del Estado de Lara (oeste). «En la comandancia policial me ataron por las muñecas, me colgaron y así comenzaron a golpearme una y otra vez. Amenazaron con violarme y sembrarme droga si denunciaba, me destrozaron», dice.]
Notarán entonces que ya llevamos el testimonio de dos mujeres. El segundo testimonio, si pueden notar, fue detenida supuestamente por nada y atada-colgada-golpeada-amenaza
El siguiente párrafo, continuación del segundo testimonio, deja en claro de que nunca recibió algún informe médico que certificara su condición durante el arresto.
Párrafo 5.
[Sus evidencias son fotos, recuerdos, cicatrices en la piel y una lesión en el bazo. González estuvo hospitalizada ocho días después de ser salvajemente golpeada, pero nunca recibió un informe médico que certificara su condición durante el arresto. «Ningún doctor se atrevió a dármelo. Ni siquiera quisieron darme una constancia médica en un CDI [Centro de Diagnóstico Integral, red de ambulatorios creada por Hugo Chávez]», explica. Sus agresores están en libertad, mientras ella debe presentarse cada mes ante un tribunal, imputada por daños violentos y resistencia a la autoridad. «Si eres policía o militar en Venezuela, lo puedes todo. Ellos te quitan tu libertad y violan tus derechos sin importar si eres inocente», agrega.]
Aquí la periodista señala que sus únicas evidencias son «fotos, recuerdos, cicatrices en la piel y una lesión en el bazo.» Y que estuvo 8 días hospitalizada después de ser «salvajemente golpeada». El párrafo da a entender que en los centros de salud existen un «control absoluto». Remarcando que, ni siquiera le habían dado una constancia médica en un CDI, «creada por Hugo Chávez».
Entonces cabe preguntarse, ¿en Venezuela no existen los centros de salud privados? ¿La joven no tuvo dinero para pagar dentro de un centro de salud privado? ¿Por qué la joven no pidió informe médico donde trabaja o hace su práctica? ¿La oposición MUD no está prestando ayuda a las supuestas víctimas de violaciones a los DD.HH. para sacar informes médicos?
En el siguiente párrafo se da a conocer el tercer testimonio, el cual da a conocer lo que supuestamente le sucedió tres años atrás. Se trata de un politólogo, militante de Voluntad Popular. Según su declaración los encerraron-golpearon-amenazaro
Párrafo 6.
[Gaetano Costa, un politólogo de 42 años, ya había experimentado los excesos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada) en 2014. En mayo de ese año fue detenido en una protesta. «No estaba solo. Varios manifestantes fueron detenidos ese día. Nos encerraron en una oficina en el interior de una comandancia de la GNB. Allí nos golpearon, amenazaron con desaparecernos, nos apuntaron con armas de fuego y hasta lanzaron dos bombas lacrimógenas. Parecía una cámara de gas nazi. Los militares decían que íbamos presos por guarimberos [opositores]», recuerda Costa, militante de Voluntad Popular, el partido del preso político Leopoldo López, y regresó a las calles para protestar nuevamente contra Maduro este año. Fue detenido y golpeado, una vez más, en Lara.]
En el siguiente párrafo el «director» de una ONG «Funpaz» y padre de quien es el primer testimonio, certifica el «trato cruel contra los opositores».
Párrafo 7.
[González opina que su testimonio puede ser útil para ventilar los atropellos de las fuerzas policiales en el exterior. Andrés Colmenarez, director de la ONG Funpaz, certifica este trato cruel contra los opositores. Paula, la estudiante pisoteada por militares, es la mayor de sus tres hijos. «Son casos excepcionales, por lo general la mayoría no se atreve a ser identificado. En las protestas de 2014 unas 80 personas denunciaron torturas en Lara, este año han sido 20. Eso no nos habla de una disminución de los casos, sino de los ciudadanos que se atrevieron a hacer públicos estos abusos», expone.]
A falta de certificados médicos, están los «certificados» del director de una ONG. Según este «director», en el estado de Lara en el año 2014 hubo 80 personas que denunciaron torturas, este año ya han sido 20 personas. Como dando a entender de que por miedo ya no lo hacen público.
He aquí entonces que pasamos al párrafo titulado en negritas: «Miedo a denunciar». En el párrafo una abogada «confirma» el por qué víctimas no quieren denunciar: por «alta impunidad». Según la abogada: «es impensable que se haga justicia en Venezuela porque el poder judicial es un apéndice del Ejecutivo».
Párrafo 8.
[Miedo a denunciar]
La abogada Tamara Bechar, del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, confirma que la alta impunidad puede influir en que las víctimas no quieran denunciar. «He defendido a dos menores de edad, de 16 y 17 años, detenidos durante una protesta. Ellos comentaron en su audiencia de presentación sobre los maltratos físicos y hasta actos lascivos cometidos contra uno de ellos por fuerzas de seguridad del Estado. Todo eso está registrado en actas. No pasó nada contra sus agresores, unos militares», explica. Para Taraciuk es elemental que se documenten estos casos. «Hoy en día es impensable que se haga justicia en Venezuela porque el poder judicial es un apéndice del Ejecutivo».]
Abogada afirma entonces que en Venezuela «es impensable que se haga justicia» y es defensora de co-men-ta-rios.
En el último párrafo entra en escena el cuarto testimonio: «Spider-Man», miembro de La Resistencia, movimiento de encapuchados.
Párrafo 9.
[Spider-Man, alias de un miembro del autoproclamado Movimiento de la Resistencia, no ha denunciado ante el ministerio público a los militares que, supuestamente, son culpables de la pérdida de su ojo izquierdo en una protesta durante la elección de la Asamblea Constituyente, el 30 de julio. «Antes me habían golpeado dentro de una comandancia de la policía de Lara, pero seguía protestando porque no tenía miedo», indica. Clandestino y herido en Barquisimeto, este joven de 22 años asegura que sería un riesgo delatar a sus agresores. «Me meterían preso, ellos seguirían libres», supone.]
«Spider-Man» culpa a militares de la pérdida de un ojo, pero que no denuncia porque ahora -se da a entender- tiene miedo a denunciar y porque está clandestino. Periodista señala a «Spider-Man» como «clandestino» y «herido», omitiendo «con miedo»; además de no señalarlo como un encapuchado, ni preguntarle en ningún momento por qué protestaba en un día de elecciones donde votaron más de 8 millones de personas.
Conclusiones
Según la nota «periodística» de El País, los «torturados» en Venezuela «por nada» los detienen-golpean-amenazan y los «gasean» como los nazis. Los «torturados» en Venezuela ninguno, curiosamente, está encarcelado ni recibe certificados médicos. Los «torturados» en Venezuela según El País y los defensores de DD.HH., están libres y llenos de «miedo». Según los defensores de los DD.HH. que avala El País, en Venezuela «no existe justicia» y las fuerzas de seguridad son «crueles-abusadores».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.