La indignación a geometría variable de algunos periodistas es un hecho digno de mencionar. Paulo A. Paranagua, periodista del diario Le Monde, es una prueba. El profesional brasileño habría sido supuestamente prisionero en Argentina entre los años 1975 y 1977 por militar en un movimiento peronista de extrema izquierda. Si lo anterior fuese cierto Paranagua […]
La indignación a geometría variable de algunos periodistas es un hecho digno de mencionar. Paulo A. Paranagua, periodista del diario Le Monde, es una prueba. El profesional brasileño habría sido supuestamente prisionero en Argentina entre los años 1975 y 1977 por militar en un movimiento peronista de extrema izquierda.
Si lo anterior fuese cierto Paranagua parece haber dado vuelta la página de la misma forma que su colega venezolano Théodore Petkoff, ex-guerrillero convertido en liberal y que hoy dirige el periódico de oposición Tal Cual.
Paranagua, columnista regular de Le Monde, es la caricatura perfecta del periodismo dominante en cruzada permanente contra los gobiernos progresistas de América latina y en particular contra la revolución bolivariana en Venezuela.
Criticar estos países y sus procesos políticos con los que el disiente es claramente su derecho fundamental. Sin embargo, su evidente ensañamiento mediático contra países que han que han decidido liberarse en mayor o menor grado de la tutela estadounidense y comenzar profundas transformaciones sociales se ha vuelto obsesivo.
Venezuela, a la cabeza de esta resurrección de una parte de América del sur, paga seguido un alto costo por ello. El trabajo de este supuesto periodista consiste en difundir una mar de mentiras, aproximaciones y errores de todo tipo además de unos «análisis» de pacotilla.
En un artículo sobre Venezuela publicado el 26 de febrero de 2015 en lemonde.fr y titulado Au Venezuela, la stratégie de la tension du président Maduro (1), el autor se posiciona como defensor de la oposición y de los «derechos humanos». Dicho artículo comienza así: «El violento arresto del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, el 19 de febrero es la muestra palpable de una escalada represiva en Venezuela. Ledezma acompañará en la siniestra prisión militar de Ramo Verde a otra figura de la oposición, Leopoldo López, encarcelado hace un año». Un lector con poco conocimiento de la situación actual en Venezuela podría pensar, al leer estas líneas, que Venezuela se ha transformado en una dictadura en la que los oponentes son encarcelados sin cargos ni debido proceso. Sin duda alguna ese es el mensaje que busca transmitir Paranagua.
Algunas frases más adelante Paranagua vuelve a la carga abordando la «destitución sumaria» en referencia a la destitución de la diputada y dirigente de la oposición Maria Corina Machado. La situación es presentada sin hacer ninguna mención a las razones de su destitución o encarcelamiento. Como si el presidente Nicolás Maduro se hubiese levantado una mañana y, al no tener que hacer, hubiese ordenado a las fuerzas del orden atacar a sus oponentes. La realidad es un poco mas compleja de lo que parece.
Este supuesto periodista relata los hechos sin contextualizarlos, lo que nos impide entender como se llega a tal situación. La verdad es que Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado no son oponentes ordinarios ni pacíficos como los presenta Paranagua. Ellos son en realidad golpistas y enemigos de la democracia, de la paz y de la libertad.
De hecho, desde los albores de la revolución bolivariana han intentado en reiteradas ocasiones crear las condiciones favorables para derrocar primero al presidente Hugo Chávez y luego a su sucesor Nicolás Maduro Moros.
Estos tres personajes, convertidos en «mártires» de la libertad por los medios de comunicación dominantes, apoyaron y participaron activamente en el golpe de estado del 1° de abril de 2002 contra el presidente constitucional Hugo Chávez.
A principios de 2014, éstos mismos instigaron una ola de manifestaciones violentas, las famosas Guarimbas, unos grupos de jóvenes extremistas que causaron en total la muerte de 43 personas. Durante dichas manifestaciones hicieron claros llamados a la violencia y al derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro, sin éxito.
Luego de aquella tentativa frustrada los intentos desestabilizadores continuaron con la publicación (el 19 de febrero de 2015) de un documento titulado Acuerdo para la transición, que exponía paso por paso el camino a seguir para, en primer lugar, eliminar al presidente Maduro y, en segundo lugar, para que la oposición tomase el poder.
El cinismo y la mentira alcanzan su paroxismo cuando Paranagua escribe lo siguiente : «En enero las fuerzas armadas han sido autorizadas por decreto a abrir fuego contra los manifestantes callejeros», haciendo alusión al decreto publicado en la gaceta oficial el martes 27 de enero de 2015(2). Si tomásemos al pie de la letra a Paranagua, cualquier persona que se atreviese a manifestar en la calle podría ser asesinada.
Su objetivo es entonces acentuar aún más el sentimiento de represión que estaría siendo ejercida por el gobierno venezolano. Sin embargo, si examinamos el decreto detenidamente, nada de ello es lo que la ley estipula.
El decreto instaura una escala de «uso progresivo y diferenciado de la fuerza». El artículo 21 estipula que «los funcionarios de las fuerzas armadas nacionales bolivarianas, en el ejercicio de sus funciones , aplicarán la escala de utilización progresiva y diferenciada de la fuerza».
El artículo 22 precisa al respecto:
1. Intimidación psicológica: el o la funcionaria militar responderá con su simple presencia a toda situación que implique un riesgo latente de confrontación.
2. Indecisión: frente a una desobediencia flagrante a una orden militar, el o la funcionaria podrá emplear recursos disuasivos.
3. Violencia verbal: ante un lenguaje rudo, obsceno o insultante, el o la funcionaria militar hará uso del dialogo disuasivo para de esta forma reducir la resistencia y bajar el nivel de confrontación.
4. Violencia pasiva: ante la inmovilidad y la resistencia sin actividad muscular, el o la funcionaria aplicará técnicas ligeras de control consistentes en inmovilizar físicamente a la persona sin causarle dolor.
5. Violencia defensiva: frente a la oposición física, el o la funcionaria militar utilizará técnicas duras de control consistentes en inmovilizar a la persona produciéndole molestias físicas para lograr reducir su resistencia u oposición.
6. Violencia activa: acción que tiene por objetivo agredir o atacar, frente a la cual el o la funcionaria militar está habilitado para utilizar armas intermedias o no letales para neutralizar a al manifestante.
Obviamente nada dice que las fuerzas del orden aplicarán al pie de la letra este decreto. Entre la teoría y la práctica suele haber una diferencia más o menos marcada no solo en Venezuela sino que en el mundo entero, como testimonian los repetidos excesos policiales en Francia y en Estados Unidos.
Contrariamente a lo señalado por Paranagua, es claro que el gobierno jamás «autorizó a las fuerzas armadas a abrir fuego contra los manifestantes en las calles» sino que simplemente se creó una escala de reacciones que deberán adoptar las fuerzas armadas en caso de manifestaciones violentas.
Este tipo de decreto no busca legitimar un tipo de autoridad o amplificar un «régimen represivo» como afirma nuestro supuesto periodista , al contrario, este busca crear las condiciones necesarias y establecer reglas estrictas en caso de peligro durante el desarrollo de manifestaciones.
Esta es la primera manipulación, la primera mentira mediática.
Chávez y Maduro ¿los nuevos Pinochet?
Más adelante en su artículo y citando una ONG, este contra-revolucionario mediático compara indirectamente Venezuela con las dictaduras que ensangrentaron América Latina aplicando la doctrina de la seguridad interior, especialmente en el cono sur (Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile). Dictaduras que asolaron durante las décadas de 1970-1980 y cuyo objetivo fue exterminar todos los elementos subversivos (movimientos guerrilleros, comunistas, movimientos indígenas revolucionarios…) con el apoyo de Estados Unidos.
Según la ONG Control Ciudadano «la inteligencia militar fue formada para hacer un bloque de ‘comisarios políticos’ orientados a vigilar la lealtad al chavismo a todo nivel y ser un arma contra los opositores civiles. Venezuela a reinstaurado la antigua ‘doctrina de seguridad nacional’ de las dictaduras militares de la guerra fría, dirigida contra ‘el enemigo interior'», repite Paranagua.
Así el autor se escuda en los dichos de una ONG para acusar a Venezuela de aplicar el mismo terror y la misma represión que ejercieron las dictaduras militares de los años 1970-1980. ¿Es así ? ¿Durante la presidencia de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro ha habido 30.000 desaparecidos como en la dictadura argentina ? ¿El gobierno bolivariano ha asesinado mas de 3.000 personas como sucedió durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile ? ¿Existen en Venezuela centros clandestinos de tortura en los que se sumerge a los detenidos en bañeras llenas de excrementos como durante la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay?
Hasta que se pruebe lo contrario, no.
Venezuela es una joven y ambiciosa democracia participativa, aunque esto le moleste al señor Paranagua. Como escribió alguna vez Mao Tse Tung «la revolución no es una cena de gala». Es por ello que Hugo Chávez declaro un día «estamos haciendo una revolución pacifica, pero armada», ya que estaba consciente del peligro que corría la revolución haciendo referencia particularmente a la experiencia trágica de Chile, Salvador Allende y la Unidad Popular.
Existe ciertamente un enemigo exterior, el imperialismo estadounidense. Pero también existe un enemigo interior: La oposición golpista de extrema derecha. Estas dos entidades han tratado juntas en varias ocasiones para derrocar presidentes democráticamente electos.
Sin embargo cada vez que Venezuela ha tenido que castigar a los protagonistas de hechos violentos, lo ha hecho dentro del marco de la ley y de la constitución. Una constitución, la quinta, que fue votada en 1999 por el pueblo venezolano. Venezuela y sus fuerzas armadas no son seguramente irreprochables y pueden haber habido excesos. Pero comparar la Venezuela actual a las bárbaras dictaduras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX en el uso de la fuerza es sencillamente insultante, grotesco y caricatural.
En Venezuela la democracia, la libertad, los derechos, la justicia social se construyen con trabajo duro, día tras día, lucha tras lucha. Desde el comienzo de la revolución bolivariana en 1999, más de 15 elecciones han sido organizadas. En 2004 la oposición logro incluso reunir las firmas necesarias para realizar un referendo revocatorio como esta estipulado en la constitución. ¿Los oponentes Argentinos, Chilenos o Brasileños podían hacer esto durante las dictaduras en sus respectivos países?
¿La prensa podía insultar, calumniar o difamar a los militares que estaban en el poder como lo hacen permanentemente los medios de comunicación venezolanos que en su inmensa mayoría están en manos de la oposición ? Podía ésta caricaturizar a los dictadores como Hitler tal como lo ha hecho la prensa venezolana con Chávez sin ninguna consecuencia?
¿Después del golpe de estado en su contra y una vez retornado al poder, el presidente Hugo Chávez condeno a muerte a los golpistas o en su inmensa mayoría los dejó en libertad?
¿Caracas ha pedido ayuda a alguna potencia extranjera para formar a sus fuerzas armadas en técnicas de tortura para perseguir a sus oponentes como lo hizo Argentina con la ayuda » generosa » de ex militares franceses?
Para terminar ¿los dirigentes venezolanos han organizado el robo de bebés hijos de opositores asesinados como sucedió durante la dictadura argentina y en la España franquista?
¿Es Venezuela realmente comparable a estas sanguinarias tiranías pro-imperialistas y neo-liberales como dice el señor Paranagua? El respeto, la dignidad y la decencia nos instan no responder a esta pregunta.
Tergiversación y maniqueo
Después de esta ignominias, nuestro «perro guardián» critica la gestión económica del gobierno de Nicolás Maduro. Es cierto que el país enfrenta serias complicaciones económicas alimentadas por la corrupción y la especulación. El futuro de la revolución bolivariana dependerá de la mejora de los indicadores económicos que se han visto afectados por la baja del precio del petróleo en el mercado mundial. El señor Paranagua prosigue, diciendo «el inmovilismo en materia económica, mientras la casa se incendia, contrasta con la febrilidad de la propaganda, que denuncia golpes de estado y atentados sin cesar, en busca de chivos expiatorios».
¿Esta Nicolás Maduro acusando a una oposición inocente? Esta oposición, élite que conserva el poder económico, no tiene realmente nada que ver con la escasez y el desabastecimiento…? La verdad es que Nicolás Maduro esta en lo cierto. De hecho gran cantidad de empresarios, dueños de decenas de cadenas, organizan constantemente una guerra económica que busca desestabilizar el gobierno. No se trata entonces de una persecución contra «chivos expiatorios» sino de denunciar a quienes participan activamente en los intentos de destruir la revolución bolivariana. Prueba de esto son las decenas de depósitos con toneladas de productos de primera necesidad que el empresariado había ocultado para crear un sentimiento de descontento en la población.
Para respaldar sus argumentos incompletos y su «información» parcial, este columnista de Le Monde cita cifras fácilmente calificables de falsas e ideológicamente orientadas: «según el instituto Datanalisis, el más citado por el propio gobierno, el chavismo habría caído a 17.3 % de intenciones de voto contra un 45.9 % para la oposición».
Lo cierto es que Datanalisis ha estado siempre del lado de la oposición, ideológica y políticamente, como lo demuestran las numerosas «encuestas» que este ha producido sobre la administración Maduro.
¿El chavismo habría caído a solamente 17.3 % de intenciones de voto? ¿Dónde obtuvo el señor Paranagua esta información? A parte de nombrar un instituto éste no cita ninguna fuente ¿cómo podría el lector verificar estas cifras? ¿No es el trabajo de un periodista indicar claramente los documentos de los cuáles obtiene cifras oficiales? Quizá estaba haciendo referencia a la «encuesta» realizada por este instituto en octubre de 2014. Una verdadera inculpación contra Nicolás Maduro y el chavismo en general en la que , sin embargo, ninguna cifra indicaba que las intenciones de voto habían descendido a 17.3 %. Incluso si las cifras citadas fuesen producto de una encuesta, sería legítimo cuestionarlas puesto que Datanalisis es totalmente afín con la oposición y, dicho sea de paso, no es la fuente «más citada por el gobierno».
Citar esta encuesta que cifra el voto chavista en 17.3 % y la oposición en 45.9%, para luego escribir «El endurecimiento del aparato represivo con objetivos preventivos tiene una doble finalidad: reprimir los desórdenes callejeros y también la victoria de la oposición en las elecciones legislativas previstas para fines del 2015» pretende únicamente preparar a la opinin publica, sobre todo europea, a una futura victoria electoral de la oposición, y descalificar al gobierno acusándolo de «fraude y manipulación» electoral si el partido socialista unificado de Venezuela (PSUV) obtuviese un triunfo en dichas elecciones.
En resumen si el partido de Maduro gana las próximas legislativas, el señor Paranagua será sin duda uno de los primeros a denunciar el «fraude» escribirá desde su trinchera un nuevo ataque contra Venezuela.
¿Elecciones bajo control?
El señor Paranagua ha de hecho comenzado ya a preparar el terreno. Escribiendo que «El ‘poder electoral’ (convertido en cuarto poder de la república) totalmente sumiso al chavismo podría remodelar el mapa electoral recortando circunscripciones o modificando las reglas del juego». Una mentira más, ya que en realidad el consejo nacional electoral es totalmente independiente del poder. De hecho, todos los procesos electorales celebrados en Venezuela desde el principio de la revolución bolivariana han sido reconocidos oficialmente por instancias internacionales como la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y la Unión de Naciones Suramericana, las cuales han enviado decenas de observadores. Y qué mejor que citar a un ex-presidente de los Estados Unidos para demostrar a que punto el sistema electoral venezolano es transparente y eficaz. Jimmy Carter, quien esta lejos de ser de izquierdas, fundador del centro Carter, encargado de supervisar elecciones, declaró que Venezuela tiene el «mejor sistema electoral del mundo».
Así, los verdaderos enemigos de la institución electoral están en la oposición que, después del golpe de estado contra Hugo Chávez en 2002, suspendió el Consejo Nacional Electoral. El señor Paranagua no menciona esto último, quizá sufre de lagunas de memoria, un fenómeno que desgraciadamente lo afecta bastante seguido.
Paranagua se destaca en producir artículos como éste. Su cruzada, su odio hacia Venezuela lo incitan, como acabamos de constatar, a amontonar mentiras, caricaturas y manipulaciones de todo tipo.
Acusaciones como las suyas se inscriben dentro del trabajo a escala global que llevan a cabo los medios de comunicación dominantes en occidente contra los gobiernos progresistas de América Latina.
Muy a menudo, y Paranagua no es la excepción a la regla, los medios utilizan la prensa de oposición para informarse y escribir su propio material sin jamás tomarse la molestia de verificar la veracidad de sus contenidos.
Algo que es importante señalar sobre los artículos del señor Paranagua es su silencio indigno y cómplice con los gobiernos autoritarios y brutales de América Latina: ¿Tomaría su pluma para escribir un artículo denunciando al narco-estado mexicano cómplice en la masacre de 43 estudiantes en septiembre de 2014, como se lo ha exigido Luis Alberto Reygada, doctorante franco-mexicano en relaciones internacionales? ¿Informaría acaso a sus lectores de la represión brutal de campesinos indígenas en Perú que luchan contra la expropiación de sus tierras y la explotación de los recursos naturales por multinacionales extranjeras? Evocaría la represión contra los mapuches o contra las comunidades indígenas de Paraguay expulsadas de sus tierras?
¿Y sobre Colombia? Escribiría un artículo para denunciar la violencia contra la oposición y sobre todo contra los movimientos sociales por parte del poder? Como buen soldadito de la ideología dominante Paranagua continuará sin duda alguna difamando y calumniando los procesos de transformación social en América Latina, y al mismo tiempo seguirá siendo el defensor de aquellos que siguen al pie de la letra los dictados de las instituciones financieras internacionales, alabando sus políticas y al mismo tiempo silenciando sus fracasos y sus masacres. El señor Paranagua no es más que un mercenario mediático.
Tomado de http://www.michelcollon.info/Le-Monde-y-el-periodista-Paulo.html?lang=es
Fuente: El Diario de Nuestra America no.3, Investig’Action, avril 2015.