El pasado 20 de marzo, un artículo de Mohammad Habashne, reputado psiquiatra en Jordania, relacionaba desde el punto de vista de la psiquiatría la respuesta del Gobierno a las manifestaciones contra el monarca en Tafileh (circunscripción al sur del país) que están incendiando la política nacional jordana. En esta localidad, donde los ciudadanos por primera […]
El pasado 20 de marzo, un artículo de Mohammad Habashne, reputado psiquiatra en Jordania, relacionaba desde el punto de vista de la psiquiatría la respuesta del Gobierno a las manifestaciones contra el monarca en Tafileh (circunscripción al sur del país) que están incendiando la política nacional jordana. En esta localidad, donde los ciudadanos por primera vez han lanzado consignas contra el rey, se han producido seis detenciones de miembros del Comité Libre de Tafileh y las manifestaciones de solidaridad con los detenidos se están extendiendo por todo el país.
A día de hoy, hay 18 personas encarceladas por participar en actos en los que se ha pedido la caída del régimen, acusados de ofensa a la Corona. Compañeros políticos de los detenidos han denunciado malos tratos en las prisiones, hechos que han sido oficialmente negados por los servicios de seguridad. Amnistía Internacional ha exigido la liberación de los presos de Tafileh al tiempo que ha denunciado los recortes a la libertad de expresión en el reino.
En su artículo, Habashne comparaba la actuación del Estado con las relaciones de poder entre padres e hijos, denunciando un sistema autoritario y una población infantilizada. Se intuía si bien no se nombraba directamente, la crítica al rey Abdallah II. El artículo fue publicado en la edición digital del periódico Al-Arab Alium pero, tras una nota crítica del Consejo Real acusando al artículo de ir en contra de los valores que intentaban difundirse en el reino, el texto fue retirado, y Mohammad Habashne fue cesado del periódico. Tal y como él mismo comentaba a AISH en su casa de Ammán, «el problema no es la supresión de mi artículo o el cese de mi colaboración, lo que me preocupa es cómo puede afectar en un futuro al resto de periodistas en Jordania».
En 2011, Jordania fue incluida en la categoría «No libre» en el Informe Anual sobre Libertad de Prensa de Freedom House. Tal y como apunta G. M. periodista jordano en uno de los principales medios del país que prefiere permanecer en el anonimato, hay cuatro temas que no se pueden criticar en la prensa: el Rey, el Ejército, los servicios secretos y la religión. Las formas de censura son varias. En primer lugar están las formas directas de control de la información. La Ley de Prensa de 2007 permite a los tribunales frenar la publicación de material impreso y retirar licencias de publicación.
Además, el Artículo 195 del Código Penal, al que se enfrentan los detenidos por los sucesos en Tafileh, contempla hasta tres años de cárcel por críticas a la Corona. A las mismas penas de cárcel pueden enfrentarse quienes critiquen el Islam o al profeta Mohammad según lo estipulado en la Ley Antiblasfemia. En septiembre del pasado año se aprobó la polémica Ley Anticorrupción que amenaza con penas de cárcel o duras sanciones económicas a cualquier persona que haga una acusación no probada de corrupción. En un país donde los casos de fraude afectan a la propia familia real, los periodistas sintieron la ley como una amenaza directa a su libertad de expresión.
Sin embargo, la mayor parte del control se lleva a cabo de forma indirecta a través de la presencia de los servicios secretos y de la autocensura. A principios de marzo estalló el escándalo, coincidiendo con la detención por corrupción del General Dhahabi, antiguo director de los Servicios de Inteligencia, por la existencia de una lista de 51 periodistas que recibían dinero del Gobierno a cambio de mantener una cobertura informativa favorable.
Además, muchos de los medios no se atreven a publicar noticias críticas, y en muchos casos es el propio dueño de la publicación el que decide censurar el artículo tal y como ocurrió con el artículo de Habashne. Según un reciente estudio del Centro de estudios políticos Al-Quds, la autocensura ha disminuido notablemente en el reino desde que comenzó la llamada Primavera Árabe pero sigue siendo muy alta.
Esto se debe, en gran medida, a que el 80% de los periodistas trabajan para los mismos medios, entre los que se cuentan los estatales. Sin embargo, el tradicional monopolio gubernamental está perdiendo fuerza gracias a la proliferación de nuevas agencias de noticias y de portales en internet como Ammonnews, Jfranews o 7iber que están abriendo poco a poco el acceso libre a la información en Jordania.
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/jordania/152-noticias/2787-libertad-de-expresion-en-jordania