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Libertad de prensa, libertad de empresa

Fuentes: Rebelión

Qué deben hacer los periodistas en un mundo en el que 300 millonarios ostentan más riqueza que cerca de la mitad del planeta. Vivimos en un mundo en el cual, las desigualdades económicas entre países industrializados y países en vía de desarrollo, están pasando del estado de lo desigual al de lo inhumano. En ese […]

Qué deben hacer los periodistas en un mundo en el que 300 millonarios ostentan más riqueza que cerca de la mitad del planeta.

Vivimos en un mundo en el cual, las desigualdades económicas entre países industrializados y países en vía de desarrollo, están pasando del estado de lo desigual al de lo inhumano. En ese marco, los medios masivos de comunicación no hacen más que otorgar sustento ideológico y propagandístico a ese retorcido escenario; al decir de Serge Halimi, como «los nuevos perros guardianes» del sistema.

¿Qué hacer cuando en el propio seno de los países «democráticos», el dinero domina el sistema político, y a toda la maquinaria informativa que lo sostiene? ¿Cómo sería posible que periodistas e intelectuales pudieran denunciar esta situación y proponer soluciones cuando estos millonarios: los «Bill» Gates (Microsoft) , los Rupert Murdoch («The Times», «Sunday Times», Fox, etc), los «Ted» Turner (CNN), los Conrad Black («The Daily Telegraph»), es decir los dueños de la información a escala planetaria, son quienes invierten, reestructuran y despiden; son también los empleadores de los periodistas, sus distribuidores y sus anunciantes?

En cada país y aún en cada ciudad existen, salvando las distancias, los empresarios convertidos en «amos» de la comunicación. Cada ciudad, cada provincia tiene su propio Ted Turner.

En un contexto universal globalizado, ¿pueden todavía los periodistas ejercer un rol de «contrapoder»? ¿Animar a aquellos que viven en la angustia y afligir a quienes disfrutan del bienestar? ¿Lo pueden hacer cuando los periodistas más reconocidos y a menudo los más poderosos pertenecen a esta nueva clase dirigente y a su mundo de negocios?

Quizá los medios puedan liberarse de las presiones políticas, pero jamás  lograrán hacerlo con las económicas. Es más, estos mismos medios operan políticamente en beneficio de intereses económicos de las grandes corporaciones y las multinacionales que, en el ámbito del nuevo orden mundial, se han convertido en el intocable gobierno global.

En un sistema en el que la información es una mercancía más, es impensable que un periodista, por poner un ejemplo,  pueda plasmar una crítica al uso del glifosato en tanto el medio para el que trabaja cuenta como principal auspiciante a Monsanto.

Las intimidaciones económicas sobre la libertad de expresión de los periodistas pueden provenir tanto de los derechos del propietario de los medios como de las presiones económicas que pesan sobre esa empresa. La mayoría de los trabajadores de prensa, en su carácter de asalariados, se encuentran subordinados a los lineamientos editoriales del dueño y patrón del medio y de las empresas que comercialmente lo sostienen.
Conscientes o no, los «comunicadores» son diariamente los centinelas del orden y los ventrílocuos del sistema alimentando el discurso de los medios masivos de comunicación que se empeñan en convencer a cualquier precio de las bondades del orden mundial vigente.

Es ineludible reconocer e identificar a los garantes de la manipulación desfachatada de la supuesta «Libertad» en defensa de intereses económicos maquillados con una ensayada actitud ascética. Es imprescindible darles pelea a quienes atentan sistemáticamente contra el juicio crítico de lectores, oyentes y televidentes; tarea que llevan a cabo mediante salvajes manipulaciones, omisiones, censuras y autocensuras mientras se llenan la boca hablando de independencia y objetividad informativa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.