Los conceptos aún están siendo definidos. La comunicación comunitaria o los medios de comunicación comunitarios, que cuentan actualmente con un velo que los margina, producto de los prejuicios clasistas, tienen su origen en los requerimientos de organización de los grupos, de un colectivo o sector para detectar sus problemas o debilidades y reconocer y reforzar […]
Los conceptos aún están siendo definidos. La comunicación comunitaria o los medios de comunicación comunitarios, que cuentan actualmente con un velo que los margina, producto de los prejuicios clasistas, tienen su origen en los requerimientos de organización de los grupos, de un colectivo o sector para detectar sus problemas o debilidades y reconocer y reforzar sus fortalezas, en beneficio de construir colectivamente las respuestas que les permitan dignificar sus vidas. Pero lo comunitario, necesariamente no es lo local. Podemos hablar de problemas comunes a todos que trascienden lo local. En el plano nacional, comunitario fue el paro petrolero, que afectó a toda Venezuela en los años 2002 y 2003. Los conductores de vehículos fueron sometidos a largas colas; los consumidores de gas doméstico utilizado para preparar alimentos, hervir agua, etc. padecieron su ausencia; los consumidores de alimentos, todos, sufrieron la escasez de productos de la cesta básica; los estudiantes de colegios privados, públicos y universidades vieron paralizadas las actividades y los televidentes y radioescuchas padecieron las consecuencias del terror, angustia y furia que se les transmitía a través de toda la programación. Es decir, toda una comunidad de todo un país fue afectada. Este problema fue común a todos. Si se quiere, Irak es un problema comunitario, pues somos cada uno, miembros de la comunidad internacional. La población de Irak (bebés, niños, adolescentes, mujeres, ancianos, hombres) ha sido masacrada por el dominio del petróleo. Irak ha sido invadido por un grupo de «piratas» que en nombre de la libertad ha depuesto a su presidente (sin querer entrar en polémica sobre la legitimidad y calidad del sujeto en cuestión) y a cambio a instaurado en medio de la muerte, del caos, del dolor, de las torturas y del irrespeto total a la dignidad de los seres humanos, un gobierno interino que a pesar del esfuerzo de las multinacionales de la comunicación por hacerle ver aceptado por las mayorías, es rechazado. Venezuela por ejemplo, es un país levantado sobre pozos de petróleo. Cuándo el interés es el petróleo, qué importa donde está ubicado el botín, lo importante es ir por él.
La comunicación comunitaria puede ser también alternativa y la alternativa ser comunitaria. Ambas se complementan. Sin embargo, también existen diferencias que les permiten a cada una situarse en un lugar distinto, sin ser contrapuestas. En una escuela cohabita la comunidad educativa, conformada por estudiantes, maestros y padres o representantes. Esa comunidad cuenta con métodos de comunicación alternativos como por ejemplo, un periódico escolar; carteleras informativas; altoparlantes y otros. Una escuela, como ocurre en algunas casos, puede contar también con su propia emisora, como bien lo hacen algunas universidades. Esa emisora escolar es entonces una emisora comunitaria. Una ciudad entera puede disfrutar de una emisora comunitaria. Una emisora para la comunidad de esa ciudad.
Lo relevante de los medios comunitarios y alternativos es que han nacido para que el pueblo hable a sí mismo. La frase de Lina Ron, dirigente popular venezolana: «sólo el pueblo salva al pueblo» bien puede servir para entender lo que ocurre cuando la gente tiene libertad de conciencia, de palabra y de comunicación.
Sólo recordemos por unos minutos el silencio de las empresas de difusión durante los días del golpe de estado contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez y luego las imágenes y sonidos que pudimos oír y ver posteriormente en los medios del Estado y en los propios medios comunitarios y alternativos, gracias al trabajo de los ciudadanos identificados con este proceso de comunicación popular.
Estos medios han nacido entonces para permitir la comunicación a los movimientos populares empeñados en trabajar para el reconocimiento cultural colectivo. Por ello la comunicación alternativa y comunitaria debe estar vinculada a los movimientos sociales. Estrechamente ligada con quienes son expresión de la cultura, de la política, de la organización social en general. En los medios de comunicación alternativos o comunitarios no puede haber excluidos, de lo contrario, quienes los dirigen, administran o cohabitan en ellos, no estarían practicando lo novedoso de la comunicación alternativa o comunitaria, sino repitiendo esquemas de la comunicación dominante. Si bien es cierto que el reglamento que ampara y define la actividad de los medios comunitarios venezolanos, es claro cuando señala que los miembros de la Junta Directiva de la Fundación que agrupa a la radio o televisora no pueden ser funcionarios públicos; militares activos; militantes activos de partidos políticos; directivos o empleados de otros medios de comunicación, tampoco excluye a estas figuras de formar parte de la programación que la radio o televisora comunitaria ofrece. De lo contrario, contradijera a la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que declara la justicia social y la igualdad sin discriminación.
Ello significa que cualquier miembro de la comunidad, de manera individual o colectiva, puede formar parte del proyecto comunitario de radio o televisión, «cualquiera sea su color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición» en sintonía también con la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Comunicación alternativa
Por su parte, la comunicación alternativa contiene características que le son propias, algunas marcas que la hacen ser lo que es. Por ejemplo, es un tipo de comunicación alternativa a la dominante. Su injerencia en los procesos políticos con fines democráticos y su decidida voluntad de participar en los cambios sociales, son algunas de estas marcas que le permiten emerger cual espiral, desde lo popular, como respuesta a las formas dominantes de comunicación producto del capitalismo. Ello la hace alternativa a los medios del status quo. De hecho nació en la etapa actual del neocolonialismo imperial como una tabla de salvación frente a los monopolios que creó la revolución industrial, ahora globalización o sistema neoliberal.
Algunos ejemplos de comunicación alternativa los tenemos en la televisión y radio alemanas y en Europa en general; en la de Estados Unidos y en la propia China. En América Latina, una de las experiencias más importantes se viene desarrollando en estos últimos años en Venezuela, donde se está construyendo una comunicación alternativa y comunitaria, cuyo origen parte de la necesidad de escuchar la voz de quienes no eran escuchados, de aquellos que si eran expuestos en las pantallas de la televisión era en una estación policial, en un tribunal o en la morgue. Recordemos los sucesos del 27 de febrero de 1989, el llamado «Caracazo». Allí, la comunidad fue reseñada a través de los medios dominantes como asaltante y criminal, mientras era masacrada y asesinada por los cuerpos de represión del Estado. Estos medios criminalizaron el hambre y la miseria que durante años mató gente.
Otro de los elementos que hacen de la comunicación alternativa: comunicación alternativa, es que en la llamada industria cultural, en la cual se insertan la televisión y otros formatos, los medios son instrumentos para manipular conciencias y controlar a las sociedades. Por ello en la comunicación dominante (pudiéramos decir los monopolios privados de comunicación) quienes emiten mensajes están muy distantes de ser críticos y mucho menos cabe quien pretenda denunciar los atropellos de aquellos vinculados con los medios. Es decir los grupos de poder. Porque los grupos de poder manejan o son «dueños» de medios. Aunque este concepto de «dueños» pretenda ser desterrado del vocablo, a causa de la Ley Sobre Responsabilidad Social en Radio y Televisión «Ley Resorte», recién aprobada en Venezuela y que busca principalmente democratizar la información y la comunicación, dando participación a la sociedad, a través de los comité de usuarios, entre otras figuras. Y por cierto, en este documento de elevada polémica, se deja claro que el espectro radioeléctrico es un bien de dominio público, de la República (instituciones, gobierno y sociedad) y que los medios son en realidad empresas de comunicación, concesionarias del espacio. Proveedores de mercancía que se dice y se ve.
La comunicación alternativa entonces nace de la necesidad que tiene la sociedad de contar con herramientas de comunicación participativas y democráticas, que liberen la palabra de los excluidos. La comunitaria también nació del mismo vientre. Ambas, de la denominada comunicación popular que con el tiempo fue segmentada entre comunicación alternativa y comunicación comunitaria, que sin ser iguales, giran en el mismo espiral.
Dependencia o autofinanciamiento
Los medios de comunicación comunitarios son de servicio público, sin fines de lucro, orientados, como bien lo dice el Reglamento a difundir información de interés para la comunidad, por lo que deben destinar espacios en su programación que aseguren «la participación de la comunidad, a través de programación comunitaria que propicie su desarrollo cultural y socioeconómico, el sano esparcimiento y los valores nacionales» Artículo II Finalidad. Dice el Reglamento: «Las estaciones de radiodifusión sonora y televisión abierta comunitarias de servicio público sin fines de lucro están obligadas a transmitir programación con fines sociales, culturales y educativos» Partiendo de ese principio, ¿deben los medios comunitarios vender sus espacios a empresas privadas o públicas que comprometan el contenido de su programación y el compromiso con los distintos colectivos? ¿No sería necesario que se autofinanciaran con el trabajo comunitario?
Es probable que muchos aspiren el lucro y no el trabajo voluntario gratuito y que beneficia desde a quien se ofrece para hacerlo como a quien recibe el fruto de ese trabajo. O algunos no entiendan la diferencia que en este aspecto guardan los medios comunitarios de los alternativos, privados, etc. Los medios comunitarios a diferencia de los alternativos no son para el lucro ni individual ni colectivo. Son para desarrollar con mayor fuerza un trabajo cuyo fin es el beneficio de la comunidad, en la dirección de organizarse para resolver, para vivir.
Sin embargo, en Venezuela, el artículo 16 de la «Ley Resorte» permite a los medios, prestadores de radio y televisión comunitarios de servicio público, sin fines de lucro, diez minutos de publicidad por cada sesenta de difusión, divididos hasta un máximo de cinco fracciones por hora. El cincuenta por ciento de esta publicidad deberá provenir de personas naturales, microempresas, cooperativas, pequeñas y medianas empresas de la comunidad, que además contarán con facilidades para la difusión de sus mensajes. La otra mitad de tiempo destinado para la transmisión de publicidad corresponderá a grandes empresas y al Estado.
A pesar de esta concesión de la ley, algunos miembros de estos prestadores de servicio consideran poca la publicidad del Estado, llamado, según reza en la Constitución, a apoyar el crecimiento de los medios comunitarios y alternativos. Pero otros sectores de la sociedad entienden como inconveniente esta relación de dependencia.
¿Cómo se mantendrían estos medios? pudiera ser otra pregunta. Y la respuesta: porque nadie cobra por trabajar en un medio comunitario y quienes participan de ese trabajo colaboran con su tiempo, su talento y su voluntad. Para el momento se desarrolla una discusión relacionada con el contenido de este artículo que facilita la venta de espacios publicitarios en medios comunitarios. Una discusión que probablemente no deba iniciarse en si es poco o mucho el tiempo para la publicidad privada o estatal. Quizás se deba retomar el sentido que dio origen a los medios comunitarios y alternativos y la revisión de los conceptos que definen o caracterizan a cada uno, en defensa de una experiencia que ha permitido romper con los esquemas autoritarios de comunicación. Que ha transformado el silencio en palabra y ha expresado en mensajes audiovisuales la voluntad de los eternamente silenciados.
Hindu Anderi- productora general y conductora del programa «país alternativo» de RNV