El 17 de octubre de 2008, tres días después que el Bank of America Corporation recibiera 25 mil millones de dólares en fondos federales de ayuda urgente, convocó a una audio-conferencia destinada a organizar la oposición a la Ley de Libre Elección del Empleado (EFCA, por su sigla en inglés), que favorece la sindicalización de […]
El 17 de octubre de 2008, tres días después que el Bank of America Corporation recibiera 25 mil millones de dólares en fondos federales de ayuda urgente, convocó a una audio-conferencia destinada a organizar la oposición a la Ley de Libre Elección del Empleado (EFCA, por su sigla en inglés), que favorece la sindicalización de los trabajadores.
Los participantes, entre ellos la AIG (American International Group), fueron urgidos a obtener «grandes contribuciones» de sus clientes para financiar a los grupos que trabajaban contra la EFCA, así como ganarse a los republicanos más permeables del Senado que podrían ser utilizados en bloquear esa legislación que haría más fácil la organización de sindicatos.
Bernie Marcus, cofundador de Home Depot, y Rick Berman, fundador del Centro Sindicatos de Hecho, condujeron largas horas de conferencias telefónicas para impugnar la legislación como una amenaza para el capitalismo estadounidense. La legislación -que permitiría formar sindicatos sin celebrar las elecciones tradicionales, sino por la mayoría simple de empleados dispuestos a llenar y firmar un formulario impreso- hace frente a un virtualmente seguro obstruccionismo republicano. Obama y los senadores demócratas han declarado su compromiso con el proyecto.
Argumentando que serían necesarias para evitar que EEUU se convirtiera «en Francia», se solicitaron donaciones de cientos de miles y hasta de millones de dólares. «Si un comerciante al detalle (retailer) no ha llegado involucrarse en esto, y si no ha pasado dinero para esta votación, si no ha enviado dinero a Norm Coleman [ex senador], y todo el resto de esos individuos merecen un tiro. Deben ser expulsados de sus malditos trabajos», declaró Marcus.
Uno de los convocados sugirió que los participantes envíen contribuciones importantes a la organización de Berman como una forma de influir en la elección sin violar la ley McCain-Feingold de financiamiento de campañas. «Para esto, algunas organizaciones prepararon cheques por 250.000, 500.000 y algunos por 2 millones de dólares», dijo el participante Steven Hantler, director de Libertad de Empresa y Espíritu Emprendedor, la fundación de Bernie Marcus.
Según el autor, Sam Stein (del «Huffington Post»), los grupos favorables a la reforma están enviando cartas a los miembros de los comités parlamentarios y al jefe del Panel de Vigilancia del Congreso, urgiendo que se investigue si los beneficiarios de la ayuda urgente utilizaron dinero de los contribuyentes para beneficiar a candidatos o a organizaciones políticas. «Estamos pidiendo que el Congreso investigue si el Bank of America, AIG, u otros beneficiarios de miles de millones de dólares en dinero de la ayuda urgente, usaron esos dólares de los contribuyente para enviar ‘grandes contribuciones’ a cualquiera organización política», afirman las cartas. «El Congreso tiene la responsabilidad de supervisar la ayuda urgente de 700 mil millones de dólares al sector de la industria financiera. Eso significa asegurarse de que estos fondos del contribuyente sean utilizados de manera transparente y de manera que benefician a la gente común y no a los intereses especiales» (eufemismo para señalar a las grandes corporaciones que reciben fondos federales).
Berman dijo que «en esas llamadas no se habló nada respecto a cualquier recolección de dinero». De todas maneras, el Bank of America utilizó tiempo y recursos con anfitrión de un foro telefónico anti-EFCA, en que instó a los individuos a hacer donaciones políticas y presionaron a los grupos adversos a la reforma del gobierno para recabar simpatías en el Congreso.
«Lo que al parecer han hecho ha sido tomar el dinero de los contribuyentes y sacarlo con sifón para sus criados políticos, los republicanos de derecha», dijo el representante Alan Grayson, demócrata por Florida. El legislador leyó una declaración afirmando que «en nuestro sistema actual, los intereses especiales creen que pueden comprar pólizas del Congreso con contribuciones de campaña, y el público también cree esto. Las compañías de Wall Street rutinariamente donan millones de dólares en contribuciones a las campañas y hacen lobby para resistir el control de las prácticas que condujeron a la crisis económica actual».
«El Bank of American ahora no sólo está consiguiendo dinero del programa de ayuda urgente. Está prestando su nombre para participar en una campaña destinada a impedir que los trabajadores puedan sindicalizarse por mayoría de firmas», dijo Stephen Lerner, director del Proyecto Privado de Equidad de la Unión Internacional de Trabajadores de Servicio (SEIU, su sigla en inglés), una federación de trabajadores que representa a más de 2 millones de trabajadores de EEUU. «Al mismo tiempo, las más grandes corporaciones que han creado este problema, nos pidieron que las respaldáramos porque no usarían ese dinero para combatir a los trabajadores, sino para mejorar sus vidas», dijo Lerner.
Fuentes: «Huffington Post» 27 de enero de 2009, «Bailout Spent to Defeat Labor», por Sam Stein Estudiante investigador: Ben Kaufman y Rosemary Scott Evaluador académico: Kelly Bucy, Ph.D., Sonoma State University.
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Fuente original: http://www.argenpress.info/2009/10/proyecto-censurado-los-bancos.html