La masiva y prolongada protesta del campo logró un curioso récord: en lo que va de este año, los cortes de rutas y vías públicas ya superaron los niveles alcanzados en el peor momento de la crisis de 2001. Entre el 1º de enero y el 18 de mayo del 2008 se realizaron 2539 cortes […]
La masiva y prolongada protesta del campo logró un curioso récord: en lo que va de este año, los cortes de rutas y vías públicas ya superaron los niveles alcanzados en el peor momento de la crisis de 2001.
Entre el 1º de enero y el 18 de mayo del 2008 se realizaron 2539 cortes de rutas y vías públicas como expresión de protesta. Esa cifra superó los 1383 y 2336 cortes que hubo en 2001 y 2002, respectivamente, durante una de las peores crisis que sufrió el país.
Los datos corresponden a un trabajo del Centro de Estudios Nueva Mayoría, que señala que este año el agro lideró 9 de cada 10 manifestaciones, por lo que demuestra un poder de movilización nunca visto hasta ahora.
«El agro lidera 9 de cada 10 manifestaciones, por lo que relega el protagonismo que tuvieron los piqueteros entre 1997 y 2003, y los asambleístas de Gualeguaychú desde que se anunció la instalación de la pastera Botnia en Gualeguaychú», dicen las conclusiones del estudio, al que tuvo acceso LA NACION.
Así, los productores rurales superaron a los piqueteros en el uso de su propia herramienta, los cortes de rutas, y registraron la marca más alta desde que surgió el método como indicador de conflictividad social, en 1997.
Ese primer año, en su debut, hubo 140 cortes de rutas y demás vías públicas de todo el país, pero la cifra fue creciendo hasta llegar a 514 cortes en el año 2000. En 2001, el número subió a 1383 cortes y en 2002 saltó a 2336, el tope más alto que se había registrado hasta ahora. A partir de entonces, fue bajando hasta alcanzar a los 608 cortes que se registraron en 2007.
Los 2539 cortes registrados hasta el 18 de este mes son un cambio sustancial y un récord por donde se lo mire.
Al margen de los números, en un análisis cualitativo, la protesta del campo también parece marcar un perfil propio.
«Desde que el kirchnerismo llegó al poder, en 2003, es la primera vez que un sector económico se sienta a discutir de igual a igual con el Gobierno, en una situación de fortaleza inédita», analizó Carlos Germano, titular de la consultora que lleva su nombre. Para Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, el anclaje territorial de la protesta la hace distinta de otras. «Son pueblos que viven del campo, y cuando se para, se para toda la actividad económica. Por eso, todos los días hay 200 cortes», reseñó.
Sergio Berensztein, director de Poliarquía, está convencido de que el movimiento ruralista es un actor emergente, todavía sin identidad homogénea, que encontró en los piquetes la manera de canalizar la energía a nivel local, pero formando parte de un movimiento nacional más grande.
«El piquete siempre es expresión del fracaso de la política como herramienta de representación», recordó.