Una vez más la extraña tradición republicana del diario argentino La Nación revela su espíritu antidemocrático contra la hermana Venezuela desde su ya conocida ‘tribuna de doctrina’, como autodefine en su espacio editorial. Ayer en la misma sección, que en marzo de 1976 festejó con aires triunfales la llegada de militares golpistas al poder y […]
Una vez más la extraña tradición republicana del diario argentino La Nación revela su espíritu antidemocrático contra la hermana Venezuela desde su ya conocida ‘tribuna de doctrina’, como autodefine en su espacio editorial.
Ayer en la misma sección, que en marzo de 1976 festejó con aires triunfales la llegada de militares golpistas al poder y señaló ese momento necesario para la ‘rehabilitación moral y material de la sociedad’, descalificó al gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías por recibir el apoyo del dirigente piquetero Luis D’Elia, entre otros representantes políticos y sociales argentinos que visitaron el vecino país para solidarizarse con el proceso de transformación venezolano.
Resulta entendible que cierta especie aristocrática que vive de su pasado darwinista reproche la llegada a Latinoamérica de gobiernos populares, sea por temores a perder los beneficios logrados por su historia latifundista, pasado conspirativo y presente corporativo.
No obstante, llama la atención que un medio de comunicación obligado por deontología profesional a transmitir realidades factuales con espíritu democrático, insista quince días antes del llamado referendum revocatorio (o no) con una abierta campaña de desprestigio contra un gobierno elegido por el voto soberano y que está a miles de kilómetros de distancia.
El diario La Nación es una publicación perteneciente al pool que agrupa las revistas Rolling Stone, Living, Lugares, Jardín, Gestión, Ahora Mamá, la agencia de noticias Diarios y Noticias (DyN), los diarios provinciales La Voz del Interior, Los Andes, Revista Nueva junto al grupo ABC de España, además del oligopolio que controla la industria gráfica, Papel Prensa.
No está de más recordar a los responsables políticos de esa publicación, que tales tomas de posición como las que tuvieron como trasfondo la defensa irrestricta al plan económico del ministro de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, fueron pagadas con la vida de miles de hombres y mujeres desaparecidos y asesinados.
A continuación la respuesta del embajador venezolano en Argentina, Freddy Balzán:
«Buenos Aires, 29 de julio de 2004.
«Señor
«Bartolomé Mitre
«Director
«Diario La Nación
«Presente
«Estimado señor Mitre:
«Esta vez, me dirijo a usted en relación al editorial publicado en el día de hoy en el diario que usted dirige titulado maliciosamente ‘El largo brazo de Hugo Chávez’, plagado de argumentos infantiles y carentes de contenido. En menos de dos semanas, su publicación nuevamente arremete contra la voluntad de un pueblo de darse soberanía y ejercer el derecho a la autodeterminación, sancionado universalmente como la más elemental de las garantías.
«Las editoriales y los artículos sediciosos publicados en las páginas internacionales de La Nación a diario y a pocos días de celebrar un proceso electoral que -según todas las consultas- ratificará al Presidente Hugo Chávez Frías en su cargo coincide con los recientes llamados de la oposición, y en particular del ex Presidente Carlos Andrés Pérez a generar un clima de violencia en Venezuela -y claramente a asesinar al Presidente Chávez- sobre lo cual La Nación no ha escrito una sola línea condenatoria. También calló La Nación cuando los dirigentes de la oposición que fraguaron el golpe de Estado fascista de abril de 2002 fueron entrenados, recibieron instrucciones y dineros -y para ello viajaron constantemente- e incluso se instalaron en los Estados Unidos.
«Su nota de hoy está sembrada de argumentos infantiles para desacreditar un proceso que hoy democratiza a fondo todas las instituciones nacionales y ejemplo de eso es el artículo 72 de la Constitución Bolivariana que incluye la posibilidad de someter a voto popular la gestión de cualquier funcionario público mediante el referéndum, única con esas características democráticas en América Latina. Quiero aclararle, señor Director, que si realmente escucha la voz del pueblo venezolano verá que mi gobierno no necesita de que un dirigente extranjero vaya a hacer campaña en su favor.
«Es común que los diversos gobiernos inviten a dirigentes de otros países a conocer su realidad, mucho más cuando se enfrenta un proceso de cambios. ¿No viajan dirigentes políticos y empresarios, periodistas y legisladores argentinos, venezolanos, brasileños, iraquíes -y de otros rincones del mundo- frecuentemente a los Estados Unidos invitados por el Departamento de Estado? ¿Dónde está el delito de que un dirigente popular -como Luis D’Elía, o los diputados Miguel Bonasso o Alicia Castro- visite un país con el cual se siente hermanado en sus luchas y aspiraciones de justicia social y equidad?
«Nuestra política ha sido, es y será siempre mantener las puertas abiertas al mundo para que se informe de verdad sobre el proceso de transformaciones que vive mi pueblo, especialmente para enfrentar el brutal terrorismo mediático desatado contra Hugo Chávez, proceso al cual -sin duda- el diario La Nación argentino adhiere fervorosamente como lo demuestra en editoriales como la que hoy cuestionamos. Debe saber, señor Director, que de Venezuela puede salir y entrar quien quiera.
«La reciente visita del líder piquetero Luis D’Elía a mi país no forma parte de ningún plan desestabilizador en la región sino que se trata de un viaje legítimo que no pone en riesgo la seguridad de nadie ni tenemos por qué ocultar. Habría que preguntarle al propio D’Elia si visitó cuarteles y se fue a entrenar en alguna táctica revolucionaria o si simplemente se dedicó a conocer la realidad actual de mi país inmersa en un proceso electoral que ratificará el 15 de agosto al Presidente Hugo Chávez Frías como conductor de los anhelos de un pueblo cansado de ser oprimido. Se trata de un legítimo dirigente argentino que no esconde su simpatía y hermandad con el proceso bolivariano y que simplemente fue como parte del intercambio cultural, social, político y económico que el gobierno bolivariano promueve hoy hacia los líderes populares y no ya entre las oligarquías o gobiernos neoliberales como ocurría en el pasado.
«Finalmente, queremos decirle que el verdadero largo brazo de Hugo Chávez es el de la integración latinoamericana y el de la solidaridad con los pobres y desamparados que desgraciadamente son millones en América Latina, abandonados por años por gobernantes y funcionarios corruptos que traicionaron sus promesas de cambios a los pueblos que los eligieron.
«Sin otro particular, y esperando mi derecho de réplica, lo saluda atentamente:
«Freddy Balzán M.
«Embajador