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Los medios y los virus de la mentira

Fuentes: Rebelión

Entre los abrumadores cuestionamientos de la humanidad a parte de las guerras, se encuentra la sinceridad de los hombres y la desconfianza de unos y otros. Hace poco leí en un periódico digital europeo: «Sé lo que piensan algunos políticos a los que conozco personalmente, y sé que son leales con la realidad y con […]


Entre los abrumadores cuestionamientos de la humanidad a parte de las guerras, se encuentra la sinceridad de los hombres y la desconfianza de unos y otros. Hace poco leí en un periódico digital europeo: «Sé lo que piensan algunos políticos a los que conozco personalmente, y sé que son leales con la realidad y con la historia. Pero se que hay otros que construyen la realidad desde gabinetes de comunicación y que algunas veces nos deslumbran y nos engañan, llevándonos a todos, incluidos los periodistas, a su escenario».

El párrafo anterior que acabo de citar está hecho para «pegarlo» en cualquier actividad humana y portarlo como cartel avergonzante ante la humanidad. Ojo, la mentira acecha, anda suelta, dispuesta a atrapar las mentes de otros, confundir y aparentar «villas y castillas». Es como si la sencillez, la veracidad y toda la verdad se vaya extinguiendo por momento de la faz de la tierra. Los que trabajamos en los medios debemos estar alertas ante los virus que pululan entre colegas, porque la mentira no solo se refleja en cifras numéricas, en voces o distorsión de la verdad: una mala o cómoda actitud, lleva consigo la falta de ética. La carencia de actitudes siempre será un obstáculo en la comunicación. Hay mentiras que no abren la boca y se parapetan en el silencio.

¿Cómo Cuba enfrenta los virus de la mentira en el sector de la prensa desde nuestro entorno caribeño?

No creo que tengamos una respuesta definitiva, pero se marcha distinto a otras partes del mundo. Así todo para hacer pan, se necesita una conducta acorde con el oficio, como el maestro, el médico, el artista, así mismo sucede con el desempeño en la radio, en la TV y en el trabajo del periodismo en general. Periodistas y Comunicadores Sociales en Cuba, comprometidos doblemente, contamos con sendos Códigos de Ética y Estatutos http://www.cubaperiodistas.cu/upec/etica1.html  que señalan el camino a seguir concientemente para combatir todo tipo de prácticas antisociales, fraudulentas o dolosas en el ejercicio de nuestra profesión.

Sin remitirnos a ningún artículo pudiéramos comenzar por la ética de las personas que asumimos la prensa, no solo como un medio de sustento o trabajo habitual sino de creación de conducta y patrones a nuestros perceptores (oyentes, lectores y televidentes). Con el periodismo que ejercemos en Cuba se debe alentar, trasmitir alegrías y enaltecer los valores de la sociedad. ¿Acaso no debe ser así en cualquier parte del planeta tierra?

El periodista y el comunicador social cubano responden a la ética y a la moral de La Republica. La actuación del profesional de la prensa constantemente es observada por la sociedad. La eficacia de la labor del reportero debe estar acompañada de la verdad, de la justicia y la dignidad sin retórica de ninguna índole. No se debe olvidar que los ojos y las mentes que siguen el actuar de los hombres de los medios públicos, se representan una imagen coherente, armónica, distorsionada o consecuente con lo que se difunde al aire, o se escribe en los periódicos.

Ser periodista y comunicador en los medios de Europa o en la América de hoy, lo mismo en el capitalismo que en el socialismo, entraña compromiso y virtud. Sinceridad, honradez y la verdad siempre delante, constituyen el triunfo de la ética y la moral. La Comunicación Social es ambiente propicio para edificar una persona más humana, consciente y critica.

Ejercer el periodismo, entraña responsabilidad y madurez.

El Dr. Julio García Luís, Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana, en su artículo Ética, Moral y Comunicación, plantea »La conciencia moral es parte de la vida espiritual de la sociedad y, como tal, forma parte simultáneamente de la ideología elaborada a nivel social (…) la ética no da moral, en el sentido de que no por conocer mucho de ética y tener una amplia información intelectual al respecto se es necesariamente una persona con una mejor formación moral.»

La anterior cita resume que un Profesional puede ser un individuo de conducta moral deficiente, mientras un simple obrero, un empleado, puede ser una persona de gran integridad moral.

Los periodistas, los líderes de opinión, los Comunicadores Sociales, sin ningún tipo de dogma, deben asumir sistemáticamente, conductas, ejemplos, y patrones que sirvan para fundar, unir voluntades. Al mismo tiempo desterrar prejuicios, calamidades humanas, inmundicias en las relaciones interpersonales, fruto del no cumplimiento consciente de la ética de la vida, de esa que no viene en los códigos, pero sí nace, se sedimenta en el ejemplo, se autorregula y participa con el rigor de la educación que da la familia y la sociedad.

El profesional de la Comunicación Social en Cuba, como todos los demás, no tienen el objetivo de enriquecerse o anteponer sus intereses personales a otros compañeros de trabajo o la sociedad en su conjunto, sino el de servir a todo el país. Es ético y moral que los intereses individuales, grupales, colectivos y territoriales pueden ser legítimos, pero siempre, se deben conciliar con los intereses generales de la sociedad.

La critica con argumentos, seria y constructiva, de frente a la incompetencia, edifica. La autocensura es frialdad, no dar nuestra opinión y abstenerse para no buscarse problemas es un engaño para el profesional de la prensa. Al discrepar aparecen distintas opiniones, finalmente el consenso y la solución a un conflicto. Como nunca hace falta hoy esa opinión franca y abierta de los hombres y mujeres de los medios en Cuba. El profesional de la prensa que respeta su dignidad, el periodista, no debe dejarse engañar y mucho menos asistir al escenario de la mentira. La prensa, el pan de cada día merece ser verdad.

Para completar esta reflexión utilizo el pensamiento del Periodista José Martí. »Mientras la inteligencia es don casual, el carácter se lo hace el hombre y se define como el denuedo para obrar conforme a la virtud.»