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Los nuevos desafíos del periodismo

Fuentes: Le Monde Diplomatique Argentina

El surgimiento del «periodismo ciudadano» produjo una pequeña fisura en el monopolio informativo de los medios. El crecimiento de los medios electrónicos y redes sociales complican a los periódicos, como a sus modos de contar las historias y modelos de negocio. Sin embargo, surgen nuevos retos profesionales y financiación en la Web. La caída de […]

El surgimiento del «periodismo ciudadano» produjo una pequeña fisura en el monopolio informativo de los medios. El crecimiento de los medios electrónicos y redes sociales complican a los periódicos, como a sus modos de contar las historias y modelos de negocio. Sin embargo, surgen nuevos retos profesionales y financiación en la Web.

La caída de la publicidad, ventas y lectores de los diarios, la falta de credibilidad de algunos y el crecimiento de las redes sociales y mundos virtuales en internet amenazan cada vez más al tradicional soporte papel -el periodista Philip Meyer, con insólita precisión, predijo el fin para 2043- y al modelo de negocio actual. Sin embargo, estos mismos factores abren más oportunidades para el periodismo en la web y los móviles. Por lo pronto, han obligado a los periodistas a incorporar nuevas tecnologías, concebir el proceso informativo de otro modo y virar hacia un modelo conversacional con las audiencias. En este cuadro se inscribe el «periodismo ciudadano», que abrió una pequeña fisura en el monopolio que los medios tenían sobre la palabra.

Shayne Bowman y Chris Willis designan al «periodismo participativo» -el gran promotor fue Dan Gillmor- como un «acto de un grupo ciudadano para colectar, reportar, analizar y diseminar información». El objetivo, según señalan, es «suministrar información independiente, confiable, exacta y relevante» (1). No obstante, José Luis Orihuela, profesor de la Universidad de Navarra, prefiere hablar de «medios sociales» y no de «periodismo ciudadano», como, en cambio, sí lo hacen el National Press Club y la Society for Professional Journalists.

La explosión de esta forma de expresión ciudadana se dio gracias a internet y la web, que brindó «una plataforma de publicación que les permitiera hacerse escuchar de manera fácil, a bajo costo y con una arquitectura horizontal que los pusiera en igualdad de condiciones con las empresas periodísticas», explica Franco Piccato, editor ejecutivo de AméricaEconomía.com, de Chile.

Además de la tecnología, la razón fundamental del surgimiento de los sitios ciudadanos, según afirma Pablo Mancini, editor del portal de El Comercio, de Perú, fue y es «la voluntad de participación y generación de contenidos» de los usuarios -la revista Time los eligió «Personaje del año» en 2006-. Muchos tratan temas «poco abordados» o que evidencian una «falta de análisis» de los grandes medios «sobre temas hiperlocales».

Otros actores

Debido al fenómeno participativo, «el modelo de comunicación centralizado, jerárquico, unidireccional y objetivo» de los medios, según José Luis Orihuela, comenzó a agotarse. Ya no pueden ostentar del mismo modo el monopolio de la información, ahora más subjetivo y descentralizado, pero con un predominio de las nuevas tecnologías debido a su poder económico.

Piccato también destaca que el boom ciudadano coincidió con «la crisis de confianza en las viejas formas de autoridad del siglo XX». En ese sentido, asegura que «no es casualidad que la explosión haya ocurrido tras las manipulaciones informativas de los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos, del 11-M en España y del 7-J en Gran Bretaña y el penoso rol que cumplieron los medios tradicionales».

De este modo, muchos ciudadanos registran con sus celulares y cámaras infinidad de hechos o escriben sobre aquellos temas que no son visibilizados por los medios.

En casi todos los casos, sitios como Sos Periodista, Igooh, El Amaule, El Morrocotudo, El Observatodo, YourHub, Groundreport y AllVoices elaboraron su proyecto tomando como referencia al sitio coreano Ohmy News (la versión japonesa cerró por problemas económicos), creado por el periodista Oh Yeon-ho, en 2000.

El portal permite a sus 50 mil usuarios enviar informaciones (algunas son remuneradas), que luego son revisadas por editores (2), como hacen Chi Town Daily News, de Chicago, y Bottup, de España. Este último recoge historias de ciudadanos como la de Kyriakos Giaglis en la conflictiva Darfur (3). Hasta los jóvenes pueden hacer periodismo gracias a proyectos como el «Gram Shakthi» en la India (4).

Si bien la mayoría de los medios ciudadanos presentan contenidos interesantes, para Rodrigo Orihuela, editor de Perfil.com, aún «no se ha visto que sirvan para revelar, cubrir o analizar grandes temas». Eso quizás se deba a la falta de herramientas y criterios profesionales, a los que hay que sumar las imprecisiones en ciertos contenidos. Puntos que diferencian -así como también la ética, según Piccato- a ciudadanos y periodistas.

A su vez, no está claro si el fin de algunos sitios es fomentar el «periodismo ciudadano» y la «democratización» informativa sin fines de lucro o si, por el contrario, el objetivo consiste en la comercialización de anuncios a costa de las colaboraciones gratuitas de los ciudadanos.

Por ejemplo, Sos Periodista, Soitu y Lo que pasa en Tenerife viven de la publicidad, mientras que Bottup, según uno de sus responsables, Pau Llop, se sostiene gracias a la empresa Nxtmedia. En tanto, Argentina para todos -de contenido político- lo hace con aportes propios de sus creadores, como apunta Sebastián Lorenzo.

Por su parte, los medios rápidamente lanzaron sus propios sitios sociales: así nacieron, en los últimos años, Community, The Wall Street Journal, Purple Status TV, The Washington Post, EyeMobile, CBS, iReport (de la CNN), uReport (de FOXNews), Newsvine (de MSNBC.com), CitizenNews (de YouTube) y Wikinews, de Wikipedia .-históricamente el primer medio que fomentó el «periodismo ciudadano» fue el Public Occurrences, Both Foreign and Domestick, de EE.UU.- (5).

En Argentina existen Lector periodista, de Los Andes; Soy corresponsal, de La Nación, y TN y la gente; en España Yo, periodista, de El País y Tuclip, de Antena 3, y Sharek, de Al Jazeera, en Qatar. De estos sitios, que permiten enviar fotos, textos, videos y audios, uno de los más utilizados es iReport, que aclara que no filtra, ni edita o chequea la información.

«iReport es un ejemplo de crecimiento e impacto de una comunidad ligada a un medio que genera contenidos», analiza Mancini. Pero aclara que «salvo excepciones», los portales ciudadanos creados por los medios «están poco consolidados». A contramano, El Comercio, que publica informaciones de jóvenes «periodistas», mantiene su proyecto desde 1984.

Pero, en su mayoría, los usuarios son quienes envían sus materiales incluso antes que los medios lo soliciten (las elecciones en EE.UU. fue un caso). En 2007, Jamal Albarghouti, estudiante de la Universidad de Virginia Tech, filmó a la Policía trabajando tras la masacre perpetrada por Cho Seung-hui y luego envió el video a iReport (6).

Dos años antes, Adam Stacey tomó una de las fotos más recordadas, luego publicada por la BBC, de los destrozos que dejaron los atentados de Londres (7). Mancini cree que los medios deberían «aprovechar» más esa participación «para enriquecerse. Es más un desafío que un producto». Así, por ejemplo, The New York Times solicitó a los testigos de los ataques en Bombay que enviaran fotos y textos (8).

No por eso los «periodistas ciudadanos» deben ser vistos como los sustitutos de los periodistas, como sostiene Rosental Calmon Alves, profesor de la Universidad de Texas (9). Para el periodista, los profesionales seguirán seleccionando -en la era de la abundancia- lo importante, aportando profundidad, en tanto que los «periodistas ciudadanos» colaborarán con los periodistas perfeccionando las coberturas sobre temas locales.

«El cooperativismo (en el futuro) será infinito», dice optimista Ignacio Escribano, responsable del portal ciudadano Igooh, de La Nación, y pronostica que los «periodistas ciudadanos» -que envían entre 600 y 800 notas mensuales a Igooh- serán «tomados en serio» recién en dos o tres años.

Si por un lado creció el vínculo medios-ciudadanos, por otro, las propias empresas no han advertido demasiado las formas narrativas multimediales (audio, video, imágenes, texto, etc.) utilizadas por los «periodistas ciudadanos» en los sitios sociales de grandes medios como tampoco en otros. Un dato que puede ser clave pensando en los tipos de contenido que esperan de los diarios y cadenas.

Nuevos escenarios

Al mismo tiempo, algunos modelos de negocio y formas de trabajo periodístico de nuevos medios en internet despiertan posturas a favor y en contra. Por ejemplo, el portal francés Le Post permite a los usuarios tener su sitio propio y producir contenido. Luego, los periodistas chequean la información y, si es valiosa, la publican. «Es el caso más exitoso de los medios híbridos (profesionales y usuarios)», explica Mancini.

El sitio posee contenidos generados por los «pro-ams», profesionales y prosumers (productores y consumidores de contenidos). «Es una de las jugadas más innovadoras que ha hecho un medio en los últimos años, que muchos intentaron replicar sin éxito», agrega. Rue.89 y Newassignment también funcionan con el concepto «pro-ams».

El editor del Poynter Institute, Steve Outing, parece encajar en esa tendencia cuando señala que los periodistas deben trabajar con los ciudadanos, entrenarlos, compartir sus fuentes, elegir el mejor contenido y verificarlo (10).

Pero el que los medios -sean conglomerados o no- utilicen los contenidos generados por los lectores -que además les sirve para captar audiencia y mostrarse plurales- en reemplazo de información periódica que deben producir profesionales puede leerse como una maniobra para abaratar costos.

Pero José Luis Orihuela advierte otro escenario: el de lectores pagos. «Los usuarios -dice- generarán más contenido y en mejores condiciones que los periodistas» sobre información local, ciencia y cobertura de catástrofes, además de obtener «visibilidad». Lo que significa -afirma- que «aumentará la competencia entre usuarios y periodistas por la generación de contenidos a cambio de una retribución». De esta forma, las empresas «externalizarán parte de la producción informativa a un costo competitivo».

De hecho, el diario The Printed Blog, de EE.UU., publica contenidos tomados de blogs, se financia con publicidad y arregló con bloggers, pero no paga a periodistas. El periódico estadounidense Pasadera Now subcontrató a periodistas indios para reducir costos…

También surgen otros modos de financiamiento como es la del crowdfunding, que consiste en que los lectores solventan a los periodistas para que puedan investigar. Los sitios Spot.us y Representative Journalism son claros ejemplos de ello, aunque el reportero Chris Allbritton ya había sido el primero en poner en práctica la idea al cubrir la guerra de Irak gracias a las donaciones de los usuarios. Incluso, el senador demócrata, Benjamin Cardin, presentó recientemente un proyecto para que los diarios de EE.UU. se conviertan en compañías sin fines de lucro ante la crisis económica y del sector.

Precisamente, los periódicos impresos deben mantener un interés serio por los lectores, que en muchos casos prefieren la TV, blogs, fotologs (blogs de fotos), vlogs (blogs de videos), redes sociales y mundos virtuales (juegos por internet) o las propias versiones on line de los diarios con contenidos «al instante» y gratuitos frente al diario que viene perdiendo actualidad y sorpresa (ver «En caída»).

«El diario que viene a decir lo que pasó ayer morirá pronto», advirtió en ese sentido Jean-François Fogel (11), asesor de Le Monde.

Por eso, muchos expertos en nuevos medios, entre ellos, Juan Varela, creen que el futuro de los diarios está, en gran parte, en Internet. Pese a Rodrigo Orihuela y Piccato, afirman que hoy no existe «un» modelo de negocio, Varela propone el «distribuido» (se realiza a través de diferentes plataformas o medios que no son propios, como redes sociales, es decir, sitios de contacto en internet) (12), que terminaría también, como coincide Mancini, con las lógicas industriales de las empresas.

Además, Varela considera importante sumar tecnología, acercarse más a las audiencias, pensar el periodismo como servicio e incluir productos gratuitos de calidad; «originales», agrega Mancini, como el sitio Chicago Crime.

Para eso, los medios deberán integrar -como lo hizo El País- las redacciones impresas y web para lanzar, desde las plataformas de papel, web y celulares, multiproductos que estén dirigidos a ciertos «nichos» (segmentos de mercado), como los llama Mancini. «Estamos en el ‘Big Bang de los medios'», agrega.

De ese modo, «hay que pensar no sólo en escribir», como aseguró Mindy McAdams, docente en la Universidad de Florida, sino también en incorporar más «fotos, gráficos y videos», ya que «ayudan a informar mejor. Hay que diversificarse» (13) (14). Para José Luis Orihuela, el desafío pasa, como coincide Fogel, por «reinventar el contenido», incorporar más análisis y no «vaciar los del viejo medio en el nuevo».

En eso también serán determinantes los periodistas tradicionales, quienes deberán abandonar la «resistencia al cambio», como señala Piccato, y elaborar historias con creatividad y nuevos recursos tecnológicos (15) (16) para trabajar junto a sus pares digitales multitasking (multitarea) y los mobile journalists (periodistas con celular), quienes informan desde las calles. Aunque la labor de los multitarea puede entenderse como un modo de aglutinar -y recargar- en una persona trabajos de dos o más y no sólo una oportunidad y habilidad profesional.

Además, hay empresas que buscan acercarse a las audiencias formando comunidades como redes sociales, como afirman los expertos Tíscar Lara y Chris O`Brien (17) (18) -Obama, por ejemplo, utilizó Facebook, MySpace y Twitter para sumar seguidores-. Los portales del USA Today, el argentino Día a Día y Le Figaro permiten crear perfiles, subir fotos y contactarse con otros usuarios, propio de la Web 2.0 (19), fundada en comunidades que intercambian contenidos a través de redes sociales y blogs, etc.

Lara dice que la interacción medio-audiencias permitirá a las empresas «superar las crisis de autoridad, mediación y credibilidad de la prensa».

En definitiva, las empresas y los periodistas deben asumir errores, maniobras poco claras y desafíos, pero cuya actividad hace indispensable su supervivencia en un contexto de incertidumbre social y económica.

Notas

1 S. Bowman y C. Willis, Nosotros, el medio, The Media Center, 2005.

2 «10 preconditions for the value of user-generated content», Ohmy News, 26-2-07.

3 «Si el infierno existe en este planeta, está aquí», Bottup, 28-2-08.

4 «Niñas indias: las heroínas del periodismo ciudadano», Biblioteca del Congreso de Chile, 8-7-08.

5 Pablo Boczkowski, Digitalizar las noticias, Manantial, 2006.

6 «El ‘periodista ciudadano’ que salvó a la CNN», Amphibia, 4-07.

7 Leandro Zanoni, El imperio digital, Ediciones B, 2008.

8 The New York Times, 26-11-08.

9 La Nación, 25-5-08.

10 La Nación, 30-1-06.

11 La Vanguardia, España, 27-5-08.

12 «Nuevos medios, nuevos periodistas», Juan Varela, Universidad Complutense de Madrid, 2007.

13 DyN, 26-11-08.

14 «Dos jornadas, muchas ideas sobre el periodismo que viene», Fopea, 23-11-08.

15 The Knight Center, 6-4-08.

16 Mark Briggs, Periodismo 2.0, The Knight Center, 2007.

17 «Los medios de comunicación como redes sociales», Tíscar Lara, Telos, 9-08.

18 Chris O`Brien, Nextnewsroom, 16-10-08.

19 C. C. Romaní y H. P. Kuklinski, Planeta Web 2.0, Flacso-Uvic, 9-07.