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El nuevo vídeo de Osama

Los peores trucos de la propaganda

Fuentes: From the Wilderness

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El 16 de diciembre de 2004, apareció un nuevo vídeo de Osama bin Laden en las pantallas de televisión, Como anteriores producciones, la cinta fue calculada convenientemente para reforzar y vigorizar el programa bélico en plena expansión de Washington, para mantener a las poblaciones de las naciones occidentales en un estado de docilidad temerosa y de apoyo a la «guerra contra el terrorismo» de la administración Bush, para provocar más sentimiento anti-occidental en Medio Oriente, y distraer de la explosión de las resquebrajaduras políticas y económicas en todo el mundo, desde Ucrania y Kuwait, a los mercados financieros y de la tensión dentro de la propia administración Bush («La cortina de humo«)

Aunque la CIA (en la que jamás se ha podido confiar) ha expresado su «gran confianza» en que la voz es la de bin Laden, la cinta no tenía fecha y, según el informe de Reuters, «su autenticidad no pudo ser verificada».

Los análisis de anteriores presuntos vídeos de Osama bin Laden, y otras «cintas de terror», «secuestros» y «procesos» fuertemente publicitados, los desenmascararon como propaganda, probablemente producidos por agentes de la administración Bush. Podemos concluir lógicamente que este trabajo es más de lo mismo.

Si se puede probar que las cintas fueron, en realidad, producidas por agencias de inteligencia de EE.UU., es lógico que las palabras que salen de la boca de la imagen de Osama también hayan sido concebidas, escritas y colocadas por esas mismas agencias. Por lo tanto es estúpido «leer» las cintas sin considerar ese marco probable.

Lo que es revelador en la nueva cinta, y el producto Osama previo (29 de octubre, elección pre-presidencial), es el contenido específico, colocado entre otras galimatías intencionalmente engañosas, que parece confirmar y presagiar la política y geoestrategia de la administración Bush.

Antes de entrar en estos detalles, vale la pena recordarse de la perfecta dinámica orwelliana que los expertos ministerios de propaganda tratan de crear: Las mentiras se convierten en verdades. Las verdades se convierten en mentiras.

Basta con considerar las condiciones actuales para ver que esta dinámica está en pleno florecimiento. Los dirigentes políticos occidentales, y cada miembro de la administración Bush y sus agencias, cuentan mentiras a diario, frente a las cámaras y los micrófonos. Los estadounidenses son condicionados para que acepten como verdad esas mentiras repetidas. Al propio tiempo, esas mismas agencias, y los medios corporativos de EE.UU., muestran a oponentes (reales y fabricados) a la política bélica de EE.UU. como mentirosos, no importa lo que digan (o se inventa que lo dicen).

Una «imagen del mal» es el elemento central. Para propósitos de propaganda, EE.UU. ha desplegado, para variar, a antiguos aliados e instrumentos de la inteligencia despóticos de EE.UU. que han dejado de ser útiles (Noriega, Sadam Husein) y / o antiguos agentes de la inteligencia de EE.UU. que, a fin de servir la guerra, deben continuar libres (Osama bin Laden, Zarqawi, etc. etc.).

Con la imagen de Osama, los fabricantes de propaganda han creado un icono demoníaco y espeluznante para dividir y provocar. Mediante la repetición, la imagen de Osama se ha convertido en un icono universal del «mal» en la cultura estadounidenses. Individuos aleccionados, con sus cerebros lavados, y desinformados en EE.UU., ven la imagen y tienen su mente deformada para que piensen: «Diga lo que diga esta imagen, es malo y falaz. Por eso, apoyo cualquier cosa que se le oponga».

¿Así que, qué pasa cuando los ministros de propaganda emiten «imágenes del mal» que expresan verdades reales? Las poblaciones en la mira, que «odian» la imagen, que creen que las palabras son mentiras, se oponen a la verdad y rechazan los hechos.

Ante este modelo («estamos contra todo lo que ‘Osama’ quiere, estamos a favor de todo lo que ‘Osama’ no quiere»), hay que considerar lo que hicieron decir a la malvada imagen de ‘Osama’ y la reacción probablemente deseada por los ministros de propaganda de EE.UU.:

1. La imagen de Osama emite un comentario específico sobre el petróleo: «Impidan que los estadounidenses se apoderen del petróleo. Concentren sus operaciones en el petróleo, en particular en Irak y en el Golfo».

Es un hecho, que la actual guerra mundial (y la «guerra contra el terrorismo») ha sido lanzada con el propósito de apoderarse de, ocupar y controlar, regiones cruciales para la energía y los recursos, en preparación para la crisis mundial de agotamiento conocida como el Pico del Petróleo.

El efecto de la declaración de la imagen de Osama, por lo tanto, es hacer que las poblaciones de EE.UU. y Occidente apoyen los «esfuerzos estadounidenses en Irak y en el Golfo por apoderarse del petróleo» como un medio de «combatir a bin Laden y a los ‘terroristas'».

La manipulación gradual de la opinión pública que prefabrica la idea del Pico del Petróleo ya comenzó durante el año pasado (evidenciada por el creciente reconocimiento mediático del agotamiento de la energía en las publicaciones y las cadenas dominantes, después de años de negación o silencio).

Esto será ciertamente seguido por la colocación de la idea de que es aceptable que EE.UU. y Occidente controlen los restos de suministros mundiales de energía «a cualquier precio» – convirtiendo en «aceptables», por lo tanto, la actual guerra de Irak – y probables futuras guerras en Irán, Arabia Saudí, Latinoamérica, y otros sitios» . ¿Qué mejor mensajero opuesto que ‘Osama’?

2. La imagen de Osama acusa al régimen Saudí de forjar una alianza con el mundo «infiel» dirigido por el presidente de EE.UU., George W. Bush, y califica a los gobernantes del mayor exportador mundial de petróleo de «agentes corruptos y opresores de EE.UU.»

Ambas declaraciones dicen la verdad. Pero porque «Osama lo dice», las poblaciones estadounidenses y occidentales estarán dispuestas a menospreciar la idea de una alianza corrupta entre Arabia Saudí y EE.UU., y a unirse a los «buenos». Fue lo que sucedió durante la primera Guerra del Golfo (en la que Sadam Husein tuvo el papel del «malo», Israel y Arabia Saudí de los «buenos»), y lo mismo vale ahora.

3. La imagen de Osama señala que los gobernantes saudíes deberían ser derrocados como el shah de Irán.

Es un hecho, que el régimen saudí (como el del shah de Irán) es un puesto de avanzada del imperio estadounidense, que está a punto de llegar a la implosión y la guerra civil – maduro para una intervención. Es también un hecho que (1) Arabia Saudí tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, (2) que los esfuerzos de EE.UU. por conseguir petróleo de cualquier otro sitio, incluyendo Irak, Asia Central, etc. no han tenido éxito; han encontrado resistencia o han sido estropeados hasta ahora; (3) que la economía mundial se tambalea al borde del colapso porque ya no fluye el petróleo barato, y (4) que la administración Bush sabe que necesita, y tiene que tener, a Arabia Saudí y su petróleo. No es cuestión de si es así, sino de cuándo.

Los ministros de propaganda están modelando la opinión pública occidental con la idea de que la Casa de Saúd sin duda caerá – pero que no hay que permitir que caiga en las manos de ‘Osama’ y de fanáticos islamistas (como aquellos que se percibe que derribaron al shah de Irán). Esto coloca la idea en las mentes estadounidenses de que una intervención militar de EE.UU., una ocupación «contra el terror», «salvará» el régimen saudí.

4. La imagen de Osama dice: «Los musulmanes están decididos a recuperar sus derechos, sea cual sea el precio. O les devolvéis lo que os han confiado (poder), permitiéndoles que elijan sus gobernantes, u os negáis a devolverles el poder».

Es verdad que estos sentimientos reflejan la opinión dominante de los musulmanes en todo Medio Oriente y en el mundo. Por cierto, es la opinión mayoritaria dentro de Irak devastado por la guerra, donde una farsa electoral va a ser impuesta a una nación que la administración sigue tratando de someter a fuerza de ataques y bombas.

Pero, como lo dice ‘Osama’, el público occidental rechazará reflexivamente las palabras como «odio radical fundamentalista», y apoyará lo contrario: a Bush, la continua guerra y el genocidio contra los musulmanes, y la negación total del poder y de los derechos de los musulmanes en las regiones ocupadas.

El efecto duradero de la propaganda de la administración Bush ha sido el engaño de las masas populares a favor de la política de la administración de EE.UU. y Bush, que se basa en criminales falsedades, en el encubrimiento, y la negación total de las realidades políticas. Lo menos que tratan de lograr es implantar la noción de que la alternativa es aún peor.

Volviendo a una parte elocuente de la previa cinta de propaganda del 29 de octubre, la imagen de Osama, habló de cómo George W. Bush estuvo sentado en una sala de clases el 11-S, y leyó en un libro de cuentos sobre «mi mascota la cabra», mientras ocurría la atrocidad del 11-S.

Otro hecho.

Pero la imagen de ‘Osama’ lo dijo. Por lo tanto, es «patriótico» decir «no ocurrió» – y tragarse por completo las mentiras de las operaciones de encubrimiento del 11-S como la Comisión 11-S.

Para las mentes de las masas aleccionadas en EE.UU. y Occidente, lo que diga la imagen de ‘Osama’ es una mentira. Es un truco brillante.

En «Crossing the Rubicon», Mike Ruppert escribe:

«Creo que bin Laden fue, y sigue siendo, un factótum de la CIA, del gobierno de EE.UU., de Wall Street. Eso explicaría el motivo por el que nunca lo han capturado. Quedan guerras por librar.. No puede ser capturado por una serie de motivos, incluyendo las inmensas y diversas conexiones financieras de su familia con las mismas elites que controlan el sistema financiero de Estados Unidos, y su estrecha interrelación con una clase gobernante saudí que podrían hacer naufragar la economía de EE.UU. incluso antes de que lo haga el Pico del Petróleo. Osama bin Laden también sabe demasiado, y sin él, la administración Bush carecería de una excusa para todo lo que ha hecho durante los últimos cuatro años. Desde el punto de vista estratégico, Osama es el mejor amigo de Dick Cheney.»

Y los vídeos de Osama son las mejores armas de la CIA.

No es ir demasiado lejos si se espera que futuras cintas de bin Laden presentarán hechos más específicos a implantar en las mentes sobre una variedad de temas a los que la administración Bush desea que se opongan los estadounidenses.

http://www.fromthewilderness.com/free/ww3/011205_deeper_propoganda.shtml