Más de 15 años en La Habana como corresponsal le han servido para darse cuenta de que las historias del pueblo «cuentan más sobre Cuba y el cubano que la actualidad diaria». Desde Cuba informa para la BBC libremente, «sin más limitación que la de decir la verdad», pero con poco o ningún acceso a las fuentes oficiales, que suple en muchos casos con «Radio Bemba», la versión cubana de «Radio Macuto», que hace que «en cuestión de tres o cuatro días una información recorra la isla de una punta a la otra». Su próximo reto, como miembro del Instituto de Periodismo Preventivo, es contribuir desde su puesto «a la solución o al mejoramiento de las crisis».
Pregunta: Como periodista asentado en La Habana, ¿cómo interpreta la expulsión de Cuba de los periodistas que fueron a cubrir un congreso de la disidencia el pasado fin de semana?
Respuesta: Era de esperar. El Gobierno cubano había advertido que no se puede entrar a Cuba sin visa de periodista, y los colegas fueron con visa de turista a ejercer el trabajo. Cosa que tampoco me parece mal, pero era de esperar que si eran detectados iban a ser expulsados. Son las reglas del juego. Los colegas hicieron lo que tenían que hacer -porque con la visa de periodistas no les iban a dejar entrar- y el Gobierno cubano también hizo lo que tenía que hacer.
P: ¿Qué importancia tiene la celebración de este Congreso de disidentes?
R: Es llamativo que el Gobierno cubano haya permitido que se realice el Congreso, es bastante curioso. Hay disidentes que dicen que esto demuestra que los dirigentes que organizaron el Congreso pertenecen a la seguridad del Estado. Yo no diría tanto, pero sí que el Gobierno cubano no tenía el menor interés en reprimir el Congreso. Realmente no es tan importante el Congreso como se refleja en el exterior. Se está cometiendo el mismo error que con el Papa. El hecho de que se reúnan en un lugar aislado de la Habana 200 personas no va a cambiar nada, igual que tampoco lo cambió la visita del Papa a Cuba.
P: ¿Quiere decir eso que desde fuera de Cuba no tenemos una idea acertada de lo que es la dictadura de Fidel Castro?
R: Yo creo que hay muy poco información, y la que hay es muy sesgada. No se puede pretender informar poco sobre un tema y después saber mucho sobre él. España tiene esa característica con el caso de Cuba. Es lamentable porque muchos de esos medios tienen corresponsales en La Habana, y la mayoría de estos corresponsales españoles allí son gente que conoce muy bien el medio y puede ayudar muchísimo a informar a la opinión pública objetivamente sobre lo que está pasando.
P: ¿Los medios extranjeros pueden hacer información independiente desde Cuba?
R: Por supuesto que sí. Nosotros no tenemos la menor limitación. La limitación la tiene los periodistas cubanos. Sólo nos limita decir la verdad y no equivocarnos en datos, como es lógico. La única reacción que puede haber en caso de que mintamos o planteemos datos erróneos es la expulsión del país. Ni siquiera contamos con peligro de vida ni nada por el estilo. Sí que se puede hacer periodismo objetivo.
P: Dice que la limitación está en decir la verdad, pero ¿se puede conocer toda la verdad? ¿Se tiene acceso a ella?
R: ¿Tienen acceso en España los periodistas a toda la verdad? (Risas). ¿Lo tienen en alguna parte los periodistas? (Más risas). Realmente en Cuba el acceso a las fuentes es muy difícil. Las fuentes oficiales, gubernamentales, son muy reacias a hablar, solamente hablan cuando tienen autorización superior. Pero el reto está en buscar la verdad al margen de esas fuentes oficiales, en tener los suficientes contactos entre la población para saber lo que está pasando. Pero saber toda la verdad… es difícil para cualquier periodista en cualquier parte del mundo.
P: Habla de que los periodistas cubanos sí que sufren la censura, ¿de qué forma? ¿Hasta dónde llega la represión con ellos?
R: Los medios allí son todos oficiales. El «Granma» pertenece al Partido Comunista; «Juventud Rebelde» a la Juventud Comunista; «Trabajadores» a la Central de Trabajadores de Cuba. Todos los medios pertenecen a organizaciones gubernamentales o pro-gubernamentales. Es como tener un solo editor para todos los medios.
P: ¿No hay hojas o radios clandestinas?
R: No, para nada. Realmente no hay, puede haber algún intento de la disidencia, pero es el mínimo.
P: ¿Cómo es la relación de la prensa con Fidel Castro? ¿Existe esa relación?
R: Sí, por supuesto. Dependiendo del momento Fidel utiliza o no sus relaciones con la prensa. Hubo momentos, antes de la Cumbre Iberoamericana, en los que incluso se reunió con 14 periodistas y nos invitó a cenar. Le interesaba mantener un cierto nivel de buenas relaciones con la prensa extranjera en ese momento. Después pueden pasar meses en darnos una entrevista, o en permitirnos hacer preguntas. Hay momentos en los que hay mucha tensión y se imagina las preguntas que le vamos a hacer. Como, por ejemplo, antes de la reunión de los disidentes, y evita todo contacto con la prensa.
P: ¿Cómo es en el cara a cara? ¿Cómo se comporta en ocasiones como la de esa cena de la que me habla?
R: Las veces que se ha reunido con nosotros, es una persona bastante afable y callado. Escucha mucho. En esa cena estuvimos desde las 20h hasta las 4h de la mañana, y fue muy poco lo que habló, lo más que hacía eran preguntas.
P: ¡Quién lo diría!
R: Muy curioso, sí. A todos nos sorprendió. Hacía preguntas y esperaba a que le respondieras. Incluso en las conferencias de prensa es una característica de él. Tú haces preguntas y él te responde con otra pregunta.
P: Muy gallego, entonces.
R: Claro. Ahí, cuando tú contestas, te machaca.
Presiones de la disidencia
P: ¿Es cierto que usted recibe más presión desde Miami que desde la propia Cuba?
R: Presiones recibimos de La Habana, de la Embajada americana y de la disidencia en Miami. Fundamentalmente el sector más cerrado son algunos sectores de la disidencia en Miami, que nos acusan, prácticamente, a todos los periodistas extranjeros de ser pro-castristas. Hay una Cuba inventada en Miami y pretenden que todos los ajustemos a ella. Que no es que sea una Cuba peor o mejor, sino que no se apega mucho a la Cuba verdadera. Y no solamente a mí, acusan también a la colega de la CNN de ayudar con sus notas al Gobierno de Fidel Castro.
P: ¿Cómo lo argumentan, en su caso?
R: Hice un reportaje sobre las Fuerzas Armadas cubanas. Lo hicimos todos porque fuimos invitados, tuvimos acceso a las unidades militares, cosa muy rara en Cuba, e hicimos un reportaje. Hubo en la BBC una campaña de cartas acusándome de ser pro-Castrista por ello. Pero es que después hice un reportaje sobre la represión a los gays en Cuba. Cayó muy mal en Miami porque hablaba de la cantidad enorme de gays que había en un país como Cuba, y parece que hirió el machismo de la gente en Miami y me acusaron de ser gay, cosa que no considero ni una ofensa. Así que hice un reportaje de racismo, y pensé que en ese caso me «acusarían» de ser negro.
P: ¿Por qué esa agresividad desde Miami contra la prensa extranjera en Cuba?
R: Son muy intolerantes. Una de las características del cubano es la intolerancia, pero no sólo es una característica de la Revolución cubana, sino de la Nación cubana. Y eso implica que lo son tanto los revolucionarios como los anticastristas. El cubano, para decirte que no está de acuerdo contigo no te dice que no comparte tus ideas, te dice que «estás totalmente equivocado». Lo que corta las posibilidades de diálogo. Es una característica del cubano.
P: ¿Qué temas sueles vender a la BBC desde La Habana?
R: Temas políticos, económicos… Y yo pretendo hacer mucho trabajo social. Siempre que puedo lo hago. Por ejemplo, información al margen de la noticia, como el amor y el sexo en la tercera edad en Cuba. Ese tipo de historias, que cuentan más sobre Cuba y el cubano que la noticia de actualidad diaria. No la sustituyen, pero la complementan. Trato de dar voz a los sectores que no tienen voz: raperos y homosexuales, por ejemplo.
P: De hecho, forma parte del Instituto de Periodismo Preventivo. ¿Cómo lo lleva a la práctica en su caso?
R: Yo trabajo siempre con objetividad, imparcialidad y equilibrio informativo. Trato de buscar en mis reportajes aquellos factores que puedan contribuir a la solución o al mejoramiento de las crisis. Por ejemplo, si vamos a tratar el tema de emigración en Cuba, tratar de darle voz a aquellos sectores que tengan ofertas para mejorar la situación de los emigrantes en Estados Unidos. Aquellos grupos que traten de evitar que continúen las muertes en alta mar. O incluso paliar la crisis, si esta ya empezó.
P: ¿Cómo puede paliar la crisis, desde su puesto de corresponsal?
R: Tengo previsto hacer un reportaje sobre el periodismo que debería hacerse a las dos orillas del estrecho de La Florida para, en vez de echar más leña al fuego, contribuir al entendimiento entre los cubanos de los dos lados.
P: Difícil…
R: Difícil.
P: ¿Qué es Radio Bemba?
R: Ante la situación de los medios de prensa nacionales, que el cubano no logra enterarse de la mitad de lo que pasa, existe Radio Bemba. Bemba quiere decir boca, y Radio Bemba es decir… yo me entero y te cuento, tú te enteras y me cuentas. Y así se va regando por todo el país la información. En cuestión de tres o cuatro días una información puede recorrer la isla de una punta a la otra. El cubano de a pie es el redactor de Radio Bemba. Además, hay que tener en cuenta que el monopolio del Gobierno cubano sobre la información ya no existe. Tiene poder sobre los medios de prensa nacional, pero en este momento hay decenas de miles de personas que tienen Internet, unos de forma legal y otros de forma clandestina.
P: ¿Qué prioridad le da la BBC a La Habana, como punto informativo?
R: Mucho. Es una de sus prioridades informativas en América Latina, junto a México, Argentina, Venezuela y Colombia, que son países prioritarios por el hecho noticioso. Normalmente hago alrededor de unas 20 notas mensuales, así que es bastante.
Fernando Ravsberg
Nació en Montevideo, Urugay, en 1957
- Estudió Idiomas en la Universidad en Estocolmo, Suecia
- Habla sueco, español y francés
- Se inició en el periodismo trabajando en medios uruguayos como corresponsal en Estocolmo, de ahí pasó a la RTV de Suecia, que le envió de corresponsal a América Latina, «moviéndome de un país a otro»
- De ahí pasó a la BBC, medio para el que trabaja actualmente como corresponsal de televisión en La Habana, donde lleva 15 años
- Durante 10 años trabajó para Telemundo, la cadena hispana de la estadounidense NBC
- Ha publicado dos libros del período en que fue corresponsal en Centroamérica, durante la guerra de El Salvador: «Reportajes de Guerra» y «Retratos», un libro de cuentos. Ambos publicados en Uruguay y en Suecia