Tras la contundente derrota en las PASO, para frenar la huida de votos hacia Sergio Massa, el gobierno y Scioli desdoblaron los ministerios de Justicia y Seguridad bonaerense, poniendo al intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, al frente de Seguridad. Granados es un reaccionario, promotor en Esteban Echeverría de «escuadrones de la muerte» contra los «delincuentes», […]
Tras la contundente derrota en las PASO, para frenar la huida de votos hacia Sergio Massa, el gobierno y Scioli desdoblaron los ministerios de Justicia y Seguridad bonaerense, poniendo al intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, al frente de Seguridad. Granados es un reaccionario, promotor en Esteban Echeverría de «escuadrones de la muerte» contra los «delincuentes», integrados por policías y comerciantes. A su designación se sumaron las declaraciones de Martín Insaurralde, que pide bajar la edad de imputabilidad de los menores. Todo sea por recuperar votos de los sectores medios derechistas. Las fronteras entre el kirchnerismo y el peronismo conservador son cada vez más difusas. El gobierno le saca la agenda a Massa. Pero probablemente sea un manotazo de ahogado. Difícilmente el kirchnerismo logre recuperarse y hasta incluso puede perder votos por «izquierda». La crisis del progresismo K es grande: el CELS de Horacio Verbitsky y varios intelectuales ya se oponen a los últimos anuncios.
Decadencia K
La campaña electoral en la provincia de Buenos Aires desnudó la decadencia del gobierno que se extiende por todo el país. La burocracia sindical, con la que el peronismo siempre llevó a los trabajadores, con sus sindicatos estatizados, a colaborar con los empresarios, está partida en cinco centrales. Cada una tiene su crisis particular por su seguidismo a las variantes patronales, sean oficialistas, de Massa o de la centroizquierda sojera de Binner. La debacle sigue con la fuga de intendentes del FPV al Frente Renovador. Pero la crisis tocó fondo y también los gobernadores feudales, socios de los K, salieron gravemente heridos. El oficialismo perdió en 14 provincias.
El otro pilar del peronismo para gobernar son las policías provinciales (la «Bonaerense» es la más emblemática), instituciones descompuestas e irreformables vinculadas a los corruptos poderes políticos locales. Según la división de «funciones», el policía dedicado a hurtos y robos, roba y hurta, el de narcotráfico transa con los «narcos», el especialista en prostitución se «esmera» en el negocio de la trata. Ellos están detrás de todo gran delito. La fuga de presos del Servicio Penitenciario es otro ejemplo de su podredumbre. Y si sumamos la designación del represor y corrupto Milani al frente del Ejército y de Marambio en el Servicio Penitenciario el giro a derecha kirchnerista se lleva puesto todo discurso de derechos humanos. En lugar de atacar a las mafias policiales que manejan el gran delito, en vez de combatir las causas de la pobreza que llevan a una parte pequeña de la población vulnerable a ser capturada por esas mafias para delinquir, el kirchnerismo, con Insaurralde y Scioli, pacta con esas mafias, propone mano dura, cámaras policiales, criminaliza a los menores y postula como «solución» el accionar de los intendentes más reaccionarios.
La oposición patronal que dice defender los intereses «republicanos» no es alternativa. Stolbizer es candidata junto a Ricardo Alfonsín, aliado en 2011 del campeón de la mano dura De Narváez. El discurso de Massa para el «combate a la delincuencia», busca reforzar los mecanismos represivos al gusto del establishment ajustador que, más tarde o más temprano, querrá actuar contra los trabajadores y sus luchas.
El oportunismo de los K para salvarse de la crisis electoral puede traer consecuencias nefastas al impulsar a la derecha de su propia coalición de gobierno a postularse como la mano dura contra el «delito». El intendente K de Tres de Febrero, Hugo Curto, se jacta de «tener un arma» y «saber usarla». ¿Se referirá a sus tiempos de gremialista en la UOM, cuando junto a las huestes de la burocracia sindical, mano de obra de la Triple A, practicaban tiro al blanco contra los activistas y la izquierda en los ’70? Vale la pena recordar que, como denuncia el investigador Ricardo Raggendorfer, el antecedente de la Triple A en los ’60 fue el accionar paralelo a la policía de uniformados como Juan Ramón Morales y Rodolfo Almirón, que empezaron con el «gatillo fácil» «liquidando chorros» y acabaron siendo los principales culatas de López Rega. No será la primera vez que los autodenominados progresistas terminan cobijando en su seno al «huevo de la serpiente». Ayer fomentaban el desarme, ahora reivindican estar todos armados, como dijo Curto.
Estudiantes al frente
Mientras los políticos patronales pelean por colocarse más a la derecha, las elecciones en la Universidad de Buenos Aires (UBA) mostraron un gran campo de acción para la izquierda. El FIT le ganó a la «izquierda independiente» semi kirchnerista de Marea Popular (La Mella) cuatro importantes centros de estudiantes, concretando, además, una excelente elección en todas las facultades. Este resultado expresa el agotamiento del proyecto «nacional y popular» de los K al que Marea siempre se negó a enfrentar con su política de «apoyar lo bueno y criticar lo malo», para pasarse después en las elecciones nacionales a apoyar al amigo de la Federación Agraria, Claudio Lozano. Marea, además, siempre se dedicó a acaparar cargos en la burocracia académica y estudiantil negándose sistemáticamente a poner en pie un masivo movimiento estudiantil.
Esta gran elección es consecuencia del notable desempeño del FIT en las PASO. Los más de 900.000 votos marcaron una tendencia minoritaria aún pero importante de los trabajadores a su independencia política. Las posiciones conquistadas en el movimiento estudiantil, en el marco de la decadencia kirchnerista y de la crisis capitalista mundial, con los movimientos juveniles como actor fundamental, son un punto de apoyo para acabar con el antidemocrático régimen universitario, para pelear por la unidad obrero-estudiantil, para rodear de apoyo las luchas de los trabajadores, para romper el apoliticismo y para que el movimiento estudiantil tome partido ante los grandes acontecimientos nacionales.
Diputados para fortalecer las luchas de los trabajadores y la juventud
Hacia las elecciones de octubre seguimos empeñados en una gran campaña militante. El FIT va por una bancada de diputados en el Congreso y en todas las legislaturas donde están abiertas esas posibilidades. Llamamos a nuestros lectores a sumarse a la campaña, para que se escuche en el Congreso una voz que fortalezca la lucha de los trabajadores, la juventud y todos los oprimidos. Ya vimos en el conflicto de Subte el ataque del macrismo y de los medios de comunicación a nuestro candidato y delegado de los trabajadores, Claudio Dellecarbonara. Vimos el ataque del MPN a nuestro diputado Raúl Godoy por denunciar en la legislatura la entrega del petróleo a Chevron. Sabemos que vienen duras luchas. Y toda lucha seria debe levantar una estrategia y un programa para que los trabajadores, con los métodos de la lucha de clases, encabecen una alianza con los pobres y los jóvenes de las barriadas acosados por el gatillo fácil para enfrentar a la mafia de punteros, burócratas y policías de la mano dura.
Fuente: http://www.pts.org.ar/Mano-dura-la-agenda-policial-de-Cristina-Scioli-y-Massa