Parece mentira que hasta el supuesto «periodista de izquierdas» José Manuel Martín Médem, miembro de CC.OO. y representante de IU durante varios años en el Consejo de Administración de Televisión Española practique habitualmente los mismos esquemas de manipulación informativa que sus colegas a la hora de hablar sobre Cuba, país en el que es corresponsal […]
Parece mentira que hasta el supuesto «periodista de izquierdas» José Manuel Martín Médem, miembro de CC.OO. y representante de IU durante varios años en el Consejo de Administración de Televisión Española practique habitualmente los mismos esquemas de manipulación informativa que sus colegas a la hora de hablar sobre Cuba, país en el que es corresponsal de la cadena pública. Una vez más se ha puesto en evidencia con la crónica mandada el 26 de octubre sobre la medida del gobierno cubano destinada a cambiar los dólares por pesos convertibles.
El señor Médem comienza su «información» poniendo a Fidel Castro por los suelos, porque, aunque no tenga nada que ver con esta noticia, vuelve a sacar las machaconamente difundidas imágenes del comandante cubano cayéndose después de pronunciar un discurso. A continuación da la noticia en boca de Fidel Castro, pero a la hora de explicar la justificación de tan importante medida, no acude a ningún representante de las autoridades cubanas, sino que utiliza un «según el gobierno cubano esta medida es una respuesta al bloqueo estadounidense», junto con dos opiniones, nada razonadas, de dos personas de la calle, una a favor de la revolución y otra en contra de la medida, y ahí se acaba todo. No aparecen, como sí en otros medios serios como el mexicano «La Jornada», las palabras del presidente del Banco Central Cubano, Francisco Soberón, ni las del secretario del presidente Fidel, Carlos Valenciaga. Tampoco nos habla Martín Médem del bloqueo a una operación de cambio de dólares del gobierno cubano a través de la Unión de Bancos Suizos, castigada por la Reserva Federal Norteamericana a pagar una multa de 100 millones de dólares por andar en negocios con la isla, acusada falazmente por EE.UU de patrocinar el terrorismo.
El periodista de Televisión tampoco nos cuenta como Cuba corría el riesgo de quedarse rápidamente con una montaña de dólares viejos que no podía cambiar debido al bloqueo, o sea que podían convertirse en simple papel sin valor ninguno. Eso sí, termina su información dándole voz directa a un líder de los «disidentes» cubanos que hace su típico comentario contrarrevolucionario y al que dedican tanto tiempo como al presidente del país. Toda una lección de manipulación informativa, sutil y efectiva. Qué ingenua, me hizo ilusión cuando lo nombraron corresponsal en La Habana. Pero no; el rojillo hace carrera en televisión.