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Más bazofia (de sus intelectuales orgánicos) en el CTGI (Casta-Trama-Global-Imperial) contra Podemos

Fuentes: Rebelión

¿Todo vale? Efectivamente, la consigna está dada y el silbato ha sonado. Otro ejemplo más del «a por ellos». El verbalismo, complicado unas veces y otras vergonzante, señalaba Manuel Sacristán (1925-1985) en el prólogo a su traducción de Socialismo y filosofía de Antonio Labriola, podría ya entonces hacer incómoda la lectura de los textos del […]

¿Todo vale? Efectivamente, la consigna está dada y el silbato ha sonado. Otro ejemplo más del «a por ellos».

El verbalismo, complicado unas veces y otras vergonzante, señalaba Manuel Sacristán (1925-1985) en el prólogo a su traducción de Socialismo y filosofía de Antonio Labriola, podría ya entonces hacer incómoda la lectura de los textos del autor italiano, «no sólo porque es un vicio intelectual sino también porque los vicios del discurso propio de la cultura académica contemporánea son casi contrapuestos a éste». Aquella charlatanería finisecular fingía una «cortés» concordia con el interlocutor, recordaba el traductor de El Capital entonces expulsado de la Universidad de Barcelona, era «galana» hasta en la disputa, pasaba por alto mucha cosa: «los compadres académicos se entendían confesándose y perdonándose recíprocamente su debilidad y su impostura». En cambio, los «compadres académicos» de aquellos días de finales de los sesenta en un ambiente de concurrencia mucho más feroz, eran impostores como el jugador de póker: hablaban «dura, seca, petulantemente. El guiño estamental significa ahora: ‘eres lo suficientemente cínico, compadre, puedes entrar en el gremio».

He pensado en esta reflexión del esposo y compañero de Giulia Adinolfi al leer un artículo que José Carlos Díez [JCD], uno de los economistas oficiales del diario por excelencia del Régimen borbónico, ha publicado en la edición de hoy viernes, 27 de noviembre: «Podemos en el país de Nunca Jamás» [1]. No hace falta casi comentar, basta con citarlo.

Érase una vez un país, así abre JCD, con tintes de la guerra fría, con salsa anticomunista, «en el que un grupo de comunistas deciden abandonar Izquierda Unida y montar otro partido». ¿Un grupo de comunistas deciden abandonar IU? El uso de «comunistas» no es inocente como tampoco lo es el siguiente. Aprovechando, prosigue, «la infelicidad generada por la depresión y la corrupción», de las que habla como si fueran inevitables lluvias torrenciales o consecuencias inexorables de la ley de la gravitación universal, «presentan a las elecciones europeas un programa económico en el que, igual que hizo Mariano Rajoy en 2011, prometen: acabar con la pobreza, el paro, los recortes en sanidad y educación, el fraude fiscal, la inacción de Merkel y el Banco Central Europeo (BCE), etcétera». El cinismo, la burla, son evidentes. Todo eso le suena a poesía, a bonitas palabras. La dureza de la realidad es otra cosa. La referencia a Rajoy es para aparentar centrismo: ni los peperos ni los radicales comunistas desinformados que no se enteran de «lo que hay».

Los pilares de su programa, sigue JCD, «eran auditar la deuda e impagar la que consideren ilegítima». Lo comentado positivamente por el Financial Times. E inmediatamente después, añade, «proponen aumentar el gasto público, con la renta básica universal como medida estrella» que, como se sabe, ya han matizado (no digo que sea forzosamente que para bien). También, señala don JCD, «subiendo el salario mínimo, imponiendo por ley un salario máximo, jubilación a los 60 años y reduciendo la jornada laboral a 35 horas semanales, para repartir el empleo».

Un desastre para él como es toda evidencia. ¡Qué quimeras, qué tonterías! El programa era un disparate, sentencia don JCD que lo sabe todo de todo, «como ha reconocido su líder, que ha decidido en seis meses cambiarlo». Ahora ha presentado un borrador de programa «que han elaborado dos economistas que no pertenecen a sus círculos y que aún no está disponible para la plebe». Plebe tampoco es término gratuito y el programa, presentado el jueves, puede ser consultado ya si no ando errado. Nunca han abonado el oscurantismo. Por lo tanto, nos informa JCD, «haremos un análisis provisional ya que quién sabe qué programa presentarán a las elecciones autonómicas del próximo año y es posible que vuelvan a cambiarlo para las generales». El tono es el de siempre: de chulo y sabioncillo. ¡A él no se la dan, a él no le engañan! ¡A por ellos!

Escuchando el jueves la rueda de prensa de la formación de Pablo Iglesias -no de Podemos, sino de la formación de PI-, JCD «se acordó del artículo clásico de Rudiger Dornbusch y Sebastian Edwards Macroeconomía del Populismo en Latinoamérica escrito en 1990″. ¡Qué culto e informado! ¡El populismo arranca de nuevo! ¡La muletilla vale para todo! Lean lo que señaló Francisco Fernández Buey sobre el uso del término. Podemos, vuelve a sentenciar don JCD, «desprecia la restricción que supone una deuda externa neta del 100% del PIB, de los cuales 200.000 millones son con el Banco Central Europeo. Y anuncian como propuesta novedosa que el ICO pueda acceder al BCE para reactivar el crédito». Insiste: no saben nada.

Quedaba la estocada del gran intelectual orgánico del sistema. Aquí está: «Me habían dicho que había dos economistas que no sabían que el ICO ya tiene licencia bancaria y accede regularmente al BCE, pero no sabía que eran Torres y Navarro». Dura, seca, petulantemente, como los jugadores de póker de los que hablaba Sacristán. JC es un buen macho.

Hablan de reestructuración de la deuda pero sin condicionalidad y piensan que se encargarán ellos de la política económica el día después del impago, señala en el siguiente párrafo. «El mismo error que cometió Rajoy cuando anunció un saneamiento bancario en la campaña electoral que luego acabó en rescate. Aún no se han enterado de que Zapatero tuvo que hacer un ajuste fiscal en 2010 que negó horas antes de aprobarlo y Rajoy tuvo que subir el IVA días después de decir en el Congreso que no lo haría». Piensa don JCD que todos son de su condición… y de la de los políticos institucionales del Régimen. Lo mismo otra vez.

En privado, no se pierdan el paso, los líderes de Podemos te dicen -¿a él, se lo dicen a él, a don JCD?- que «Merkel se plegará a sus deseos ante el temor a una crisis financiera». De nuevo el jugador de póker que se las sabe todas: «Ilusos, no saben que Papandreu y el presidente de Chipre ya intentaron esta estrategia y los dos países están rescatados». Si el BCE no acepta las condiciones y corta la financiación «a la banca española, estaríamos fuera del euro en horas y la crisis sería similar a la de Argentina de 2001 con corralito incluido». ¡Aterroriza que algo queda! ¡Los de Podemos son unos irresponsables, al infierno con ellos!

Otra cosa que no han entendido en Podemos, prosigue, pero que él si entiende por supuesto, «es cómo funcionan las políticas keynesianas en una economía pequeña y abierta». Un tema del que apenas nadie sabe nada menos él. Un plan de estímulo sólo en España -¿quién ha dicho sólo en España?, ¿no lee JCD la prensa europea?, ¿no le llegan noticias de las propuestas… de la Comisión europea?- «aumentaría el déficit exterior y agravaría la crisis de deuda externa». De nuevo lo mismo: son tontos, no saben lo más elemental.

Y no sólo es eso: tampoco entienden los estúpidos de Podemos «las reglas básicas del ciclo de negocios. Las ventas de las empresas han caído un 20% y los costes salariales han descendido un 10%». Un aumento de costes salariales provocaría, sin posibles mediaciones que pueden apuntarse, «más cierres de pequeñas empresas y más desempleo». Por lo tanto, vivan los ajustes salariales. ¡Más, son necesarios más ajustes! ¿También en su caso? ¿Habría que tocar su remuneración de profesor universitario y las minutas que cobra por sus contribuciones periodísticas y sus sesgadas y pugilísticas apariciones televisivas? Para él no, para don JCD no rige la política de destrucción de las conquistas obreras. El es un intelectual de clase media; su sueldo y añadidos son intocables.

Claro que hay que reestructurar y mutualizar deudas, hacer planes de estímulo y monetizar parte del déficit, admite JCD. Y nos da la lección que tenía guardada: «Pero tiene que ser con Eurobonos y el BCE». Podemos, en cambio, el lenguaje es muy cortés y más galante como podrán comprobar, «está aliado con los comunistas alemanes, griegos y portugueses que sólo tienen 50 escaños de 700 en el Parlamento europeo y ningún representante en el Consejo». ¿Y qué pasa si fuera así? Por lo demás, ¿está diciendo don JCD, siempre tan riguroso y «analíticamente» destructor, que Die Linke es una organización comunista?, ¿Syriza también lo es? No hace mella en ustedes seguramente pero si tienen alguna duda de la sensatez de las propuestas del PCP (una fuerza, esta sí, comunista, de heroico pasado y no menos admirable presente), estemos de acuerdo o no con ellas, lean el programa que presentaron para las últimas elecciones europeas.

Por lo tanto, concluye y orgulloso feliz de conocerse a sí mismo don JCD, como diría el filósofo, «en ciencias sociales los experimentos con gaseosa». ¿Lo decía el filósofo… y también aquel nefasto ministro del Interior felipista llamado Corcuera que chuleaba como él y, también, como Él?

¿Hay que responder a don JCD del mismo modo? Seguramente no aunque las tentaciones vienen de arriba y de todos los lados. Mejor pasar y leer y estudiar las propuestas de Podemos… y de Izquierda Unida por ejemplo: sensatez, información, racionalidad, mirada crítica, alternativas, romper la noria de siempre. Este es el punto: no seguir abonando la misma historia antipopular de siempre.

Como empecé con el autor de Introducción a la lógica y al análisis formal, finalizo con uno de sus textos. Es de una entrevista de Guiu y Munné de 1979 y le viene que ni pintado a don JCD:

«Mi conclusión, en los años 66-68, es que el intelectual es todo lo contrario: un payaso siniestro, un parásito por definición que en cada una de sus payasadas no está haciendo más que asegurar el dominio de la clase dominante, sea esta clase dominante la burguesía de aquí o sea la burguesía burocrática de un país como la Unión mal llamada soviética. Para mí el intelectual es el personaje más siniestro de nuestra cultura. Pero no el intelectual al que [José Luis López] Aranguren estaría dispuesto a criticar, es decir, el físico nuclear. No. A mí el intelectual que me parece más siniestro es el intelectual supuestamente crítico, el intelectual que con su crítica está constantemente desarmando a la clase oprimida, a la clase explotada; el intelectual que somos los profesores de filosofía. Ésta fue otra razón de inhibición. Yo llegué a la convicción de que el intelectual, incluso el teórico marxista, el intelectual de tipo tradicional […] son un grupo parasitario de la clase explotadora, y que su lucha crítica es simplemente el permanente intento de reservarse un trozo de plusvalía para ellos, un trozo parasitario».

Con su función supuestamente crítica, concluía Sacristán, lo que hacen es intentar fundamentar y robustecer «su identidad frente a la clase dominada, cuya rebelión, naturalmente, les comprometería de un modo definitivo, porque es de quien procede el trozo de plusvalía que ellos devoran, que está mediado por la clase explotadora; la clase explotadora arranca la plusvalía que ellos directa o indirectamente reciben…».

Notas:

[1] El País, 28 de noviembre de 2014, p. 17.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.