“El procedimiento siguiente de la prensa burguesa es siempre y en todos los países el más corriente y el más ‘seguramente’ eficaz: mientan, griten, hurlen, repitan la mentira, ‘siempre quedará algo” (Lenin 1917).
Podríamos describir en abstracto que la principal función de la prensa y medios de comunicación sería la de transmitir información de los acontecimientos que ocurren en el presente y en un lugar determinado, de la manera más clara, objetiva y fidedigna posible. Entendiendo que esta función es necesaria y básica en las sociedades que conformamos en la actualidad. Ya que se presupone que la base estructural de las democracias liberales es que los/las ciudadanos/as deban estar informados/as para tomar las mejores decisiones posibles.
Podemos afirmar también que todos los medios y prensa tienen una función, la transmisión ideológica, es decir, transmitir unas ideas. Ahora bien el fondo de la cuestión resultaría determinar que ideas transmiten para que intereses defender. ¿Los del dinero y los de los ricos o los del pueblo? ¿Podríamos decir que existen medios que responden a los intereses colectivos y populares? ¿O todos los medios responden en el fondo a intereses económicos privados ya sean estos pequeños o grandes? No podemos olvidar que la historia nos enseña que ya desde hace 2 siglos hay medios de comunicación que eran hechos por militantes de organizaciones políticas, vecinales y asociativas con el fin de transmitir información sin buscar beneficios. Más allá de desarrollar esta difícil pregunta, podemos afirmar que la prensa y medios de comunicación en general se comportan como otra empresa capitalista mas, ya que producen un objeto que es una mercancía, que se compra y que se vende: información. No hay que olvidar que para la generación de esta, se necesita tiempo, trabajadores/as, recursos materiales e informáticos, es decir precisa de una gran inversión, y que los grupos grandes de información que disponen de más capital, obtienen unos beneficios multimillonarios. De hecho Grupo Prisa o Vocento por ejemplo son de los capitales más grandes del estado español, de ahí su gran influencia en la esfera política.
Como en el resto de sectores capitalistas, en los medios de comunicación se tiende a la acumulación, los grandes se comen a los pequeños, por eso los grandes marcan el camino a seguir, que contenidos y de qué manera se publican, tienen herramientas mucho más fuertes, y se aprovecharán del caldo social para extraer más beneficios. Un circulo vicioso, el de alimentar valores negativos como la competitividad, el clasismo, el odio al pobre, la hipersexualización de las mujeres por ejemplo, para llenar con este contenido toda la parrilla televisiva y aumentar audiencias y lectores. No hay moral en la prensa. Cada vez que pinchamos a una noticia sugerente que resulta ser falsa en un portal de internet, cada vez que se nos vende una decisión política en beneficio de los bancos en la portada de un periódico, cuando vemos un reportaje sobre algún barrio “conflictivo”, o cada vez que vemos anuncios en la televisión de cosas que no podemos comprar… nos afecta económica, política y socialmente. Así todos los medios de comunicación, quieran o no, acaban escribiendo y publicando noticias pensando en los beneficios que puedan obtener, no en el hecho de informar y transmitir información objetiva desde su posición. El dinero mueve esa libertad de prensa. Sin tener este hecho claro, estaremos desinformados/as, alienados/as y a merced de lo que escriban los grandes grupos de información para que adoptemos los valores, opiniones, hábitos de consumo y creencias que quieren imponernos.
Los medios cumplen una función sistemática de
sostener la facción del poder que
representan. Por ejemplo los periódicos El
País y el Mundo podrían responder a intereses diferentes respecto a que partidos apoyan en la política profesional,
uno el PSOE y el otro el PP, pero en las
cuestiones fundamentales, o momentos como el actual en
la guerra en Ucrania, ambos van a defender
exactamente los mismos intereses estructurales en favor de la política de la UE, de la OTAN y su existencia y en contra de Rusia sin hacer una crítica y análisis del porqué y orígenes del enfrentamiento. Hay que radiografiar el discurso hegemónico que se está construyendo del tratamiento del pueblo ucraniano, de la defensa de ucrania por parte de civiles, blanqueamiento del fascismo ucraniano, de los orígenes históricos del conflicto, del olvido de que es un conflicto geoestratégico y de recursos por parte de las elites y de la hipocresía tan grande que existe respecto al resto de guerras del mundo que hay desgraciadamente y que no ocupan minutos en televisión.
Unas son olvidadas como la de Somalia o Siria o legitimadas incluso como el ataque sistemático de Israel sobre Palestina y otras invisibilizadas como la de Yemen que es un ataque a los derechos humanos con más de 300.000 muertos en ocho años. Nuestra posición sería la condena rotunda de cualquier enfrentamiento y guerra entre intereses burgueses, ya que al final los únicos perjudicados somos los pueblos, ya sea el palestino, el ucraniano o el kurdo. El no a la guerra imperialista, el si a la paz entre pueblos, o los orígenes interesados de las elites económicas en las guerras nunca son los titulares utilizados por los medios de comunicación en estos casos.
Las técnicas que están siendo utilizadas en el caso de la guerra en Ucrania son el avasallamiento y saturación de información poco relevante, datos y noticias falsas o distorsionadas, caracterizaciones psicológicas de personajes como Putin, represión o invisibilización de los sectores críticos y de posiciones progresistas, y la construcción de un discurso belicista para legitimar el enfrentamiento. Todo esto llevado acabó por ambos bandos, ya que la información y su control forma parte de la guerra también.
Es evidente que existe una desconfianza más o menos inherente en los medios de comunicación instalado en la sociedad, y eso es debido a experiencias concretas que tenemos todo el mundo. Por eso es tan necesario profundizar en la crítica a la prensa y medios, poder limitar el peso tan negativo que tienen en la construcción del relato sobre todo para aquellos sectores que no tienen acceso a una información más libre y que fomente el pensamiento crítico.
En estos momentos tan frágiles y críticos, la prensa debería tener una importancia positiva en la construcción de discursos que sirvan para; parar la guerra, cualquier guerra, resolver las cuestiones que las originan basada en la paz entre pueblos, denunciar los intereses de ambos bandos, favorecer el fin de las hostigaciones y sobre todo dirigirnos hacía un mundo donde acabar con la militarización y con el sufrimiento de los pueblos que siempre quedan a merced de los intereses imperialistas y sus guerras.
Jorge Aller. Militante de Agora País Llionés
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