La lectura del reciente libro de Pascual Serrano, Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra, me recordó una conversación que sosteníamos unos amigos sobre el periodismo hace un par de años cuando de repente alguien soltó una expresión que dejó a todos atónitos: «Telesur me asusta». Y tenía razón en sentir […]
La lectura del reciente libro de Pascual Serrano, Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra, me recordó una conversación que sosteníamos unos amigos sobre el periodismo hace un par de años cuando de repente alguien soltó una expresión que dejó a todos atónitos: «Telesur me asusta».
Y tenía razón en sentir preocupación aquella persona, como seguro lo sintieron muchas otras más desde que apareció este canal multiestatal hace apenas tres años, porque por primera vez en América Latina se trasmitía un noticiero y una programación con imágenes diferentes a las que estaba acostumbrada a ver, con noticias e historias desde una óptica totalmente opuesta al consenso ideológico liberal que prevalece en los medios nacionales, réplica de aquellos que producen las grandes cadenas internacionales.
Medios violentos es una radiografía muy bien documentada de cómo los medios de comunicación locales y globales van ocultando la realidad a través de mentiras y manipulaciones con el objetivo de preparar a la población para la guerra o para adormecer sus conciencias. Para ello nos relata cómo en Ruanda los dueños de medios de comunicación incitaron a la población a cometer genocidio; la cizaña generada en Yugoslavia para promover la guerra de los Balcanes o mirar para otro lado silenciando las atrocidades cometidas contra los inmigrantes, banalizando la muerte al mostrar cifras y más cifras sin dar ninguna explicación ni contexto de cómo empezó todo.
Serrano se ha convertido en un detector de mentiras de medios. Siempre atento, no sólo a los contenidos, sino también a las formas en que son presentadas las informaciones para manipular a la población. En España, por ejemplo, en un sondeo de opinión dio como resultado que reconocían en un alto porcentaje al presidente venezolano Hugo Chávez y a Fidel Castro de «autoritarios» (91%) y «violentos» (88%), mientras declaraban desconocer el tratado constitucional europeo (45%). Pero estos resultados son lógicos, nos hace la observación Serrano, «los medios habían destinado mucho más espacio y tiempo a satanizar a Chávez que a explicar la Constitución Europea (…). Habían, por tanto, cumplido su objetivo, lograron convencer de que Chávez era violento y autoritario, aunque para ello dejaran olvidado informar sobre la Carta Magna europea.»
Al final nos presenta una «Bibliografía recomendada y/o utilizada» a la que incluiríamos los libros de Pierre Bourdieu: Sobre la televisión (Anagrama, 1996) y Pensamiento y acción (Monte Ávila Editores, 2006), donde se desmontan los mecanismos de censura invisible y de cómo se instauró una lengua sin saber exactamente de lo que están hablando cuando dicen «globalización», «gobernabilidad», «nueva economía» o «tolerancia cero», a la que llamó «La nueva vulgata planetaria».
Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra no sólo desenmascara la supuesta candidez de los medios de comunicación que pregonan la paz y la concordia, cuando más bien azuzan la guerra, el odio, la xenofobia y el racismo, sino que también realiza «una propuesta para estudiar» que seguro podría traer a una discusión sobre el papel de los medios públicos y privados en nuestra sociedad.