El uso de los medios de comunicación como principal vehículo para hacer política y tomar al asalto los gobiernos ya es una realidad en los países de economía de mercado. La casuística es variada, aunque similar en lo esencial. Puede suceder que unos políticos desprestigiados y corrompidos cedan el relevo de su ideología a unos […]
El uso de los medios de comunicación como principal vehículo para hacer política y tomar al asalto los gobiernos ya es una realidad en los países de economía de mercado. La casuística es variada, aunque similar en lo esencial. Puede suceder que unos políticos desprestigiados y corrompidos cedan el relevo de su ideología a unos medios privados para que luchen por unas posiciones ideológicas que ya nadie cree cuando salen de sus palabras, como es el caso de Venezuela. En otros es el magnate de los medios de comunicación el que, gracias al trabajo de sus televisiones y periódicos, logra hacerse con el gobierno, como Silvio Berlusconi en Italia. Ahora estamos viendo cómo sucede en Estados Unidos. Allí, el dueño de la cadena Fox, Rupert Murdoch, ha donado un millón de dólares a la Cámara de Comercio, un lobby republicano que se estima que ha invertido 75 millones de dólares de procedencia legalmente opaca en las elecciones primarias estadounidenses. Ya en junio entregó otro millón directamente a la Asociación de Gobernadores Republicanos. «¿Qué haríamos sin Fox News? ¡Amamos nuestra Fox News!», dijo en un mitin en Kentucky la que fue candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin.
Todo esto supone varias perversiones de la democracia. Una de ellas es que se dinamita el derecho a la información de los ciudadanos que se acercan a los medios a buscar noticias y se convierten en rehenes de campañas políticas. Además, y todavía más grave, esto se hace desde la argumentación de las empresas de comunicación de que defienden la libertad de expresión y de que ofrecen informaciones neutrales. De las cuatro figuras políticas republicanas que aspiran a la candidatura presidencial estadounidense de 2012, tres están en la nómina de Fox, bien como comentaristas o como presentadores de «informativos»: la citada Palin, Newt Gingrich y Rick Santorum. Por otro lado, no todas las ideologías disponen de las mismas oportunidades para practicar este formato de intento de toma del gobierno, sólo las de derechas y neoliberales son aceptadas en los medios de comunicación privados, no puede ser posible que un partido o un líder que propugne el desarrollo del Estado y la nacionalización de empresas y servicios pueda ver desarrollada su tesis en un gran medio privado.
En conclusión, estamos ante el golpe de Estado perfecto, la vía no son las armas, son las ondas y las rotativas.
Pascual Serrano es periodista. Acaba de publicar «Traficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles». Foca. Noviembre 2010.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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