Periodistas de Nigeria, Zimbabue, Perú, México, Andorra, Canadá, Irak y Gran Bretaña expusieron sus testimonios durante las jornadas ‘Mujeres contra el Silencio’, organizadas en Barcelona por la Coordinadora por la Libertad de Expresión. Mujeres contra el silencio ha sido el lema de estas jornadas por la libertad de información en el mundo, celebradas el 3 […]
Periodistas de Nigeria, Zimbabue, Perú, México, Andorra, Canadá, Irak y Gran Bretaña expusieron sus testimonios durante las jornadas ‘Mujeres contra el Silencio’, organizadas en Barcelona por la Coordinadora por la Libertad de Expresión.
Mujeres contra el silencio ha sido el lema de estas jornadas por la libertad de información en el mundo, celebradas el 3 y el 4 de mayo en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), que en su quinta edición ha abierto las puertas a nuevos ámbitos como la dramaturgia o la realización de documentales. La intención era mostrar que el derecho a la información está sujeto no sólo a las publicaciones (diarios, revistas, semanarios, etc.), radios o televisiones, sino a cada uno de los ámbitos culturales.
Flor Huilca, periodista de investigación del diario La República de Perú, afirmó, en la sesión inaugural Mujer y Libertad de expresión, que su país «está superando los efectos de los años dictatoriales de Fujimori, en los que el ex presidente mantenía al estado y a la prensa secuestrados». Aún así, según la periodista, «la corrupción y la violación de los derechos humanos también forman parte del actual gobierno». Por este motivo, los medios de comunicación sufren restricciones y presiones: «A menudo se nos intenta vincular a las mafias pasadas. El gobierno de Toledo no soporta que se investigue su entorno o el de su familia. Incluso interceptan los teléfonos de los periodistas».
En cuanto al papel de las mujeres en La República, Flor Huilca destacó su presencia cada vez más numerosa en el medio: «En la sección de política, de los 10 periodistas, 7 son mujeres. Espero que muy pronto podamos aspirar a los puestos de dirección, ya que la plantilla es joven, con una media de 30 años.»
Violet Gonda, locutora zimbabua de SW Radio África (Reino Unido), intervino en las jornadas con un mensaje grabado (no pudo asistir porque el gobierno de su país le ha retirado el pasaporte). Destacó que el ejecutivo de Zimbabue intenta acallar la voz de su emisora en África. «Quieren presionarnos, desacreditarnos. Me da pena ver como Zimbabue se ha convertido en uno de los peores estados donde ejercer el oficio de periodista. La ley del 2002 ‘de acceso a la información y a la protección de la intimidad’, criminaliza a todo aquel que no tenga licencia de periodista. Perderla puede significar ser detenido o apalizado. De hecho, la libertad de expresión, se ha visto restringida de una manera salvaje. Es una lucha por la supervivencia.»
Manifiesto ‘Sí a la Libertad de Expresión’ en Andorra
Noemí Rodríguez, la periodista andorrana encargada de cerrar la mesa Mujer y libertad de expresión, explicó el caso que le ha tocado vivir como responsable del espacio Nadie es perfecto en la Cadena Pirenaica de Radio y Televisión. El día 16 de junio del 2004, Rodríguez leyó en su programa en R7P un editorial donde se criticaba al director de la radio y la televisión públicas. Éste es un extracto:
«Buenos días. Muchos programas tienen éxito y ese no es motivo para no hacer otra cosa». Aunque a esto no le hace mucho caso la gente de Crónicas Marcianas, de Tele 5, con 8 años en cartel, o Informe Semanal, en la primera de TVE, con más de 25 años en antena. Pero esto es, junto con ‘esto no toca’, la lapidaria y absurda sentencia que ayer soltaba el director de la radio y la televisión públicas, Enric Castellet, para justificar la supresión del programa «l’Aigua Clara» (El agua clara); quizás los siguientes en ser retirados de la parrilla serán los informativos. Supongo que ésta es la gran ventaja de poner a la cabeza del ente público a alguien sin conocimientos ni sentido común que puede decir la barbaridad más terrible sin ruborizarse siquiera.»
El director de la radio y la televisión públicas de Andorra interpuso una demanda por injurias que ha llevado a Noemí Rodríguez y al director general de la empresa (como responsable civil subsidiario) a un proceso que los mantiene, en estos momentos, en situación de libertad provisional, a la espera de un juicio que les puede suponer una pena de dos años y un mes de prisión, simplemente por opinar.
Cerca de 200 periodistas (casi la totalidad de los profesionales andorranos) se han sumado al manifiesto Sí a la libertad de expresión donde se denuncian estos hechos que demuestran la falta de este derecho en el país de los Pirineos. «La libertad de expresión, como otros derechos fundamentales, está contemplada en nuestra Constitución, pero no está regulada», concluyó Rodríguez.
‘Mujer, cultura, religión y lengua’, a debate
La primera ponente de esta mesa, Bunmi Akpata-Ohohe, periodista nigeriana de la revista Africa Today (Londres), dijo que su país es una sociedad «heterogénea, machista y suspicaz ante el cambio. Todo ello comporta que el mundo del periodismo no sea atractivo para una mujer: horarios complicados, viajes que te hacen alejarte de la familia durante determinados períodos de tiempo… por ese motivo, los hombres nigerianos, normalmente, tampoco se sienten atraídos por una mujer periodista.» Según Akpata-Ohohe, «ahora que la dictadura militar se ha superado, se debe fomentar la educación. Esa es la clave. La falta de educación lleva a la superstición y a la sumisión de la mujer. Nuestra cultura puede hacer auténticas maravillas, pero no podemos quedarnos hoy con los valores de hace tres siglos.»
El siguiente testimonio correspondió a la dramaturga británica, de origen sikh, Gurpreet Bhatti. Según la escritora y guionista «si la ley no protege al artista, la sociedad se queda con interrogantes sin resolver» y añadió «cuando establecemos contacto con la libertad sin frenos -como los niños cuando juegan- es cuando estamos creando algo. Esa libertad es un derecho humano. Sin eso, el arte no existe. Y sin arte, seríamos inhumanos. De hecho, es una función básica.»
Por su parte, Alanis Obomsawin, directora de documentales e indígena de la nación Abenaki (Canadá), denunció el genocidio cultural que han vivido estos pueblos en el pasado y en la actualidad, cuando parece que las cosas empiezan a enderezarse, «gracias, en gran parte, a las mujeres de nuestros pueblos, basados en sociedades matriarcales». Obomsawin pone el ejemplo de la revuelta indígena de 1990, cuando varias reservas de Québec se manifestaron en contra de la ampliación de un campo de golf que invadía sus tierras sagradas. La oposición de los guerreros y, sobre todo, de las mujeres indígenas -enfrentándose a la policía y al ejército sólo con sus manos- hizo que el campo no se construyera, que las leyes cambiaran y que hoy en día, ningún gobernante de Canadá pueda plantear un proyecto de este tipo. «Todo el mundo se benefició de ese coraje», finalizó Alanis Obomsawin.
A lo largo de las Jornadas también intervinieron la coordinadora del Centro de Información y Comunicación de la mujer, CIMAC, la mexicana Lucía Lagunes, que recordó que cada 5 minutos una mujer sufre violencia en su país, y la periodista iraquí Maysam Saadi Mohame Ameen, que dibujó el panorama terriblemente conflictivo del trabajo de los profesionales de la comunicación en su país, pero dejó una rendija abierta a la esperanza, contraponiendo el clima de libertad coartada por la violencia actual al control de la prensa por parte de Saddam Hussein. En la clausura del acto también participó Javier Couso, que recordó que la familia de José Couso, el cámara muerto por las fuerzas de los Estados Unidos al llegar a Bagdad, no está satisfecha con las pocas explicaciones dadas por el Gobierno Bush.br>
Más información:
V Jornadas por la Libertad de Información. Mujeres contra el silencio.
Canal Solidario-OneWorld 2005