Asistimos a un escenario donde la clase política peruana se comporta como el partido único del neoliberalismo y los grandes intereses económicos. Los medios de comunicación son orgánicos a esto; ayer «Lourdistas», hoy «Alanistas» en los medios no encontramos un pensamiento diferente, teniendo que conformarnos con ver, oír y leer el burdo monólogo mediático, quedando […]
Asistimos a un escenario donde la clase política peruana se comporta como el partido único del neoliberalismo y los grandes intereses económicos. Los medios de comunicación son orgánicos a esto; ayer «Lourdistas», hoy «Alanistas» en los medios no encontramos un pensamiento diferente, teniendo que conformarnos con ver, oír y leer el burdo monólogo mediático, quedando huérfanos de fuentes alternativas de información y opinión.
En medio de esta orfandad nace Lanzallamas, como un esfuerzo para dar voz a la indignación popular. Para estar a la altura del pueblo, este espacio no puede limitarse a vocero de las personas que lo iniciamos, muy por el contrario nace convocando a todos aquellos que resisten y luchan en el pueblo por construir alternativas. No es pues orgánico a un grupo, sino que busca expresar una tendencia, dando cabida para ello a todos quienes reconocen que sólo desde abajo puede construirse un proyecto radical de cambio, que sólo construyendo poder popular y organizando la indignación es posible construir otro país y otro mundo.
En este sentido, Lanzallamas nace como una publicación de debate, opinión e información, de actualidad, política y cultura, convencida de que sólo con el trabajo de todos lograremos dar expresión a esa corriente de transformación que lucha por nacer.
Somos concientes del reto que implica lanzar una publicación como esta por la escasez de medios económicos, por las dificultades que genera una cultura arraigada dentro de la izquierda que tiende a la sobreideologización de la discusión, a excomulgar a los que piensan diferente, al afán de secta que nos distancia de la realidad y los problemas concretos del pueblo; a no asumir los retos generacionales que propone la nueva escena contemporánea.
No obstante la derrota electoral de la izquierda en sus distintas variantes, continua latente la exigencia de nuestro pueblo por un cambio de rumbo histórico y consideramos una exigencia empezar a trabajar por un nuevo proyecto radical, antineoliberal y anticapitalista. Este proyecto debe empezar a fraguarse en momentos decisivos como los que vive el país hoy, a la vez que debe ser conciente del trabajo de largo aliento que le espera. El sentido común neoliberal es crecientemente cuestionado así como la estructura de poder que lo sostiene. Si bien el pueblo se ha fabricado una opción electoral, nosotros estamos convencidos de que el proyecto popular aún tiene un largo camino para forjarse, y debe hacerlo sobre la base de la autonomía y la participación creciente del pueblo y no de la delegación de sus responsabilidades a un líder o caudillo.
Por ello, es más urgente que nunca lanzar esta publicación que es un paso inicial hacia ese proyecto. En tal sentido, solicitamos a los diversos compañeros que nos puedan apoyar escribiendo, debatiendo, distribuyendo, aportando económicamente, entre otras formas; porque buscamos ser un instrumento para dar a conocer y aproximar realidades, para que la palabra de todos salga a la calle, para que se den a conocer las ideas e inquietudes de cada uno y para que el pueblo tenga nuevas alternativas ante la basura que le entregan los grandes medios de comunicación.
Hoy 24 de mayo nace Lanzallamas, en pie de lucha junto con los miles de campesinos que van al Paro Agrario, y todos los que en Lima marcharemos contra el TLC, esta vez con un arma más, una prensa popular.
El continente entero ha despertado: Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina, Uruguay, entre otros, los diversos movimientos sociales y las diversas expresiones populares nos están dando muestras de que la pobreza no está reñida con la dignidad y que la sumisión es patrimonio de quienes carecen de esperanza. El Perú también, y a pesar del miedo, precisamente ahora derrocha esperanzas y sabemos que, cuando un pueblo decide ejercer su soberanía para enfrentar las causas de sus males y recuperar sus riquezas, la razón está siempre de su lado, tanto más cuando frente a él se alzan las voces e intereses de quienes han sido sus verdugos. Por eso hay espacio para la esperanza y Lanzallamas quiere ser parte activa de esa esperanza.