Carlos Ernesto Espeche, docente, investigador y director de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, opina sobre el papel de los medios del poder, el potencial de los alternativos y la formación de los periodistas. Espeche estuvo en Córdoba dictando un seminario*. En una entrevista con […]
Carlos Ernesto Espeche, docente, investigador y director de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, opina sobre el papel de los medios del poder, el potencial de los alternativos y la formación de los periodistas.
Espeche estuvo en Córdoba dictando un seminario*. En una entrevista con Prensared opina sobre los medios hegemónicos y alternativos en el escenario que la sancionada ley de Servicios Audiovisuales propicia. Destaca que los primeros «son actores concretos del poder». En tanto, los segundos «en manos de las clase trabajadora, de las organizaciones sociales, son instrumentos de organización colectiva. Veo en ese sector, un dinamismo importante y me animaría a decir que fueron ellos, los sectores organizados de la sociedad civil, que posibilitaron que esta ley se sancionara».
Vehemente y optimista asegura que después del huracán de los noventa el tejido social comienza a recomponerse y que la sociedad se está animando a poner en cuestión lo que ve, escucha y lee.
Sobre la currícula del comunicador afirma que se debe avanzar en una formación crítica que deje atrás la matriz ortodoxa, neutral, objetiva, que pretende reflejar la realidad. «Es necesario un cambio filosófico» (…) que recupere el ensayo periodístico y al periodismo comprometido con los procesos sociales de su tiempo», sostiene.
– ¿Como evaluás el papel que cumplen los medios masivos de comunicación en el contexto socio político actual? ¿Son mediadores como se autodefinen entre la sociedad y el poder?
En primer término, para mi gusto, los medios dejaron de ser mediadores. Las teorías de la Comunicación ligadas al periodismo nos enseñaron hasta hace algunos años que los medios eran agentes mediadores entre los actores fundamentales de la vida social, política y económica y el resto de la sociedad. Esta idea, que hace algunos años ya era discutida, es mucho más discutible ahora porque son actores concretos del poder. Nosotros no consideramos a los medios un agente neutral en las disputas y conflictos sociales. Son actores, con intereses propios por lo tanto no podrían mediar.
-¿La concentración en pocas manos les permite imponer la agenda e influir en la sociedad?
– Los medios masivos tienen una capacidad enorme de influencia en la generación del sentido común dominante. Esto se dio de una manera inversamente proporcional al grado de desmembramiento del tejido social en la argentina. A medida que esto ocurría, producto de la represión de la dictadura, del vaciamiento de la política en los primeros años de la democracia, del desencanto en las estructuras que contenían los espacios de militancia: partidos, sindicatos, durante (las décadas) de los 80 y 90, los medios se erigieron a medida que este proceso de agudizaba como los principales formadores de opinión pública.
Paralelamente, se iban concentrando cada vez más y aumentaban su capacidad de influencia. Esto es así porque, obviamente, tiene mucha más fuerza y efectividad en la medida que el individualismo y el desmembramiento de las organizaciones sociales, sea más evidente. Es mucho más fácil incidir en la formación política, de opinión, en una persona que está sola viendo televisión y no participa en espacios políticos reales tales como la unión vecinal, el club, el sindicato.
-Este panorama se profundiza en los noventa con la aplicación del modelo neoliberal ¿Qué está pasando ahora que se sancionó una ley de Servicios Audiovisuales?
-En los noventa, los medios se concentraron como nunca y la sociedad se atomizó hasta límites alarmantes. Ese modelo, generó la mayor exclusión que recuerde nuestra historia porque aplicó las políticas del Consenso de Washington y del proceso de desarrollo y apogeo del modelo neoliberal que estalló por los aires en 2001.
Hoy nos encontramos con medios muy poderosos pero con una sociedad que de a poco intenta recuperar su capacidad de organización y que pone en cuestión algunas verdades que escucha por la radio, ve por televisión o lee en los diarios. Comienza a revertirse este fenómeno y la sanción de la ley es un ejemplo de esto. Se inicia una recomposición del tejido social en Argentina, y este es un buen dato. Aún falta para alcanzar los niveles de organización que teníamos antes de la dictadura y eso necesariamente va a devenir en una crítica a los espacios de construcción mediática de la opinión pública.
Los medios hegemónicos, todavía, tienen una enorme fuerza que los ubica por sobre el resto del aparato cultural, con una capacidad de subordinación sobre lo que era antes la escuela y la universidad. Claramente, son el instrumento de construcción de consensos más importante.
-Desde hace un tiempo, esos medios, convocan a las personas a transformarse en reporteros y corresponsales. Desde otra perspectiva, los medios alternativos también lo hacen ¿Qué pensás al respecto?
No son casos asimilables. No es lo mismo la experiencia de un medio popular que intenta general espacios de participación que un medio hegemónico que lo simula. Porque, en realidad, las decisiones estratégicas de la línea editorial las sigue tomando la cúpula del medio que responde a sus intereses, entonces, genera un falso efecto de participación cuando no pone en discusión con el televidente que manda una foto los ejes sobre los cuales construye la noticia. Es una manera no casual que aparece ahora con la intensión de generar la idea de que son medios democráticos de la sociedad en momentos en que la credibilidad empieza a caerse a pedazos. Es una estrategia para recuperar espacios de credibilidad perdidos.
– ¿Cómo se posicionan los medios alternativos en este escenario?
-Así como los medios del poder son instrumentos que tienden a desorganizar a la sociedad, construyen sentido y consensos en favor de sus intereses, los medios en manos de la clase trabajadora, de las organizaciones sociales son instrumentos de organización colectiva. Veo en ese sector, un dinamismo importante y me animaría a decir que fueron ellos, los sectores organizados de la sociedad civil, que posibilitaron que esta ley se sancionara. No fue solo el aporte de un gobierno que decidió impulsarlo y que constituyó fue un hecho fundamental. Pero el envión que venía de abajo, desde hace años, encontró un grado de articulación estratégica muy importante.
Fijate que la Coalición por una Radiodifusión Democrática, contiene a sectores que podrían tener diferencias importantes respecto a la lectura de la realidad actual, pero que tuvieron la capacidad de visibilizar puntos de acuerdo que les permitiera ir por un objetivo común. Creo que el contexto actual encuentra a las organizaciones sociales del pueblo en un momento de rearticulación y recuperación. Por supuesto que falta mucho, no soy un optimista mágico.
-¿Cuál es el desafío para las organizaciones sociales que pretender acceder a licencias?
Creo que se tienen que preparar entendiendo cuál es el papel que cumple un medio de comunicación para una organización social, asumiendo los desafíos que implica la articulación con otras organizaciones en la tarea de fundar un medio. Es mucho más efectivo, para el campo popular, un medio fuerte con capacidad de llegada, con penetración social, que muchos medios chiquitos que dispersen la voz y la fuerza. El desafío más importante radica es la capacidad de articulación que las organizaciones puedan darse. Sería muy importante que las centrales obreras pudieran tener un medio propio de carácter nacional o un conjunto de sindicatos fundaran un medio. Creo que ese es un desafío para el sector de las organizaciones del pueblo.
-Teniendo en cuenta tu función en la facultad de comunicación social ¿Cómo se están formando los periodistas?
Los periodistas siguen formándose desde la matriz heredada de la ortodoxia tradicional, que tiene presencia en los medios desde hace más de cien años y desde hace menos en la academia. Esa escuela, entiende al periodismo como una actividad profesional que pretende reflejar la realidad tal cual es; que se asume sin posicionamientos y que intenta generar espacios de neutralidad en torno a ella. Mientras más neutral se sea, más objetivo, mejor profesional. Me parece, que hace falta pensar en una formación crítica. Porque así los periodistas que terminan trabajando en medios importantes o no tanto y que en muchos casos, sinceramente, creen que están haciendo una tarea del mero reflejo de los hechos y lo cuentan sin toma de posición. Cuando toda actividad periodística tiene una toma de posición explícita o no.
– ¿Cómo incide esta cuestión en el desarrollo del oficio? ¿Qué hacer?
-Las deficiencias se traducen en la parcelación de la realidad. Cada hecho es un hecho aislado que no toma contacto con los otros hechos que conforman la totalidad social. Necesitamos periodistas que totalicen la realidad, que historicen la noticia, expliquen, relacionen, origen, causas, consecuencias y muestren a la totalidad de los actores. Para ello necesitamos ir más allá de lo técnico, que es importante, pero necesitamos un cambio filosófico que posibilite recuperar la formación y el involucramiento de los periodistas del siglo IXX, en el escenario del XXI. Estos es, recuperar el ensayo periodístico, recuperar al periodismo comprometido con los procesos sociales de su tiempo. Y este es un desafío que debemos tomar los que estamos involucrados en la tarea de formar comunicadores.
Es un camino largo, porque no es fácil revertir tantos años de formación de periodistas desde esta matriz liberal, positivista, ortodoxa, tradicional, que en definitiva es funcional a los intereses de los medios dominantes que siguen presentándose como independientes, neutrales o en el mejor de los casos como un supuesto cuarto poder y que siguen mostrando su propia parcialidad como una verdad universal.
-En la carrera que vos dirigís ¿hay alguna materia que brinde información sobre los derechos laborales de los periodistas?
-El actual plan tiene diez años y no contiene una materia específica. Pero, algunos docentes hacemos un lugar en nuestras cátedras para trabajar estos temas con los alumnos, para generar conciencia en tanto el periodista es un trabajador y no un intelectual iluminado que ejerce el periodismo. Esto no ha sido simple y es parte de la historia de los periodistas. No todos se asumen como conciencia de la clase trabajadora y ojo también pasa con los docentes.
Hay determinados trabajos que se vinculan con la actividad intelectual que, de alguna forma, motiva ilusiones narcisistas a partir de las cuales suponen que no hacen el mismo trabajo que puede hacer un carpintero y un plomero y que están por encima iluminando la verdad como si eso fuera posible. Los periodistas son trabajadores. Y un periodista que trabaja en un medio hegemónico es tan trabajador como el de un medio alternativo. Y por lo tanto hay intereses comunes. Me parece que trabajar sobre la conciencia en tanto sector trabajador es uno de los principales desafíos que tenemos en la formación
-¿El vedettismo, el estrellato, la exposición, cooperan?
-Tiene que ver con la construcción ideal de una figura que está por encima de los hechos, que es el portador de la verdad. En los últimos años se da el fenómeno de que un periodista tenga más presencia y una supuesta autoridad para hablar sobre temas tan complejos como la seguridad, incluso, más que un científico de Conicet o de especialistas que se han dedicado a estudiar el tema. También pasa con los sujetos del campo mediático en general.
Escuchar a Susana Giménez o a un editorialista de un canal de noticias decir cómo se debe combatir la inseguridad es parte de este fenómeno. Creen tener autoridad ética y moral para hacerlo, cuando en realidad es parte del mismo circo, de una gran fantasía, de un gran fetiche que los eleva a figuras incuestionables, como incuestionables son las verdades que dicen.
* Junto a Aram Aharonian, Víctor Ego Ducrot, Susana Morales, Miguel Rodríguez Villafañe y Natalia Vinelli participaron como facilitadores en el Taller teórico-práctico «Cómo poner en marcha una televisora alternativa y popular». La actividad estuvo organizada por el Seminario Iberoamericano de Estudios Socioeconómicos (Siese)»Manuel Ugarte» junto a la Asociación Latinoamericana para la Comunicación Audiovisual «Comunicar» de Venezuela y la secretaría de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.